La tarde de este sábado marcará la historia futbolística de Jorge Valdivia. Y posiblemente dejará con un nudo en la garganta a la hinchada más numerosa del país. Por primera vez en casi 20 años, el Mago verá un partido del torneo chileno con la camiseta de otro equipo, la de Unión La Calera, y no con la de su Colo Colo querido.

Esto no pasaba desde el 9 de marzo de 2003, cuando un principiante Valdivia enfrentó al Popular con la tricota de Universidad de Concepción, en su debut en Primera División (empate 1-1). Sin embargo, Jorge botó su diente de leche en el profesionalismo mucho antes. Y a lo grande. “Roberto Hernández lo mandó a la cancha en una Copa Gato”, recordó Claudio Borghi en conversación con La Tercera.

Y es obvio que lo rememorara, pues el comentarista de TNT Sports era ayudante en ese entonces de Hernández y ambos decidieron que jugara ante Universidad de Chile esa noche, donde los blancos se impusieron por 3-1. Lamentablemente para las intenciones de la dupla técnica, al talentoso proyecto lo traicionó su temperamento. “Después de este partido, los juveniles volvieron a la cantera y jugaron con Católica... Como en todo clásico, el partido fue muy duro y algunos jugadores se pelearon. Entre esos Valdivia, quien le pegó un manotazo a un línea y fue suspendido por 16 fechas”, explicó Hernández en este diario.

Sin poder contar con él, un préstamo sería la solución y fue así como el Campanil, Rayo Vallecano (España) y Servette (Suiza) lo tuvieron antes de volver a la Ruca. Regreso que le otorgó su primer título profesional (Apertura 2006) y que en dos años (2005-2006) lo hizo jugar 42 partidos y marcar 14 goles.

“En esos años más que Mago (apodo que le pusieron en las divisiones inferiores), le decíamos el Loco”, reveló Felipe Flores.

¿La razón? “Nadie entendía por qué iba en bicicleta a entrenar, cuando todos llegábamos en auto. O de pronto, andaba usando gorro de lana en verano o se ponía short en pleno invierno. Puras locuras”, recordó sonriendo FF17.

Actitudes impredecibles que también tenía en la cancha y llamaban la atención de los grandes clubes de Sudamérica.

“Era un rebelde en el juego y por más que uno quiera llevarlo hacia ciertos lugares en el orden táctico, tenía genialidades que nadie podía prever”, lo describió Borghi para esta nota. Desapego a las reglas que lo hizo sufrir la expulsión más mediática de su vida, cuando en abril de 2006 le advirtió a una cámara que Rubén Selman lo iba a expulsar y dos minutos después se concretó su predicción.

Pese a ello, nada empañó su gran semestre y el Bichi que ya era su técnico, lo vio partir al Palmeiras en agosto de ese año. “Sabíamos que era imposible retenerlo y como terminaba su contrato en diciembre, aceptó ser vendido para que el club recibiera dinero (3,5 millones de dólares)”, agregó el ex DT albo.

Once años después

Brasil se rindió a sus pies y el dinero llegó a raudales con su paso por Emiratos Árabes. También se conoció ahí el lado farandulero del volante y se le vio alzar la Copa América 2015 con la Selección Chilena.

Un periplo que lo hizo sentir que era hora de regresar y tras intensas negociaciones con la directiva de Blanco y Negro, en junio de 2017 firmó un acuerdo por 18 meses para volver a casa. No obstante, cuando toda la prensa esperaba ansiosa su presentación, se produjo la inesperada salida del portero paraguayo y pilar en la obtención de la estrella 30: Justo Villar.

“Yo hablé con Justo y le comuniqué la decisión deportiva que necesitábamos un arquero y ahí es el club quien toma esa decisión de su salida”, detalló el entonces el adiestrador del elenco mapuche, Pablo Guede, en una improvisada conferencia de prensa.

Instancia donde también llenó de elogios a Valdivia y la cual iniciaría una relación de amistad entre ambos que los llevó a ganar la Supercopa 2017 y el Transición 2017. Por lo mismo, el 10 lo señaló con insistencia en el Superclásico de abril de 2018 (ganó Colo Colo 1-3) al estratega, para que la hinchada lo despidiera con cariño, pues pocos días después y con la llegada de Gabriel Ruiz-Tagle a la testera de la concesionaria, el argentino renunció.

Más las virtudes del enganche estaban intactas y de su mano, bajo el mando de Héctor Tapia, el Eterno Campeón alcanzó los cuartos de final de la Copa Libertadores 2018 tras 21 años sin estar en esa instancia.

“La llave contra Corinthians (agosto 2018) fue ganada en gran parte gracias al talento de Jorge Valdivia. Si bien en la ida, las luces se quedaron con Carlos Carmona (marcó el gol del triunfo) y en la vuelta, con Lucas Barrios (anotó el descuento), el Mago se jugó la vida en ambos encuentros y demostró que su talento estaba intacto”, sentenció uno de los más importantes historiadores y estadístico de la escuadra popular, Fabián Valenzuela.

Momento histórico que sería coronado con una postal que retrata cómo el futbolista vive este deporte, pues al inmortalizar el gesto de poner huevos en la cancha, selló el amor profundo entre él y la fanaticada alba.

Aníbal Mosa y Jorge Valdivia anunciando el acuerdo de su regreso al Monumental en diciembre del año pasado.

El final

En octubre de ese año, un desgarro lo dejó fuera de competencia y el 2019 estuvo marcado por la irregularidad, las lesiones y una tonta expulsión que le costó cuatro fechas de castigo.

Tras ello, las diferencias con Mario Salas -su técnico en ese momento- se hicieron más profundas y Marcelo Espina en la gerencia técnica de ByN dejó ir al Loco a México, manteniendo al Comandante en la banca. El DT se fue dos meses después.

La aventura azteca del zurdo no fue provechosa y tras quedar con el pase en su poder, su nombre volvió a sonar en el coloso de avenida Marathon. Y si bien no era la primera opción para el cuerpo técnico de Gustavo Quinteros, Mosa lo contrató.

“Primó la voluntad que tenía Jorge de venir y después yo hablé con él desde el sur y colocamos la institución por delante... Decidimos dejar todo en el pasado y mirar el futuro”, dijo el empresario sureño en ese momento.

Lo que intentaba explicar era que pese a la demanda laboral que el deportista puso contra la sociedad anónima, la que hoy se tramita en la Corte de Apelaciones, el referente podía volver a casa. Lo que ninguno de los dos sabía (aunque era muy predecible) era que el físico del Mago no lo acompañaría. Solo jugó 84 minutos, pero varios compañeros aseguraron a La Tercera que fue fundamental en lo anímico.

“Llegó en diciembre, cuando veíamos todo cuesta arriba y su alegría nos contagió. Nos hizo ver que mantenernos en Primera era posible y le cambió la cara al camarín”, enfatizó uno de sus compañeros, que prefirió guardar su nombre.

Y no es extraño, porque tal como comentó su ex compañero de toda la vida, Miguel Riffo, “él ve el fútbol de otra manera. Además siempre fue extrovertido y capaz de decir lo que piensa cara a cara”.

Cualidad que hoy disfrutan en La Calera, donde reconocen que está con “una gran disposición”. Físicamente, está en condiciones de jugar ante los albos en la primera fecha, pero el cuerpo técnico no está seguro de apurarlo. Como sea, esté o no en la cancha, el partido contra Colo Colo inevitablemente tendrá un gusto raro para Valdivia, el Mago o el Loco, según como amanezca.

Pero también marcará el inicio de su camino a la trascendencia. “Marcó una etapa en Colo Colo y la llamada Generación Dorada de la Selección. El cambió la forma de cómo miran a los jugadores chilenos y sin duda, será recordado como uno de los mejores que ha tenido el club en su historia, porque con su talento hizo que el fútbol se transformara en espectáculo”, concluyó Riffo.

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