"Me gusta apoyar al golf chileno, devolver algo de lo que recibí", dice Joaquín Niemann refiriéndose a los días que decidió pasar en Chile en esta Semana Santa y los previos, tal como hiciera en el verano. Pero ¿qué hizo el golfista del PGA Tour en los 15 días que pasó en Chile?

La primera semana desde su llegada de Estados Unidos mantuvo un perfil bajo, entrenando en el Club de Polo o en Las Palmas, junto a sus coachs nacionales Eduardo Miguel o Lucas Morandé. Solo esta semana el entorno del chileno dispuso apariciones públicas.

La primera fue el martes en Hacienda Chicureo, donde tuvo una actividad con uno de sus auspiciadores. Los clientes de Kaufmann, distribuidores de Mercedes Benz, compartieron con el chileno. En general eran mayores de edad y el joven se mostró cortés y amable con todos ellos. "¿Te acuerdas de mí, jugamos juntos en Cachagua?", le pregunta uno de los jugadores de ese torneo. Joaco balancea el palo, mira el piso, y dice que sí. Ese día cada grupo de aficionados compartió unos 10 minutos con el chileno, quien les "regalaba" el tiro desde el tee del hoyo 14.

Kaufmann le entrega a Niemann un Mercedes Benz GLA 45 para movilizarse en Chile. A Joaco le gustan los autos, en especial este. Asegura que "no hay ninguna sensación como manejar ese auto, es la mejor, me encantan los autos, escuchar el motor y los cambios… como digo con mis amigos, es como que se tira un peíto, hace bum. No hay mejor terapia que mandarse una manejada con música".

En la Hacienda Chicureo, Niemann aprovechó de dar algunas entrevistas y posar para fotografías.

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Con los clientes Kaufmann en Hacienda Chicureo.[/caption]

El miércoles comenzaron las actividades del Abierto de Chile, el torneo que la Federación y el PGA Latinoamérica establecieron en estos días precisamente porque Joaco podía venir desde Estados Unidos.

En la mañana fue la conferencia de prensa, donde fue el centro de las miradas, para luego ser parte de una clínica con niños del programa de la Federación Chilena en San Francisco de Mostazal y adultos mayores de Ñuñoa.

Junto a Gustavo Silva, Juan Cerda, Mark Tullo, Nicolás Geyger y Paz Echeverría los alumnos mostraron sus condiciones o al menos las ganas de participar. Todos hicieron filas para recibir una pelota autografiarla del número uno de Chile.

Allí Niemann se encontró con Enrique Orellana, el primer chileno, en 1964, en jugar el Masters de Augusta. El octogenario profesor le dio un par de consejos a Joaco, quien fue relajado en todo momento, tal como cuando compartió clínica con Jack Nicklaus, en Estados Unidos.

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En la clínica con los niños y la tercera edad.[/caption]

Después de eso se jugó el ProAm. Pese a que la actividad no tenía entrada restringida, no había público. En el grupo del chileno estaban el futbolista Esteban Paredes y el presidente de la Federación y exdirector de Colo Colo, Felipe Bertin.

El delantero llegó tarde debido a que tenía entrenamiento en el club y a un taco por la Costanera Norte, pero a Niemann le importó poco y comenzaron a jugar sin problemas.

El jueves era el primer día del Abierto de Chile. Tal vez por la hora de salida llegó poco público al Club Mapocho, el número apenas rozó el centenar a la hora en que Niemann cerraba la ronda, cerca de las 13.40. Luego de la jornada, Niemann se olvidó de los palos. Aunque los golfistas suelen seguir pegando pelotas en las canchas de práctica y varios así lo hicieron, Niemann dio entrevistas para medios internacionales.

La más accidentada fue para Golf Channel, que era interrumpida cada tres minutos por el paso de los aviones que despegaban del aeropuerto. "El ruido de los motores nos tiene locos", comentó uno de los productores.

Además, todos estos días el golfista ha sido seguido por un equipo de producción del PGA Tour, que está documentando su paso por Santiago. "Nosotros lo distribuimos a diferentes lugares, como ESPN o los canales del PGA", explica María Alemán, una de las productoras del grupo.

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Ofreciendo una de muchas entrevistas.[/caption]

Niemann camina con tranquilidad por cualquier lugar del Club Mapocho. Claro, todos los que quieren piden una foto con el deportista, pero el número de fanáticos que llegó a Pudahuel fue bajo y Joaco puede sentarse en el pasto a conversar con sus amigos o su polola sin problemas, una situación impensada en su visita anterior, cuando jugó en el Sport Francés y en Los Leones, donde las masas le impedían moverse.

Luego de los compromisos, el jugador y su polola se van en el GLA 45 tal vez a más velocidad que la recomendable por la Costanera Norte.

Una vez que termine de disputar el certamen, el domingo, el chileno viajará a Estados Unidos para jugar la próxima semana el Zurich Classic of New Orleans.

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Con su polola, Titi Hellema, en el primer día del Abierto de Chile.[/caption]