Juan Pinto Durán por dentro: las mejoras que exigió Ricardo Gareca al laboratorio de la Roja
El complejo enclavado en Macul, histórico centro de operaciones de la Selección, fue intervenido por sugerencia directa del Tigre. En el lugar, la Roja se alista para disputar la Copa América.
La Selección y Juan Pinto Durán son dos conceptos que, generalmente, forman parte de un mismo relato. El complejo deportivo enclavado en Macul, construido en 1961, le debe su nombre a uno de los principales gestores de que en Chile se disputara el Mundial del año siguiente, en el que la Roja de Fernando Riera obtuvo el tercer puesto, su más alta figuración en el máximo evento futbolístico a nivel planetario.
La estructura, que ha cobijado a la infinidad de jugadores que han vestido a la Roja desde esa parte de su historia, ha recibido múltiples modificaciones para ir adaptándola a las exigencias que demanda el alto nivel. El proceso es continuo y, muchas veces, depende de las exigencias del técnico de turno e, incluso, de las opiniones y quejas que manifiesten los próximos futbolistas. En noviembre, las de Alexis Sánchez fueron públicas. “En Juan Pinto Durán me gustaría tener una cancha como corresponde, o una ducha. Hay tres duchas que no funcionan y hay que esperar para que se bañe el otro. Una selección no puede trabajar así”, disparó el Niño Maravilla, quien, esa vez, también acusó que de las cañerías de los vestuarios del estadio Monumental salía excremento. De hecho, sigue vigente la intención de edificar una nueva versión, en otra comuna y, por supuesto, con estándares propios de la actualidad. Sin embargo, hasta que esa idea no se materialice, el trabajo están enfocado en optimizar lo que existe.
De las quejas del Niño Maravilla se tomaron los respectivos apuntes. De hecho, se ha realizado un trabajo sostenido, que involucró inversiones y traslados. El resultado ha sido satisfactorio para los deportistas. Quienes han estado cerca de las obras resaltan, por ejemplo, la coherencia que se le ha dado al lugar, que ahora compatibliza las funciones. En términos prácticos, un jugador puede pasasr de la clínica a la zona de recuperación, que comprende cuatro tinas de crioterapia, que se suman al ya existente jacuzzi, y luego al vestuario para ducharse y partir.
A propósito, Sánchez ya no tiene de qué lamentarse, pues las regaderas fueron refaccionadas, están plenamente funcionales y cumplen con estándares exigentes.
La exigencia
Inicialmente, Gareca aprobó el recinto. Le gustó el nivel de las canchas que vio y la hotelería de la que disfrutan los futbolistas y el staff. Sin embargo, también ha sugerido mejoras, que se fueron implementando con la finalidad de optimizar su tarea. En ese escenario, por ejemplo, en la concentración previa al partido frente a Paraguay los jugadores pudieron apreciar notorios cambios. Por ejemplo, la charla técnica en la que el entrenador aclaró los últimos conceptos previos al enfrentamiento ante el equipo de Daniel Garnero, se realizó en la flamante sala de conferencias que se instaló en el segundo piso de la construcción que habitan los futbolistas. Para ese propósito, hubo que adecuar el espacio, pues, anteriormente, en ese espacio funcionaba la clínica.
Las instalaciones médicas se llevaron al primer nivel. No solo espacial. Hay otros avances que también apuntan en el sentido de que los jugadores cuenten con todas las condiciones posibles para una adecuada estadía y, sobre todo, de una óptima recuperación física. Así, por ejemplo, el cuerpo médico que encabeza Fernando Yáñez cuenta ahora con una altamente implementada sala de masoterapia y otra de recuperación y ejercitación cardiovascular en la que funciona una cámara hiperbárica, una de las terapias favoritas de los jugadores en el alto rendimiento a la hora de la regeneración. La clínica de la que dispone staff médico cuenta, además, con un equipo para realizar radiografías, que resulta fundamental a la hora de diagnosticar eventuales dolencias. Igualmente, frente a potenciales dudas o la necesidad de obtener imágenes más detalladas, como las que entrega una resonancia nuclear o un scanner, está la posibilidad de enviar a los futbolistas a la clínica Meds.
“Un sitio histórico”
Uno de los primeros trámites que realizó Gareca a su llegada a la Selección fue conocer el lugar en el que junto a sus colaboradores tendrían que trabajar arduamente para levantar el rendimiento en las Eliminatorias y, por cierto, preparar la Copa América. En el recorrido estuvo acompañado por Pablo Milad, además de otros funcionarios, entre los que figuraba el entonces gerente de Selecciones, Rodrigo Robles.
La sensación inicial del estratega, al menos a nivel público, fue favorable. “El complejo Juan Pinto Durán reúne todas las condiciones que necesitamos. Hoy pude conocer las instalaciones y visualicé las áreas más relevantes para el trabajo que llevaremos a cabo junto al cuerpo técnico”, declaró. “Es un lugar con historia. Me comentaron que fue de los primeros complejos en Latinoamérica y ha tenido la atención necesaria para ir actualizándose continuamente, lo que me parece excelente”, complementó.
En general, el técnico se siente cómodo en el lugar. Tanto que en la intimidad de la Roja bromean con que desde su arribo los días son más extensos. Al DT hay que abrirle el portón no más allá de las 8.30 horas, cuando arriba en su vehículo desde el exclusivo sector San Damián, en Las Condes. Si se está en régimen de concentración, eso es dos horas antes de los entrenamientos. Cuando no hay jugadores trabajando, el técnico ocupa la jornada en el análisis de videos con sus asistentes o en conversaciones telemáticas con los futbolistas que tiene en cuenta para futuras convocatorias. En resumen, rara vez está tranquilo.
Ahora, de hecho, antes y después del partido contra Paraguay, y ya con la posibilidad de haber juntado a su nutrido staff de colaboradores, el contingente de colaboradores del entrenador se completó: están sus asistentes ‘históricos’ Néstor Bonillo, Hugo Alves, Taiel Bonillo (hijo de Néstor) y los mellizos Lucas y Tomás Argento, a los que se sumaron el preparador de arqueros Bruno Vásquez, al preparador físico Sebastián Rojas, al analista Matías González y al sicólogo Rodrigo Cauas-En primera instancia, varios habían realizado un período de trabajo a distancia, en una suerte de cuartel general establecido en Argentina. Mientras estuvieron al otro lado de la cordillera, las sesiones de Zoom eran habituales. Ahora, las reuniones presenciales son a diario. O a cada momento. Gareca no ofrece respiros y, por cierto, en el búnker de la Roja todo debe estar permanentemente dispuesto para que el estratega y sus colabores puedan contar con las condiciones que requieran. En estos días, con el crucial añadido de que los jugadores están incorporados a las respectivas actividades. En la nueva sala de conferencias, por ejemplo, se han desarrollado charlas técnicas, pero también sesiones de trabajo sicológico que, apuntan, precisamente, en el sentido del fortalecimiento integral que persigue el entrenador.
Las nuevas instalaciones también han beneficiado al cuerpo técnico de Gareca. En la antigua zona de sala de conferencias de prensa del establecimiento, ahora existe una nueva edificación, que considera habitaciones para los colaboradores directos del seleccionador, quienes se instalaron en Santiago precisamente en el inicio de la recta final de la preparación para la Copa.
La otra inspección
En estos meses hubo otra señal importante respecto de la necesidad de actualizar el recinto. Al margen de los reparos que manifestó el tocopillano, uno de los máximos referentes de la Roja en el último tiempo y, por qué no decirlo, en toda su historia, y de los apuntes que realizó el propio Gareca, con la finalidad de adecuarlo a sus pretensiones, considerando, al menos, los compromisos inmediatos que debía afrontar, la ANFP aprovechó el impulso para adecuarlo con miras al próximo gran evento deportivo que recibirá el fútbol chileno: el Mundial Sub 20, que se disputará en 2025.
El trabajo para la cita planetaria, que traerá al país a buena parte de los principales talentos jóvenes del balompié, en rigor, partió casi junto con la asignación de la sede al país, el 17 diciembre del año pasado. Desde ese día, al margen de la felicidad que implicó recibir un evento de importancia, que se suma a los otros que ha organizado Chile en toda su historia futbolística y deportiva, también hubo que asumir responsabilidades. En ese contexto, por ejemplo, hay dos aspectos sobre los que la FIFA fija especialmente su atención: las subsedes y los campos de entrenamiento.
En ambos casos, la exigencia de la entidad que preside Gianni Infantino es contar con instalaciones de alto nivel, aunque, naturalmente, con un estándar inferior al de un Mundial adulto. En esa línea, al país ya han llegado emisarios de la organización afincada en Zúrich, para realizar la respectiva revisión. En ese checklist, Pinto Durán superó la prueba inicial, aunque con reparos: el informe le dio nota cuatro sobre un máximo de cinco. Es decir, dejó encargos respecto de aspectos que debían mejorarse. tal como había solicitado Gareca.
Esta semana, de hecho, hubo más ojos sobre las instalaciones del país. 13 funcionarios de la FIFA llegaron para revisar, nuevamente, los espacios que Chile pretende asignarle al evento. Aunque en esta oportunidad Juan Pinto Durán estaba ocupado por la Selección, para los entrenamientos y la concentración, ya hubiese sido posible advertir los cambios.
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