El juego de otras naciones

Amanake Mafi
Amanaki Mafi, octavo de Japón y nacido tongano, es tackleado por el ruso Kirill Golosnitskiy.

Los seleccionados con mayor presencia de nacidos fuera de las respectivas fronteras son los del dueño de casa y de Estados Unidos. Samoanos jugando por Japón, fiyianos por Inglaterra o sudafricanos por Francia. En el rugby el origen importa menos que las victorias.



El fenómeno de la nacionalización de jugadores incomoda a muchos seguidores -no todos- del fútbol, pero en el rugby la situación es asumida con muchísima naturalidad. Es una tradición más del deporte de la ovalada y que tiene algunas características especiales en cuanto a distribución geográfica.

Las selecciones que participan en Japón 2019 grafican el fenómeno, pues figuran algunas escuadras con un altísimo número de naturalizados, destacando Estados Unidos (13) y los dueños de casa (14).

En este sentido, resaltan los jugadores de las pequeñas naciones isleñas, como Fiyi (poco más de 900 mil habitantes), Samoa (menos de 200 mil) y Tonga (100 mil). Debido a la escasa capacidad financiera de sus federaciones, son tentados por sus vecinos de Australia y Nueva Zelanda, o desde Europa, como es el caso de Inglaterra o Francia, entre los más llamativos (ver tabla).

La reciente polémica surgida por la eventual creación de una Liga Mundial, que incluiría a los 12 países más poderosos y dejaría fuera a fiyianos, samoanos y tonganos, puso el asunto en un primer plano, como lo comentó Dan Leo, presidente de la Pacific Rugby Players Welfare y excapitán de Samoa: "No creo que la competencia pudiera avanzar si le sacas un cuarto de sus jugadores. Sin consideramos en términos de herencia genética, proveemos cerca del 20% de los jugadores de rugby de elite y casi un cuarto de los jugadores en la Copa del Mundo. Esa es nuestra fuerza y la podemos movilizar", dijo el exforward, quien brillara en las ligas de Francia e Inglaterra.

También es altísima la cantidad de sudafricanos, neozelandeses o australianos que defienden a selecciones europeas o a los Estados Unidos, en muchos casos apelando a antepasados muy lejanos. Es el caso de Bernard Le Roux, quien, aparte de la residencia, dijo en 2013 que se sentía validado como seleccionado francés por sus antepasados. "Hice una pequeña investigación y descubrí que mi familia partió desde Nantes hacia Sudáfrica, hace ya muchos siglos (en rigor, a fines del XVII, en la diáspora de los hugonotes)", dijo el octavo de Les Bleus.

Las normas han sido, en algunas épocas, tan flexibles, que Tim Nanai-Williams, de padres samoanos pero nacido en Nueva Zelanda, integró las selecciones menores del país de los maoríes y también jugó por el seleccionado de seven, pero un vacío reglamentario le permitió defender al país de sus antepasados, tanto en la modalidad tradicional como en la reducida. Y así es como disputó la Copa del Mundo de Inglaterra 2015, donde fue la principal figura del equipo azul y, ahora en Japón, obviamente es el fullback titular. Para acrecentar sus lazos con los de negro, su primo Sonny Bill Williams es uno de los íconos neozelandeses y podría sumar su tercera corona mundial en esta edición.

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Bernard Le Roux, nacido en Sudáfrica y jugador de Francia, se toma una selfie para los hinchas del Gallito.

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