A los 23 años, Joaquín Niemann decidió cambiar la tradición del PGA Tour por las nuevas propuestas del LIV Golf, el circuito que nació en 2022 con el respaldo de los jeques árabes, y que se disputa mezclando novedosos formatos individuales y por equipos, con premios multimillonarios que llegan a cuadruplicar a los de su competidor.
Y con ello, según él, recibió el “odio” de los organizadores del circuito que abandonó. “Querían lo peor para nosotros, que no tuviéramos ranking ni auspiciadores; no nos querían en los majors … y eso es lo más importante para un jugador”, dice a La Tercera desde el Royal Liverpool Golf Club.
Un odio que parece diluirse, porque los grandes circuitos ya iniciaron el proceso para firmar la paz y llegar, de a poco, a acuerdos para no perjudicar al deporte. “Lo que esperamos es que los majors arreglen lo que tienen que arreglar. No es posible que aquí no hayan estado todos los mejores del mundo. Faltó Mito (Pereira) y muchos otros que tenían chances de ganar el torneo. El ranking, sin contar los puntos del LIV, no tiene sentido”, reclama.
En el noroeste de Inglaterra disputó esta semana la 151ª versión del The Open, el campeonato más tradicional del mundo, que va rotando de sedes en el Reino Unido. Tuvo una correcta segunda vuelta, pero no pasó el corte por culpa de una primera ronda muy mala. Se complicó en las trampas de arena profundas, de paredes verticales y poco diámetro, típicas de un campo tipo links como el de Liverpool. “Uno de los hoyos me salió muy caro (triple bogey en el 10). Comencé jugando bien, pero me agarró uno de los búnkers. Pensé que podía sacarla, pero me quedé atrapado”, lamenta.
No ha sido su mejor año en lo deportivo, ¿cómo llegó a un torneo tan importante como The Open, donde no pasó el corte?
No he jugado mi mejor golf en el LIV este año. Hubo muchos cambios, como dejar a mi coach de putter y, obviamente, cambiarme de tour también. Hubo cosas que afectaron mi juego, pero creo que ahora estoy encontrando la fórmula. Ya formé a un equipo detrás. Tengo un grupo de trabajo armado que me apoya. Es muy importante sentir que un gran equipo me está apoyando. Siento que así puedo partir de nuevo. Ya me voy sintiendo mejor y más cómodo.
¿Qué cosas han afectado su juego?
El no tener a mi coach de putter, alguien que me esté viendo constantemente, semana tras semana. Ahora ya empecé a entrenar con alguien. El juego corto no ha estado de lo mejor, pero empecé a entrenar con Pete Cowen (coach especialista del approach) que me ha ayudado mucho. Las cosas deberían empezar a cambiar.
Llegó de nuevo a un major y se reencontró con la tradición que no tienen los eventos del LIV. ¿Es algo que extrañaba?
No. Siento que más que el hecho de que el PGA Tour sea totalmente distinto al LIV, por lo general la mayoría de los otros torneos que jugábamos en el tour no eran de mucha tradición o historia tampoco. Por lo general, siento que eso ha sido más algo que han hablado. Donde realmente se nota es en los majors. Lo que pasa con el LIV, es que yo siento que puede cambiar el futuro del golf, porque puede atraer más al público joven. Por suerte, aún no me pierdo ningún major. Yo tengo la fe de que el LIV hará algo para que los mejores jugadores podamos estar en los cuatro grandes torneos.
Es el primer major que se jugó después del “acuerdo de paz” entre los máximos organismos. Se abandonaron las demandas, y aparentemente, habrá más libertad. ¿Ve con buenos ojos el futuro de su deporte?
Nosotros lo que esperamos es que los majors arreglen lo que tienen que arreglar. No es posible que aquí en el British Open no hayan estado todos los mejores del mundo. Alguien como Mito (Pereira) se quedó afuera estando cincuenta y algo del mundo (59). Metió top 20 hace dos meses en el PGA Championship... él y otros que se quedaron fuera tenían chances de ganar el torneo y no estuvieron acá por culpa del sistema impuesto al World Ranking. Lo que hicieron con el ranking no tiene sentido, simplemente no refleja realmente quiénes son los mejores jugadores. Espero que los majors corrijan eso; si no, el golf ya no tendría cómo ranquearse. Eso no tendría valor.
Tenía una buena relación con Tiger Woods. ¿Cambió eso con todo lo que ha pasado? ¿Y con el resto de los jugadores del PGA?
Con Tiger no es alguien con quien te vayas a acercar y te vayas a ir a tomar algo. Yo creo que sí hubo algo de cariño desde que gané su torneo. Jugamos un par de veces en Jupiter (Florida, EE.UU.), donde ambos vivimos. Más que nada yo a él lo idolatro y eso no va a cambiar. Quizás ellos sí nos miran distinto que antes por habernos ido al LIV, pero eso es cosa de ellos que se lo tomaron personal, no sé por qué razón. Yo no podría entender por qué.
En una entrevista usted llegó a decir que incluso odiaban a los golfistas que se fueron al LIV. ¿Todavía siente esa tensión con los jugadores y los organizadores del PGA?
No de los jugadores, sí de las organizaciones. Se sabía que en el PGA Tour sí había odio hacia los del LIV. Querían lo peor para nosotros, y creo que eso va a cambiar ahora que se asociaron, aunque aún no sabemos lo que va a pasar, pero positivo tendrá que ser.
¿En qué cosas concretas radica esa afirmación?
No querían que tuviéramos World Ranking, no querían que tuviéramos auspiciadores, no nos querían en los majors… y eso es lo más importante para un jugador de golf.
Y respecto al impacto mediático, tanto suyo como el del circuito que representa, ¿cómo siente que ha cambiado? ¿No es mucho menor desde el LIV?
Uno sigue jugando el mismo deporte, sigo siendo un golfista que intenta mejorar cada día, intento hacerlo lo mejor posible, en cada área de mi juego, en lo mental y físico. Eso nunca va a cambiar. Estando en el LIV, lo distinto es jugar en equipo. Se puede crear fanatismo de otra forma más que solo venir y jugar golf. Es verdad, te paras acá y ves que un torneo como The Open está repleto de gente, es un major. Pero es muy antiguo el público que hay. Hay muchas cosas que se pueden renovar, muchas cosas nuevas que se pueden hacer. Es una era en la que pueden cambiar muchas cosas.
¿Sigue siendo su máxima obsesión ganar un major?
Sí, siempre. Juego golf porque quiero ver hasta dónde puedo llegar. Si vine acá es porque quiero ganar un major. No se dio, entonces pienso en el siguiente. Y si gano uno, voy a querer ganar otro, pero mejor partamos por el primero.
¿Y siente que la competencia en el LIV le está ayudando en ese objetivo?
Sí, porque hay competencia fuerte. Si no hubiera competencia, ya hubiera ganado todos los torneos en el LIV. Hay jugadores muy buenos, y hay que jugar buen golf para ganar.
¿Irá a jugar los Juegos Panamericanos de Santiago en octubre?
Se supone que sí.
¿Se supone?
Yo creo que sí (risas).
¿Cree que sí?
Ojalá que el calendario no cambie, pero por ahora sí... sí los juego.