José Ignacio Cornejo: “La moto es muy peligrosa, pero eso mismo te atrae”

Cornejo
José Ignacio Cornejo, descansando en Iquique.

El iquiqueño repasa el Dakar que parecía ser el de su consagración, que lideró durante tres fechas en motos, la categoría principal. Pero una caída en la etapa 10 le obligó a abandonar. Muestra orgullo y también autocrítica.



José Ignacio Cornejo (26) ya descansa en Iquique, en su casa. No piensa moverse por un buen tiempo para desconectarse de todo. Está cansado de los viajes. Sabe que su apellido se repitió más que nunca durante la disputa del Dakar. Empezó a ser mediático. Sus seguidores en Instagram se multiplicaron: “Pero no es mi meta hacerme famoso o más famoso; mi objetivo es andar en moto”. El chileno lideró las motos, la categoría madre, como dice Chaleco López, hasta la décima etapa. Pero un accidente lo bajó de golpe del sueño y de la competencia. La organización ordenó darlo de baja.

¿Sigue con dolores?

Un poco en el cuello y en la cadera izquierda. Ahí recibí un golpe fuerte. Pero mucho mejor que los primeros días. Ya tengo casi toda la movilidad del cuello, de la pierna. En un par de días estaré bien.

¿Estuvo inmóvil?

Los primeros tres días no podía mover el cuello solo, tenía que girar todo el tronco. La pierna igual me dolía harto. Mientras estuve en el hospital en Arabia, movía un dedo y me dolía todo.

¿El casco le salvó la vida?

Sí. Hay varios cascos que cumplen todas las normas y tienen un buen desarrollo. Pero un buen casco hace que la conmoción cerebral sea leve comparado a un casco de no muy buena calidad. Me ayudó harto.

¿Qué recuerda del accidente?

No recuerdo nada. Me acuerdo de justo antes, cuando iba volando por arriba del volante. Del choque no me acuerdo. Recuperé la memoria cuando me paré a levantar la moto. Tengo que haber estado uno o dos minutos en los que estuve despierto, pero sin acordarme de nada.

¿Iba incómodo por la dificultad de la etapa?

No, fue algo fortuito. Ni vi la piedra. Sé que le pegué a una piedra porque la llanta trasera estaba fea. No alcancé a frenar porque no la vi. Sé que le pegué a algo, no vi a qué, y me vi pasando por arriba del volante.

¿Qué pensó al levantarse?

No sabía qué estaba pasando. Estaba un poco mareado y creo que había gente mirando que me calmaba. Después me llamaron altiro de la organización por un dispositivo que tienes en la moto. Yo dije que estaba bien, solo un poco mareado. Les dije que seguiría lento pero que iba a terminar. Yo solo pensaba en terminar la carrera, en llegar a la meta. Y ojalá perder la menor cantidad de tiempo en la etapa.

¿No le tomó el peso a la gravedad?

No, no tanto. Solo pensé que tenía que seguir más lento. Después agarré un poco el ritmo, pero iba un poco mareado.

¿No fue irresponsable?

Sí, pensándolo ahora puede ser que sí. Pero en el momento, todos los pilotos si nos caemos y vemos que no tenemos algún hueso roto vamos a seguir hasta la meta. No seguí al mismo ritmo, bajé mucho, pero seguía siendo peligroso.

¿Le pareció bien la decisión del Dakar de sacarlo de competencia?

Sabía que no estaba al 100 por ciento. Intentamos al principio que nos dejaran subirnos a la moto y hacer el trayecto de carretera que quedaba para llegar al campamento y terminar el día de carrera para que me revisaran. Pero si me pasaba cualquier cosa era responsabilidad de los médicos. Entiendo la decisión que tomaron y fue la correcta.

¿Pensó que el accidente lo podía dejar con secuelas?

No, es que igual me he caído en otras oportunidades y me he pegado aún más fuerte en la cabeza. Una vez me pegué en la cabeza y estuve inconsciente un par de horas. Estaba despierto, pero solo tengo flashes. Ahora que me acordaba de todo, sabía que era una conmoción o traumatismo más leve que las que ya había tenido. He tenido peores caídas.

¿No pecó de confianza por su buen arranque?

Sí, totalmente. Mi error fue pecar de confianza cuando me vi con un poco de distancia en la general. El día que me caí iba un poco más tranquilo de lo normal porque en la etapa siguiente era importante no salir de adelante. Iba un poco regulando. Eso te lleva a pequeñas desconcentraciones, a quitarle la vista al camino y pasó lo que pasó. Sí o sí fue un error mío, pero ya sé qué hacer en caso de que me toque una situación similar.

¿Pensó que ganaba el Dakar?

Intentaba no pensar en el resultado final, me concentraba en el día a día. Pero cada vez que estás más cerca del final cuesta no pensar en eso, todos te lo dicen, entonces cuesta sacárselo de la cabeza.

¿Le afectó negativamente la euforia que se generó?

Creo que eso afecta positivamente. Intentaba en medio de la carrera no mirar redes sociales, ni las noticias. Publicaba lo que tenía que publicar, hablaba con mi familia, con mis amigos y veía uno que otro video de la carrera. No creo que me afecte como algo negativo. Lo he podido manejar de buena forma.

¿Cómo asimila la exposición?

Tengo claro que a estos niveles hay responsabilidades o cosas que asumir que van a pasar sí o sí. Hay cosas que hay que afrontar con responsabilidad, tener más atención, la prensa, etc. No sé si es algo que me gusta, pero es algo con lo que debo vivir.

¿Qué balance hace del Dakar?

Fue un Dakar positivo, pese a que no lo pude terminar. Mejoré mi ritmo de carrera y estuvimos peleando hasta mi caída. Mi idea era mejorar el cuarto puesto y lo estábamos haciendo con creces. Si bien lo más importante siempre es terminar, creo que hicimos un buen trabajo. La preparación fue muy buena y hay que aprender de la experiencia vivida, de cómo manejar esas presiones de ir peleando por la punta y volver más fuerte para la próxima edición.

¿Llegó más fuerte este año?

Creo que sí. Nos preparamos muy bien los últimos meses en Iquique junto a mi papá, mi hermano, mi preparador físico y mi psicólogo deportivo. Hicimos un plan de entrenamiento muy bueno. Y siento que dio resultados.

¿Cuál fue su mejor día?

Si bien gané la etapa ocho, mi mejor día fue la nueve o la seis. En la seis salía segundo y era el día con más arena, más duna. Era más difícil partir, porque cuando tienes huellas se les hace más fácil a los que vienen atrás. Hicimos un buen trabajo. Si bien llegué 11, perdí muy poco tiempo con el que ganó y eso fue bueno dentro de la estrategia. Y la nueve, la que abrí por ganar la etapa ocho. Hice punta a punta, en 465 kilómetros, y si bien no la gané, la perdí por un minuto 30, que es muy poco.

¿Fue más difícil prepararse por la pandemia?

Sí, pero afortunadamente los últimos meses ya podía entrenar, al menos en la semana, normal, acá en Iquique. Solo los fin de semana estábamos en cuarentena. Pude entrenar bien, pero durante el año se hizo difícil. No pudimos hacer pruebas con el equipo, ni menos asistir a competencias.

¿Bajó el nivel del Dakar por la falta de entrenamiento?

Algunos pilotos quizás llegaron en desventaja porque no tenían desierto en sus casas, pero muchos se fueron a otros países a entrenar hasta la competencia. El nivel siempre es alto, y varios de los pilotos sí pudieron entrenar fuerte. El nivel estuvo igual o parecido al de otros años.

¿Se presionó por prometer podio?

No, porque ese era mi objetivo. Siempre hay presión, pero me sirve más de motivación que de algo negativo. Al final hago lo que me apasiona, me gusta. Estoy ahí porque he trabajado duro. Estoy ahí porque quiero, nadie me obliga.

Quintanilla dijo que no tuvo la moto que esperaba. ¿Qué tal la suya?

El año pasado no se pudo hacer pruebas, muchos tests, por la pandemia. La moto de este año era casi la misma que la del año pasado, con algunos cambios. Ya venía muy sólida del año pasado. Hicimos algunos toques en la suspensión y detalles, pero llegó mucho más fiable.

¿Aprueba Arabia Saudita como sede del Dakar?

Es un país muy bueno para hacer la carrera. Tiene una variedad de terrenos increíbles, es el lugar más impresionante en el que he andado en moto. Lo hacen muy duro porque tienen un desierto inmenso. La carrera fue más dura que la del año pasado. Partes de piedra muy técnicas, dunas, zonas rápidas y lentas.

¿Cómo le afectó la muerte del piloto Sherpin?

Cuando me llevaron en helicóptero a Jeddah en un avión ambulancia, iba ahí el piloto francés. Me dijeron que iban a subir a alguien que estaba muy grave. No lo conocía personalmente. A los dos días supe que había fallecido y ahí hice el cálculo que era el que venía conmigo. Nunca es grato tener esas noticias y siempre te afectan un poco.

¿Sherpin ya iba complicado?

Venía intubado. No lo vi mucho porque venía un poco tapado. Venía muy grave.

¿Esas situaciones no le hacen replantear su carrera?

Intento que no, pero a veces se te vienen los pensamientos. La moto es un trabajo y una disciplina muy peligrosa, pero todos los que estamos en esto entendemos que es algo de riesgo. Pero eso mismo te atrae. Los que corremos en moto tenemos las ganas de hacer lo que nos gusta. Por una u otra razón, uno no sabe qué puede pasar el día de mañana andando o no andando en moto. Más con todo este tema de la pandemia. A pesar de que es peligroso, es lo que me gusta y me hace vibrar.

Su papá y su hermano son tuerca y entienden las caídas en este deporte. ¿Pero qué dice su madre?

Se preocupa, pero ella está con mi papá y él toda la vida ha andado en moto. Cuando antes corría motocross no era tanta la preocupación, pero en rally, que es un poco más peligroso, se preocupa mucho. Me imagino cuando estamos separados, se pone más nerviosa. Pero me apoya en todo, desde el día uno.

¿A qué aspira en el Dakar 2022?

La meta es pelear por la punta, asumir el nivel en que estamos.

¿Seguirá yendo por el podio?

Ese es el objetivo siempre. En el equipo que estoy el objetivo es seguir ganando el Dakar. Daremos siempre lo mejor para lograr ese objetivo.

Comenta

Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.