Jorge Valdano: “El fútbol es el camino más corto a la normalidad"
El ex futbolista, entrenador y dirigente hispano-argentino, un brillánte teórico del fútbol como escritor y columnista de prensa, radio y televisión fue el protagonista de una nueva sesión de Conversaciones LT, para suscriptores de La Tercera.
Jorge Valdano fue el invitado a una nueva sesión de Conversaciones LT, un espacio para suscriptores de La Tercera. Entrevistado por el editor de Deportes de La Tercera, José Miguélez, regaló definiciones propias del sello inconfundible que lo ha caracterizado. A continuación, un extracto de la conversación.
De todas las facetas que ha ocupado alrededor del fútbol, ¿sigue quedándose como futbolista?
“Me sigo quedando como futbolista, pero mirando para atrás No me animaría a jugar un partido de metegol. Me enamoré del fútbol jugando. Todo lo demás tiene que ver con no alejarme del campo de juego. Siempre he tratado de pensarlo. En todos los lugares donde he estado he tenido que emitir un mensaje. Convertir el fútbol en mensaje ha sido mi vida desde que el fútbol me abandonó a mí, porque yo no lo abandoné nunca”.
¿Por qué tan poco como entrenador?
Me gustaba vivir esa experiencia. Como escribió el prologuista de mi libro, en el fútbol solo me faltó ser balón y árbitro. Tenía que pasar por esa experiencia porque me parecía interesante para abarcar el fútbol en su totalidad. Pero es una tarea solo apta para obsesivos y yo soy una persona más bien dispersa. No habría servido para dedicarle mi vida entera a esa actividad. Si hubiese vivido tres veces, una se la habría dedicado a mi condición de entrenador. Pero solo viví una, prefiero amar el fútbol y disfrutarlo pero no pensando las 24 horas del día en lo mismo
¿Cómo será el fútbol después de la pandemia?
El fútbol es un juego exageradamente humano. Seguramente nos sentiremos vulnerables, con menos afán consumista. En el terreno económico los clubes han salido de esta experiencia asustados, con la necesidad de apretarse el cinturón económico. No creo que recuperada la normalidad cambie lo esencial. La pasión terminará poniéndonos más o menos en el mismo lugar. El fútbol seguirá siendo el entretenimiento preferido de la gente. Seguirá teniendo la misma profundidad cultural y sociológica, la misma fuerza identitaria. Generará la misma atracción en el mundo entero. No espero grandes cambios del fútbol, como no espero de los humanos. Es increíble como la normalidad está asociada al fútbol, por lo menos en España. Da la sensación de que la liga es el camino más corto a la normalidad. Y que la normalidad nunca se ha parecido tanto a la felicidad, después de estos meses de encierro.
¿Va a cambiar el contacto, las faltas, los abrazos?
Va a ser fácil acordarse de aquellas cuestiones que son cosméticas; los festejos de los goles, cosas de ese tipo. En el desarrollo del juego no espero grandes cambios. Jugar sin gente será una experiencia bastante desabrida para los espectadores, pero no tanto para los jugadores. Yo disiento de aquellos que dicen que los partidos van a parecer entrenamientos. Los entrenamientos se hacen al 100 por ciento. Y a veces al 150 por ciento para llegar en las mejores condiciones al partido. Quizás al comienzo va a faltar ritmo competitivo. Todos coinciden en que los jugadores han llegado impecables en el terreno físico. Eso implica que llegas con fuerzas y energías, pero el fútbol exigencias muy específicas. Habrá que esperar tres o cuatro partidos para que los jugadores entren en eso que llamamos ritmo competitivo.
Cuando era jugador acuñó el concepto miedo escénico, ¿cómo se define esta situación ahora?
El miedo escénico te lleva a una especie de euforia competitiva. Describe un estado de excepción del ánimo. Los futbolistas llegan casi al punto del heroísmo para la gente. Eso ahora no será posible. Será menos probable que el peor le gane al mejor. Para eso se tiene que dar ese fenómeno de comunicación entre la grada y los jugadores. Ese estado de excepción del ánimo sí que se va a perder. Los jugadores no tendrán el aliento directo del público, pero son perfectamente conscientes de que hay una televisión que los pondrá frente a millones de aficionados.
Se da la circunstancia del futbolista que se encoje cuando ve el público en las gradas, ¿aparecerán los Maradona de entrenamiento?
Nunca vi un Maradona en los entrenamientos. Pero sí hay jugadores que se llamaban de entrenamiento, que mostraban durante la semana una categoría superior y que el público los inhibía. Y al revés, jugadores que en los entrenamientos parecen vulgares y que el público lo levantaba. Pero volveremos pronto a la normalidad. En dos o tres meses, recuperaremos el fútbol de toda la vida.
Lo de los cinco cambios, ¿va a perjudicar al Barcelona como dice Setién?
No es lo mismo en estos momentos ser grande y llamarse Barcelona que ser grande y llamarse Real Madrid. El Real Madrid tiene un banco de suplentes mucho más profundo que el Barcelona. El Barcelona juega desgastando al adversario y en los minutos finales suele desequilibrar los partidos. El Real Madrid también pero en distinta medida. Influye de manera distinta en uno y el otro. Pero todo esto hay que comprobarlo.
En esos cinco cambios, el Barcelona podrá ocupar a Vidal...
Pero no tiene demasiado más que Vidal. Si uno mira al Madrid, tiene a Bale, a Asensio, a Isco, jugadores de un nivel realmente extraordinario que puede modificar la estructura del equipo. En cambio, los equipos más pequeños no agregan calidad, sino energía. Importante, pero distinto.
¿En qué momento del fútbol estábamos?
Buenísimo. Con grandes referentes como el Liverpool y el City. Uno más impulsivo, rockero y el otro más elaborado. El Madrid y el Barcelona son distintos en estructura, pero con alma de ataque. En el fútbol alemán vemos al Borussia y Bayern Múnich, dos equipos totalmente generosos con el espectáculo y nunca especuladores. Estamos en un buen momento del fútbol. Seguramente habrá nostálgicos que me contradigan, pero no tengo duda de que el fútbol está evolucionando hacia una mayor generosidad en ataque. Hay otras cosas que me preocupan: se está sistematizando demasiado el juego y eso penaliza al jugador diferente. Los jugadores diferentes son los que nos han enamorado del fútbol.
El último partido antes de la pandemia fue la exhibición del Atlético de Madrid en Anfield ante el Liverpool
Pero son excepciones. No podemos analizar al Liverpool a partir de una mala noche. El Liverpool hace mil años que no perdía. La mayoría los gana de una manera convincente y hasta abusiva.
En esa normalidad, los españoles no son los alemanes. ¿Es trasladable eso a Sudamérica?
Será más difícil. Ya hemos visto jugadores que han roto el protocolo y nos los cuentan a través de la redes sociales, que es el colmo de la ingenuidad. Alemania nos ha servido para armarnos de confianza con respecto al futuro. Yo he pasado por dos tipos de controles, vendrá un tercero. Eso hará que las cosas estén muy controladas.
Lo que sí cambiará es la industria, ¿cree que esta contingencia servirá para estatizar los mercados de pases y bajar esas cifras estratosféricas?
Absolutamente, sí. Aquel fichaje de Neymar va a seguir marcando el récord durante muchos años, probablemente una década. El virus parece tener una virtud, haber ralentizado la pretensión de hacer una liga europea. Aquellos clubes que tienen como mercado el mundo entero tenían esa pretensión. Me da la sensación de que este baño de realidad ha aplacado a los tiburones de aguas profundas que hay en el fútbol, los grandes empresarios que ven las cosas más desde la economía que desde el juego.
Siguen apareciendo las portadas de Lautaro al Barcelona…
Las aspiraciones de fichar seguirán existiendo. Lautaro es un buen ejemplo. Tiene una cláusula de 100 millones y el Barcelona dice que no pagará jamás la cláusula. Lo demás lo tendrán que complementar con las cesiones de jugadores. Ese será un mercado que se activará muchísimo. Ya va en un 30 por ciento. Vamos a ver si el coronavirus va a activar el mercado de las cesiones.
¿Y en Chile?
Dentro de sus proporciones, todas las ligas sufrirán consecuencias parecidas. Sudamérica se ha convertido en un productor de talento. Si el mercado europeo se retrae, tendrá consecuencias en el mercado productor.
¿Hay alguna posibilidad de que el aficionado se desacostumbre a ir los estadios?
Ninguna. El fútbol es adictivo. Quizás al principio haya algún tipo de recaudo, pero luego lo hará con el mismo entusiasmo. Incluso para viajar.
¿Qué pasará con la violencia?
No confío en absoluto de que el ser humano salga mejorado de esta experiencia. Con que no salga empeorado, me siento satisfecho.
¿Y el futbolista? ¿Este golpe de realidad le habrá llegado?
Habrá llegado al futbolista, pero de una manera totalmente pasajera, como será pasajero el agradecimiento de la sociedad a esa comunidad a la que le debemos tantas vidas. No vislumbro un mundo distinto dentro de seis meses. Una vez sacudido este golpe, volveremos a esta rutina y no será muy distinta.
¿Y la globalización también se verá afectada?
A lo mejor íbamos demasiado rápido hacia el futuro. Mucha gente ha descubierto que buena parte de la felicidad perdida es más fácil encontrarla en el pasado, apretando poco el freno. En un mundo más lento, más humano, menos consumista. En ese aspecto quizás corrijamos. Cuando digo que tengo pocas esperanzas con respecto al futuro, en nada tengo más ganas de equivocarme.
Aquí, por una cuestión sanitaria, el fútbol ha tenido que adaptarse a lo que diga el gobierno.
Mientras estemos supeditados a los antojos del coronavirus, me parece natural que haya que adaptarse a los protocolos que dice el gobierno. Cuando nos mandaron a casa, no vi agredida mi libertad. Sería como decir que ves coartada la libertad por parar en un semáforo en rojo. Es lógico que sigamos respetuosamente.
¿Hay algo de pan y circo en la vuelta acelerada al fútbol?
Hay un imperativo más económico que futbolístico. Es la industria la que tiene urgencia, no el juego. No es que haya que volver a jugar para que la gente se divierta, hay que volver a jugar para que la gente consuma fútbol. Es distinto. Que la industria viva del entretenimiento, no hay ninguna duda. Es el circo. Pero en este caso el pan es más importante que el circo.
¿Y a nivel social?
Cuidado con el fútbol porque a veces en los estadios surgen cuestiones que están escondidas en la maraña social. A veces el estadio adelanta, nos advierte lo que va a ocurrir. Manifestaciones racistas que se dan en el anonimato en un estadio, luego uno ve signos sociales que eso no era más que un adelanto. El fútbol tiene una fuerza simbólica muy fuerte. Estaba escribiendo un artículo sobre eso, sobre la importancia del fútbol para recuperar la percepción de normalidad. Volviendo el fútbol parece que alargamos el paso. Yo recuerdo como una gran lección de lo que el fútbol puede provocar socialmente el partido del 86’ entre Argentina e Inglaterra, ¿puede ser que un partido ganado tenga el mismo peso que una guerra perdida? En el ámbito de lo simbólico sí que puede. Pero el que quiera soluciones sociales, que busque en otra parte.
¿Como, teniendo Argentina jugadores extraordinarios, no ha podido volver a ganar el Mundial?
Una cosa es tener delanteros extraordinarios y otra cosa en todos los sectores del campo. Pero para ganar un mundial, además de tener jugadores extraordinarios, se tienen que alinear los astros. La suerte juega su papel. Argentina tuvo dos o tres posibilidades de ganar una Copa América o un Mundial. Chile lo sabe muy bien. Eso no pone en duda la calidad de los jugadores ni tampoco define el momento actual del fútbol argentino, que sigue generando muchos jugadores. Lo que sí debemos preguntarnos es si el fútbol europeo nos está empezando a comer. Esa importación está provocando que las selecciones europeas estén comandando los mundiales desde hace algún tiempo.
¿El fútbol de selección se ve un poco más lejos?
Si algo nos ha enseñado el coronavirus es a vivir con un cierto sentido de la inmediatez. Ahora toca la liga, en agosto la Champions… Sí, se ve más lejos.
¿Cree que Chile ya se está acabando?
Se está acabando una generación, no se está acabando Chile. Esa generación generará un afán competitivo nuevo. Yo fui campeón en el 86′. No era lo mismo ponerse la camiseta de la selección después del 78′, cuando Argentina ya había ganado un mundial. Eres una de las selecciones clásicas, salir segundo se considera un fracaso. Son consecuencias que impactan en los jugadores.
Esa generación ¿fue una obra de Bielsa o fue como le pasó con Raúl, que estaba ahí y su mérito fue sencillamente ponerlo?
A veces ocurre que salen jugadores de un talento superior, pero a ese talento hay que darle método y ahí aparece Bielsa. Es mejor que un entrenador que reparte camiseta.
Si no está Messi, ¿se cae el Barcelona?
No me consta. Pero es mucho más fácil ser campeón de lo que sea teniendo a Messi en el equipo. Messi es un genio y lo meto ya, antes de que se retire, entre los otros grandes de la historia del fútbol. Lo otro que se cuenta hay que demostrarlo. Francamente, no lo sé. No da la sensación de que sea un tirano, se trata de un tipo más bien contenido, pero es otra sospecha. No conozco a fondo al Barcelona como para hacer un análisis.
Viendo la serie The Last Dance, donde se retrata de Michael Jordan como un tirano, ¿hay que ser un tirano para triunfar en el deporte?
Hay que tener un afán competitivo enfermizo para alcanzar la condición de Jordan. A mí me fascinaba que Maradona provocara en los estadios una fascinación en la gente, como si fuera un cantante de rock más que un futbolista. Pero lo que me fascinaba más era que Maradona no tuviera ninguna duda de que lo merecía. Lo mismo con Pelé y Jordan. Producen una relación especial con el público. En el 86’, íbamos ganando 1-0, el equipo se fue para atrás y Maradona pegó un grito: “Todas las tácticas que quieran, pero para adelante”. El entrenador dijo “acá nadie especula”. Son influencias, liderazgos muy especiales.
¿Como recuerda su relación con Zamorano?
El error de ningunearlo fue un error ético, por lo que es más difícil de perdonar. Es conculcar principios. No hay que irse nunca a los extremos. Me perdonó mucho antes Iván que Chile, es una realidad. Con Iván recompuse totalmente la relación, somos amigos. Hice todo lo posible para que Pellegrini llegara al Real Madrid, pero nunca saqué un empate. Aquel primer golpe con Iván marcó mi relación con Chile. Pero siempre me sentí querido y respetado en Chile.
A Pellegrini lo llevó a un equipo grande y tuvo que firmar su finiquito...
Nunca me he arrepentido porque llegara. Se fue con un índice de aceptación muy alto entre el madridismo y el vestuario, pero en el Real Madrid no ganar un título es muy difícil de remontar.
¿Cómo fue tener a Bilardo como entrenador?
Todo el mundo conoce que en Argentina hay dos corrientes futbolísticas, una representada con Menotti y otra con Bilardo, y cada uno con su ejército. Conocí a Menotti con 17 años y encontré una sensibilidad tan parecida a la mía que me hice menottista. Con Bilardo me sentí respetado. En aquella selección del 86’ solo tres jugadores conservaron los números que llevaban en sus clubes: Maradona, Passarella y yo. Jugué todos los minutos de todos los partidos, lo que no es fácil siendo delantero. Recuerdo con mucho honor haber pertenecido a aquel grupo. Pero no me movió dentro de mis principios. En la división, me declaro menottista.
¿Qué le parece el momento que está viviendo Alexis Sánchez?
La edad, el tiempo lo va consumiendo. De todas maneras, su trayectoria ha sido larga, exitosa. No me parece que esto que está ocurriendo pueda marcar el recuerdo que tengamos de Alexis. El jugador se debe beber hasta la última gota del fútbol. Yo no pude hacerlo. A mí me retiró una hepatitis que luego se hizo crónica, eso me alejó de golpe. Soy de la idea de que esta profesión hay que disfrutarla hasta el último minuto.
¿Lo ve recuperable?
No sé cuál es el momento de Alexis. No tengo suficientes elementos analíticos para dar una respuesta.
¿Y a Vidal?
Tiene una gran ventaja: son jugadores que no tienen nada que ver con el estilo que le conocemos al Barcelona y, sin embargo, juegan desacomplejados. Es lo mismo que Suárez. Parece cómodo en lo personal, porque ha sido aceptado por el grupo.
¿Y otro chileno que le llame la atención?
Aránguiz está jugando muy bien. Es un jugador con un campo de acción muy grande. Tiene un impacto muy grande en los partidos.
Referente al Mundial, ¿qué va a pasar después de la pandemia?
Ahora hay que legislar con un extraordinario sentido de la inmediatez. Estamos lejos de 2022. Hay mucho tiempo por delante todavía. No creo que el mundial altere sus planes, salvo que esto tenga un segundo round, que sería terrible desde todo punto de vista; económico, sanitario, futbolístico.
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