Juan Martín del Potro lo ha pasado mal en los últimos años. Así lo ha dejado en evidencia después de que compartiera un emotivo video en su cuenta de Instagram en la que relata las complicaciones que debió enfrentar en sus últimos años como tenista profesional. Todo esto en medio de su preparación para la despedida oficial que prepara contra Novak Djokovic para este 1 de diciembre en Buenos Aires.
“Les quiero compartir la historia de mis últimos años. En unos días, vamos a compartir juntos el punto final de los mejores capítulos de mi vida junto al tenis. Quiero poder devolverles desde adentro y junto a Novak un lindo momento a tanto amor y cariño, y que se lleven un lindo y emotivo recuerdo de esa noche”, escribió en la publicación.
El duro relato inicia haciendo referencia al torneo de Buenos Aires 2022, su última competencia. “Cuando yo juego el último partido con Delbonis, la gente no supo esto y yo nunca lo conté, pero al día siguiente cogí un avión a Suiza y me volví a operar la rodilla. Esa fue mi quinta cirugía. A partir de ahí nunca más hice públicas mis cirugías porque en la rueda de prensa previa a mi partido con Federico yo digo que posiblemente sea mi último partido. Ahí encontré un poco de paz y corté con algo que me pasaba constantemente que era ‘Delpo, ¿cuándo vuelves a jugar? ¿cuándo te vuelvo a ver en un torneo?’ Yo no podía más por el dolor de piernas. Pensé que esto lo tenía que hacer en perfil bajo, en secreto y, si funciona, hago un anuncio de que vuelvo realmente”, sostuvo.
Luego, profundizó indicando que “me fui a Suiza, estuve allí dos meses, encerrado en un pueblo cerca de Basilea, me operaron, hice rehabilitación y no funcionó y a los dos meses y medio me dicen ‘Nos quedó otra cosita, te tenemos que volver a operar’. La sexta operación. Después me fui a Estados Unidos, seguí con la rehabilitación, y entre cirugía y cirugía probaba tratamientos. Debo de tener más de 100 inyecciones en la pierna, en la cadera y en la espalda. Me infiltraron, me sacaron sangre, me analizaron, me quemaron nervios, me bloquearon tendones... Es un sufrimiento que tengo a diario. Así vengo de ese último día con Federico y hasta el día de hoy, contando los dos años previos al día de mi lesión. El partido era para decir ‘Adiós, tenis, esto no va a más’. No tengo más ilusión por jugar porque el cuerpo no me lo permite”.
Todo aquello tiene origen en la primera intervención quirúrgica a la que se sometió para tratar la rodilla. “Cuando yo me operé la primera vez el médico me dijo: ‘En tres meses vas a volver a jugar’. Esto fue en 2019 y me apunté a los torneos de Estocolmo, Basilea y París porque el médico me dijo que llegaba bien para jugar. Y desde aquella primera operación hasta hoy nunca he podido subir una escalera sin dolor. En un viaje a Tandil tengo que pararme a mitad de camino a estirar las piernas. Me duelen las piernas muchas veces al dormir, cuando me giro de lado me despierto porque me pegan unos pinchazos que son muy feos. Esto es una pesadilla sin final y a la que cada día intento buscar solución, buscando médicos, alternativas y todavía no las encuentro. Todo empezó en aquella primera operación, y cada vez que lo pienso, me emociono porque me da mucha bronca, angustia, impotencia, pero no lo puedo cambiar esto”.
También aprovecha el video para explicar por qué ha tomado la decisión de hacer público sus malestares. “Siento que tengo que contarles cómo estoy porque siempre tuve conexión con el público y tal vez este mensaje pueda inspirar y ayudar a otra gente. Mi vida cotidiana no es la que yo deseo. Era un tipo muy activo que le gustaba mucho hacer deporte, no solo jugar al tenis, y de repente te invitan a jugar al fútbol y soy el que lleva el mate y se sienta afuera, o van a jugar al pádel y grabo los vídeos, y para mí es terrible. En el plano deportivo me quitaron la ilusión de hacer lo que siempre me gustó hacer, que era jugar al tenis. Es muy difícil tener que caretear todo 24 horas, es muy complicado y hay veces que no tengo más ganas. No soy indestructible, soy como cualquier persona que tiene sus cosas buenas y sus cosas malas pero tengo ese plus de que tengo que poner buena cara en determinadas situaciones y no tengo energía. Me consume mucho lo de la pierna, me consume anímicamente, porque no solo estoy en esa búsqueda de mejorar, sino que además padezco el día a día. Yo me levanto y tomo entre 6 y 8 pastillas: un protector gástrico, un antiinflamatorio, un analgésico, una para la inflamación, una para la ansiedad... Me dicen que baje de peso pero la medicación me hace subir, que no coma azúcar ni harina... ¿Qué tiene que ver eso con mi rodilla? Yo pesaba 95 kilos y me dolía para subir la escalera. Y todas esas cosas que te dicen los médicos y más gente que se mete para decirte que tiene tal máquina, y la he probado”.
“Una cosa son las piedras que pueden aparecer en el camino, como las lesiones, que para un atleta es lo más complicado, y otra cosa ya es el dolor emocional. Yo me sentía muy poderoso y muy fuerte a la hora de afrontar esas piedras que me aparecían y que siempre le ganaba dentro de lo lógico. Era fuerte pero al final del día me doy cuenta de que no lo soy tanto. Porque con la rodilla, siento que me ganó. Me operé ocho veces con médicos por todo el mundo gastando fortuna. En cada vez que me ponían la anestesia sentía que salía bien operado y que no me iba a doler más y que iba a estar dando la vuelta al dique en Tandil sin dolor y al cabo de 2-3 meses vuelvo a llamar al médico para decirle: ‘Esto no funcionó, estoy igual que siempre’”, agregó.
Entre las alternativas para aliviar las molestias, a Del Potro le llegaron a poner inyecciones para dormir nervios pero sin éxitos. “Me metían una aguja de 30-40 centímetros en medio del fémur buscando bloquearme nervios sin anestesia porque el doctor tenía que saber si me había hecho un buen bloqueo o no de acuerdo a lo que yo sentía y no me podía anestesiar. Y yo gritando y saltando en las camillas sufriendo ese dolor para que me diga ‘Probá, que esta funcionó’ y yo hacía ‘tac’, y decía ‘me duele’. Y así una vez tras otra”.
Otra alternativa era ponerse una prótesis. “Piensas que el problema es psicológico, no sabes porque estás metido en esto y, a veces, no lo soportas más. Es terrible porque tengo otra gran pelea con los médicos que me dicen ‘’ponte una prótesis y deja de joder’. Y digo: ‘Vale, ¿Qué me garantiza la prótesis?’ Y me dicen que voy a tener mejor calidad de vida. Y es lo que yo busco, ya no busco más si correr, jugar al tenis o jugar un partido con mis amigos. Pero luego viene otro y me dice que soy muy joven para la prótesis. Espérate a los 50. Y digo: Flaco, desde los 31 no corro, no subo a una escalera, no puedo patear una pelota, no jugué más al tenis... ¿voy a tener 15 años de mi vida así para que a los 50 me pongan la prótesis y vivir más o menos bien a los 60? Ahora estoy en esa discusión. Y también es terrible, porque te dicen: Estos son los escenarios, decididlo vos. Y por qué tuve que tomar esa decisión si el médico eres tú, que me dijiste tiempo atrás tienes esta lesión, haz esto y estaba tan convencido. ¿Por qué ahora tengo que decidirlo yo? Estoy metido en eso y ojalá algún día se acabe porque quiero vivir sin dolor”, remarcó.
Por último, dio cuenta de lo que hizo para volver a entrar a una cancha pensando en la exhibición de despedida. “Me puse de nuevo con la dieta, bajé peso, me puse a entrenar. Quiero llegar lo mejor y lo más en forma posible. Es un evento para decir adiós. Ya no hay más vuelta atrás y el toque final se lo da Djokovic, que fue muy generoso en aceptarlo y en poder venir. Más allá de mi momento personal, junto a la gente, le debo mucho amor a él, que se lleve el mejor recuerdo de Argentina y sus fans argentinos. Y si puedo tener un poco de paz en mi pierna durante una, dos o tres horitas y disfrutar de una cancha de tenis por última vez sería muy bonito. Y poder devolver desde dentro y junto a Djokovic un lindo momento a tanto amor y cariño y que se lleven un buen recuerdo de esa noche”, cerró Del Potro.