Se van a cumplir 11 meses desde la última vez que Joakim Noah (33) pisó una cancha de NBA. Fue el 23 de enero, cuando el pívot galo disputó apenas cinco minutos en la derrota de los New York Knicks ante los Golden State Warriors. Fue el principio del término de una etapa infructuosa para ambas partes que acabó con Noah siendo apartado del elenco de los Knicks por su técnico, Jeff Hornacek, debido a un altercado verbal, y que acabó con su desvinculación de la franquicia neoyorquina el 13 de octubre. Dos años en que el francés no fue ni la sombra del que llegara a ser considerado uno de los mejores jugadores de la liga en el costado defensivo.
El apellido de Joakim resultaba familiar cuando llegó a la liga por ser hijo de Yannik Noah, el ex tenista francés famoso por ser, hasta hoy, el último jugador francés en conquistar Roland Garros (1983). Además de su peculiar estilo de vida que lo llevó a probar suerte como cantante. El caso es que Joakim fue seleccionado en el draft de 2007 por los Chicago Bulls, equipo que lo vio desarrollarse y alcanzar el cénit de su carrera.
Acompañado de una estrella en ascenso como Derrick Rose y dirigido por uno de los técnicos más intervencionistas de la NBA como Tom Thibodeau, Noah se fue moldeando como un defensor eficaz. Sus cifras están a la vista. Resaltan los más de 10 rebotes por partido que promedió durante cinco temporadas. Pero aún más llamaba la atención la intensidad de su juego, el no dar un balón por perdido y aferrarse a los jugadores que le tocaba marcar con una energía inusitada. Su aspecto de pelo largo y desaliñado acompañaban esa imagen de jugador duro. Podías ganarle, pero ibas a sufrir en el camino. Era la ley de Noah.
Con el paso de los años incluso fue creciendo su capacidad ofensiva. Las continuas y extensas lesiones de Rose le fueron otorgando un papel más de organizador en el esquema de Chicago, dados sus correctos dotes con la pelota en las manos. De ahí que en 2014 llegara a promediar 5.4 asistencias por juego, una cifra elevada para ser un interno. El francés fue nominado para el juego de las estrellas en 2013 y 2014, además de ser elegido jugador defensivo del año y parte del mejor quinteto de la liga, todo en aquel 2014.
El gran lastre de su carrera fueron las lesiones, y sumado eso a la falta de competitividad de los Bulls en sus últimas campañas, lo motivaron a cambiar de aires. En 2016 puso dirección a Nueva York donde firmó por los Knicks, que tenían a Phil Jackson como gerente general. Donde todo lo que podía salir mal, salió mal. En el Madison Square Garden no encontró ningún tipo de estabilidad a nivel individual ni grupal. Para peor, la rodilla izquierda no lo dejó en paz y se llevó una suspensión de 20 encuentros por violar la política antidopaje de la liga. El galo completó casi cuatro años plagados de lesiones y no supera los 46 partidos en una temporada desde la 2014-15.
Luego de algunos meses entrenando en soledad, el calvario de Noah está cerca de llegar a su término. Los Memphis Grizzlies están dispuestos a darle una oportunidad y, según diversas fuentes que cubren la NBA, no debería tardar más de esta semana para que anuncien el acuerdo y la contratación del francés. Es un movimiento de cierto riesgo para los Grizzlies, ya que Noah no disfruta de minutos regularmente hace más de un año y las continuas lesiones lo han maltratado, pero su rol puede servir para darle descanso a un veterano como Marc Gasol en el puesto de centro.
Tras una temporada aciaga completada con un saldo de solo 22 victorias y 60 derrotas, en Memphis están viviendo un renacer. Han arrancado la campaña con un registro de 12-7, gracias en gran parte al retorno del base Mike Conley, que solo disputó 12 juegos el curso pasado debido a una lesión. Gasol también está protagonizando una segunda juventud y Noah puede unírseles. Si llega enfocado y lo respeta la salud, también puede ser de ayuda para el crecimiento del novato Jaren Jackson, cuarta selección en el draft de 2018 y parte fundamental del futuro de la franquicia. Habrá que estar atentos.