Jeremías Israel, motociclista: "Echo de menos la adrenalina, la mística"
A los 37 años, el motocrossista volverá a competir de manera regular, para ayudar a su hermano chico, que está comenzando su carrera. Eso, dejando atrás el incendio de su casa y con la cabeza puesta también en el conflicto de La Araucanía.
Jeremías Israel (37) tiene la idea de volver a la competencia, a las motos. Va a contarlo todo, pero su expresión no es de alegría, sino de preocupación.
¿Qué pasa?
Es por un campo que está en Alto Bio-Bío, está en la familia hace más de 100 años. Hace un año hubo un atentado, quemaron la casa donde aprendí a caminar. Ahora tengo el fundo tomado por encapuchados, armados, chaleco antibalas, todos conectados, con recursos. No son todos pehuenches, hay hasta gringos... Lo que está pasando allá... No estás en Chile.
¿Y usted se ha hecho cargo? ¿Busca algún diálogo?
No hay diálogo. Carabineros fue conmigo y me dijeron que llegaban hasta el río; de ahí en adelante, no. Todo esto me tiene angustiado por mi madre, es su herencia. La gente que está ahí no se comporta como chilenos. El estado de derecho allá no funciona. Estamos hablando de Chile, no de la selva colombiana.
¿Ese incendio no es el mismo del año pasado?
No. Mi departamento se incendió hace un año y dos meses. Se quemaron o arruinaron muchos recuerdos. El trauma fue perder tanta historia en cascos, ropas, bolsos, cosas del Dakar, del motocross, de Estados Unidos.
¿Quiere volver a competir?
Cuando terminó mi proceso Dakar, ese quiebre con HRC (fines de 2016), di un paso al costado para enfocarme en la familia y el negocio (de motos). No dejé de andar en moto, hice algunas carreras, pero eran invitaciones, así no más. Quiero armarme un calendario y organizarme para estar bien preparado y con un foco claro. Mi hermano chico, Nicolás, de 14 años, está en esa edad en que empieza a madurar y presiento, por lo que veo en él, que está tomando el camino hacia enfrentar una carrera en las motos. Eso me motiva a decir: "cómo yo, viejo de mierda, por un tema de un par de años, pude haber botado la oportunidad de haber estado juntos en la pista, de haberlo ayudado". No desde afuera, que es más fácil, sino desde adentro.
¿Él está haciendo motocross?
Sí, está haciendo la temporada de invierno en Estados Unidos con Kelly Andris y dos pilotos más.
¿Allá él está solo?
De la familia, nadie. Pero Kelly es el mismo entrenador que yo cuando me fui, amateur todavía. Viví con él. Siento que pasé ese proceso de estar desconectado. Empiezo a echar de menos el ambiente, la adrenalina, toda esa preparación, esa mística detrás de esto.
¿No sintió esa nostalgia ya cuando Honda cortó con usted?
Más que echar de menos, el proceso fue de rechazo a un sistema que tiene mucho de dinero, política, poder, intereses. Fue un cuchillo por la espalda. Me pidieron volver, pero yo no quería saber más de esa cuestión.
¿Su hermano es el único motivo para volver?
Uno. También veo crecer a mis niñas y veo que yo voy para abajo.
Usted tiene 37 años.
Sí, 37, pero cuando estoy arriba de una moto con entrenamiento es una sonrisa, una felicidad interna, paz, meditación. Y cuando dejo un par de semanas y me vuelvo a subir, es sufrimiento. No puedo perder el hilo. El año pasado gané la Copa del Rey (de big trail), hice un par de carreras de motocross, un par de rallies, pero todo improvisado. Ahora siento que si realmente quiero seguir haciendo las cosas que me gustan, no puedo seguir así de improvisado. Quiero hacer un calendario que incluya motocross, rally y big trail.
El motocross es más fácil para los jóvenes, ¿o no?
Correré en una categoría de 30 años o mayores, no sé. No es que vaya a competir con los chicos en la categoría profesional. Ahora, si me veo bien y estoy bien físicamente, iré contra los jóvenes, pero sin expectativas. Esto no es querer correr el Dakar, cosa que no descarto, sino que tengo que volver a disfrutar de mi pasión.
¿Lo que más le gusta es el motocross?
Es mi gran pasión, pero cuando traslado lo aprendido ahí a las motos grandes, o al rally, comprendo rápidamente que tiene la misma base, la misma esencia. Pero no hay nada como el motocross.
¿La etapa más feliz de su carrera fue en el AMA (1997-2000)?
Es complejo. No podría decir cien por cien que en ese momento estaba comprendiendo dónde estaba. Yo estaba sacrificándome, estaba solo, me rompía huesos, no tenía un montón de cosas. Además, tenía de 18 a 24 años. Fue, dentro de todo, bastante corta.
¿Era o no feliz?
Yo estaba cumpliendo mi sueño, pero no eran momentos de felicidad, porque también tenía una tremenda responsabilidad y desafíos todos los días. Muy metido en seguir ahí. Es una disciplina muy dura, con mucha competencia.
Antes de irse, ¿esperaba triunfos?
Me fui a Estados Unidos a los 16 años, amateur, y nunca pensé que iba a pasar a profesional. No había un sudamericano que hubiese hecho eso. Ahora voy, me encuentro con gente que me conoce, que se acuerda de mí. Y miro las carreras y digo ¿cómo pude llegar a ese partidor?
¿Qué recuerdo se lleva del cross country?
Lo hice como para darle un check a algo que me faltaba, pero nunca tuve expectativas de resultado ni nada.
¿Cómo ve las competencias de motos en Chile?
El campeonato de motocross está de capa caída. No me quiero meter ahí, pero no hay ningún campeonato federado que tenga fuerza. Los más importantes son no federados, y eso habla mal de ellos. Además, todo se ha achicado. Y encima no hay rostros que generen interés en los medios de comunicación más tradicionales.
Ya dijo lo que pensaba sobre la crisis de la Araucanía, es un deportista con opinión. ¿Cómo ve lo del dopaje de Natalia Duco?
No tengo los últimos detalles. A la Natalia le tengo un gran respeto y me siento orgulloso de que una atleta tenga esos logros y la capacidad de estar a ese nivel. Me costaría pensar que fue intencional. Pero hay deportes que están siempre en el límite, como el ciclismo, porque no hay ningún ciclista que no trabaje con algo extra, unos dentro de y otros fuera de. Trabajan con una línea más delgada.
¿Y el caso de Ignacia Livingstone?
¿Quién?
La atleta transexual que pide que la dejen competir con mujeres.
Una cosa es sentirse y vivir como mujer, que estoy de acuerdo, y otra cosa son los deportes, que tienen reglamentos, un historial, récords, un montón de números. No es justo para una mujer enfrentarse con un trans, porque están construidos de una forma distinta.
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