Jorge Aravena (60) es una persona querida en Deportes Valdivia. Con poco, ha hecho mucho e ilusiona a la ciudad con el ascenso a Primera. Marcha tercero con 37 unidades y a falta de ocho fechas. Algo impensado, pero con lo que él siempre se ilusionó. El Mortero va de frente, habla con argumentos y no se arrepiente de nada. Así ha sido, así será.
Usted llegó a Valdivia en 2017 con la misión de salvar su caída a tercera a falta de cinco partidos. ¿Por qué decidió asumir ese desafío que parecía imposible?
Llevaba bastante tiempo sin entrenar en Chile. Me llamó el presidente del equipo, José Gandarillas, quien estaba extremadamente preocupado y veía que Valdivia se iba de regreso a la Segunda Profesional, con todo el daño económico y deportivo que significa aquello. Decidí tomar el desafío porque confiaba en sacarlo adelante. Era recontra difícil, de hecho estadísticamente había un 12% de probabilidades de salvarse. Pero había confianza, porque siempre he estado permanentemente actualizándome de todo lo que implica el fútbol chileno.
¿Qué ha cambiado para que ese equipo ahora pelee por el ascenso?
Del equipo del año pasado dejamos a la mayoría. Trajimos cuatro refuerzos nada más. Principalmente ha cambiado que los jugadores han entendido la idea que yo pretendía desarrollar dentro del terreno de juego y la han llevado bien. Lo principal es la disposición al trabajo que han presentado los futbolistas. Ha habido mucho trabajo físico, técnico y estratégico.
¿Era una de las metas o los tomó por sorpresa?
Por sorpresa, no. Todos cuando arrancamos en un desafío tenemos la ilusión de estar en los primeros lugares. Hicimos una excelente pretemporada, los resultados nos empezaron a acompañar y hoy estamos en una muy buena posición. A diferencia del año pasado, que para estas mismas fechas, el equipo estaba muy complicado con el descenso pisándole los talones.
¿Es difícil sacarle rendimiento a un equipo de bajo presupuesto?
Claro que sí y ahí está el desafío de buscar la excelencia, lo que es bonito para uno como entrenador. La plantilla de Deportes Valdivia debe ser una de las dos o tres más bajas de todos los equipos profesionales del fútbol chileno. Entonces, ha habido que trabajar fuerte para que las cosas resulten. Acá también es crucial el presidente, quien está permanentemente preocupado, viaja con el equipo y los jugadores están al día en sus remuneraciones.
¿Cuáles han sido las claves?
Principalmente la buena relación y el compromiso que tiene el cuerpo técnico, los jugadores y el presidente. Trabajamos todos por el mismo objetivo, la unión ha sido la clave.
¿Se ve ascendiendo a Primera o aún es muy pronto?
Yo me veo ascendiendo a Primera. Quedan ocho partidos bien bravos, pero seguiremos jugando con toda la ilusión que tenemos.
Su carrera como técnico lleva más de 23 años. ¿Ha variado su estilo de juego con los años?
Este es el problema que tiene mucha gente, principalmente la prensa. Acá califican a los entrenadores que tenemos experiencia y somos chilenos, de no estar actualizados. Es tal la actualización que tengo, que el año pasado agarré a un equipo que jugó diez partidos y había sacado ocho puntos. Yo jugué cinco y saqué siete. Gustavo Huerta, el año pasado hizo lo mismo con Cobresal. Somos dos técnicos contemporáneos, chilenos y que en algún momento nos acusaron de no estar actualizados.
¿Por qué cree que en Primera B hay mayor presencia de técnicos chilenos?
Tal vez porque los directivos de esta categoría confían mucho más en los nacionales que los extranjeros. En clubes de Primera, uno ve que sale un extranjero y entra otro. El problema, es que la cuestión sigue exactamente igual.
¿Siente que el entrenador nacional es menospreciado frente al extranjero?
La estadística lo dice así. Evidentemente, nosotros estamos en desventaja con los técnicos extranjeros. Y ojo, que a Chile han venido entrenadores foráneos de muchísima calidad, como Bielsa o Berizzo, para mí espectaculares ambos y que hicieron mucho acá. Pero vienen algunos que ni los hinchas se enteraron que llegaron, porque así como vinieron, los corren. Lo que pasa es que se ha creado una imagen que en absoluto se ajusta a la realidad. Que nosotros, los técnicos chilenos no nos actualizamos, pero estamos permanentemente en eso. Tal vez, los dos equipos que mejor juegan, tienen entrenadores chilenos. Bozán (U. de Concepción) y Rivero (La Calera).
¿Cuál es la gran diferencia entre jugar y entrenar?
Cuando uno juega, depende exclusivamente de entrenarse bien para poder rendir en las condiciones que el club, la hinchada y los compañeros esperan de uno. Cuando uno entrena, tiene que sacar el máximo rendimiento a un equipo completo de treinta personas.
¿Qué prefiere?
Siento que jugar es maravilloso, es súper lindo. Entrenar me gusta mucho, me encanta entregar vivencias y experiencias. Aquí en Chile, debo ser de los entrenadores más han hecho debutar jugadores de las divisiones menores. En Valdivia, no ha sido la excepción.
¿Qué les entrega a esos jóvenes?
De todo. No solo de tácticas, movimientos, diagonales, presión o vivencias. Hay que hablarles de todo un poco para que tengan un desarrollo íntegro.
Su potente disparo aún es recordado en el fútbol chileno. ¿Ha intentado enseñárselo a sus pupilos?
La técnica de golpeo la trabajo con mis futbolistas. ¿La fuerza? Yo nací así, no puedo traspasarles fuerza, ni que coman espinaca y están listos. Hay que trabajar la técnica de golpeo.
¿Tiene algún secreto?
Uno le pasa ideas y alternativas. ¿Secretos? No hay en el fútbol.
Usted tiene una gran historia en la Roja y formó parte de cuando pasó lo de Roberto Rojas en Brasil. ¿Qué recuerdos tiene de eso?
Ninguno. Eso ya pasó hace 29 años, no tiene sentido recordarlo. Roberto cometió ese error y lo pagó con lo más sagrado que tiene un futbolista, la carrera. Después de eso, no hay más nada y no tiene ningún sentido.
¿Siente que tenían potencial para llegar al Mundial?
Si nos hubiesen tocado las clasificatorias como se juegan hoy en día, de todos contra todos. Me atrevo a asegurar que clasificábamos a todos los mundiales, sí o sí.
¿Cómo ve actualmente a la selección chilena?
Está en un proceso de renovación, en el cual el profesor Reinaldo Rueda, asumió la responsabilidad de venir a buscar la renovación de nuestra selección. Cosa que siempre le critiqué ácidamente a Sampaoli, quien se preocupó solamente de incrementar el número de resultados positivos y casi siempre jugó con los mismos jugadores. Nunca se preocupó de buscar alternativas. Hoy el profesor Rueda está en eso y hay que apoyarlo.
¿Hay recambio?
Claro que lo hay. Para saber si tienen la capacidad de jugar en la Selección hay una sola forma de saberlo: hacerlos jugar. El fútbol chileno no se acaba cuando se retiren los de esta generación, esto sigue. Y para que siga en buena función, hay que buscar alternativas. Yo creo que tenemos jugadores de nivel.