Los calendarios de los deportistas nunca tienen cajas en blanco. Cada día, cada semana tienen un fin, una estrategia, un momento. Cada mes es una realidad distinta, un orden perfecto que se planifica al principio de cada temporada, donde hasta se sabe qué pasará si hay una lesión. El Covid-19 borró todo esa agenda, páginas ahora sin anotaciones que desesperan a cualquiera. A un deportista de alto rendimiento, aún más. Y si en medio de todo se empujaron 52 semanas los Juegos Olímpicos, el caos es total.
Seis reconocidos deportistas nacionales resumen lo que han vivido y aún enfrentan de cara a una cita de los anillos en Japón que por primera vez en la historia se desfasaron 365 días. Melita Abraham, quien con su hermana Antonia han brillado en el remo internacional, resume: “Ha sido un año súper complicado, se nos suspendieron las clasificaciones olímpicas, hemos estado más de 12 meses sin competir. En 2019 tuvimos los Juegos Panamericanos de Lima y después el Mundial, en agosto. Tras eso no hemos competido”. Lo mismo, casi, con el resto de los especialistas nacionales.
Hay una gran diferencia eso sí, 15 ya están clasificados a Tokio y otros muchos, como las remeras, deben buscar aún un cupo. Esa es una de las distinciones que hacen de cada caso una historia; otra, es el hecho de haber podido competir o no, pues varias disciplinas ya están en marcha por el mundo. En enero y febrero se comenzaron a suspender las competencias internacionales, a fines de marzo se confirmaba que Tokio 2020 sería en 2021 (aunque mantiene el nombre), pero eso no logró ser ciento por ciento tranquilizador para nadie, pues las preguntas nacían: ¿habrá realmente Juegos en julio próximo? ¿Logrará clasificar bajo nuevas reglas? Si ya lo está, ¿irá bien preparado el deportista?
De incertidumbre a desesperanza la línea parece ser pequeña. La skeetera Francisca Crovetto, que fue quien logró la primera clasificación para Chile a la cita, hace más de dos años, en noviembre de 2018, dice que algo de eso hay, pero se debe superar. “La desesperanza es el sentimiento que hemos tenido todos durante este año. En mi caso, que clasifiqué con tanta anticipación, sí fue un cambio de planes rotundo. Pero no con desesperanza en relación a los Juegos, porque la decisión de postergarlos fue más o menos rápida”, aclara.
Una visión similar tiene Bárbara Riveros. La triatleta aún tiene que conseguir la clasificación a Tokio y en su caso ha pasado la pandemia en Australia, desde donde reflexiona: “Todos estamos en un período de incertidumbre a nivel mundial, y como deportista profesional sí me ha generado eso y ansiedades en varios aspectos, pero creo que ahí está el tema: saber conducir esas energías, poder focalizar la mente en el presente y seguir avanzando de la mejor forma posible”.
En Córdoba, en tanto, ha pasado la pandemia Kristel Köbrich. Argentina impuso desde el inicio una fuerte cuarentena y la chilena la ha sufrido sin poder ir a entrenar a una piscina por semanas. Pese a eso, asegura que “nunca me he sentido desesperanzada, ni he perdido las ganas de entrenar, solo que pasamos por una etapa de mucha incertidumbre, entre fines de marzo y comienzos de abril, cuando se dijo primero que no se hacían los Juegos este año y, después, que no se sabía cuándo se hacían. Fue un momento interno súper fuerte, pero nada dramático, nada que no se haya podido arreglar, siempre apoyada con mi equipo”.
En general, los deportistas nacionales han intentado no bajar los brazos. Así lo ve Crovetto, quien mantiene constante comunicación con ellos como presidenta de DAR Chile, la asociación de deportistas de alto rendimiento. “En relación a los Juegos este 2021, he tratado que la desesperanza no me gobierne, trato de planificar y direccionar mis energías hacia lo que el Comité Olímpico Internacional va comentando y lo que se ha dicho es que los Juegos se hacen sí o sí, con o sin vacuna, y eso da una cuota de esperanza”, señala.
Pero el que todo se haya atrasado un año golpea fuerte a varios deportistas, en especial aquellos para quienes, se puede adelantar, serán sus últimos Juegos. Sobre la visión de un deportista de alto rendimiento, Köbrich, de 35 años, comenta: “Seguimos entrenando para lo que nos interesa, que son los Juegos Olímpicos del próximo año... Que son los quintos para mí. Yo no sé cómo le afecta al deportista. No me gusta mucho profundizar, porque creo que cada uno tiene sus tiempos, su espacio, su disciplina diferente. El físico, la mente, en alma, somos todos únicos”.
Melita Abraham, de 23 años, ve todo distinto y cree que el año que pasará entre la fecha original y aquella en que se realizará la cita es de ganancia. Así lo ven también los que han tenido lesiones y pudieron recuperarse. “Ha sido difícil, pero lo hemos tomado bien. Con la Antonia somos jóvenes, lo tomamos como un año en que podíamos seguir sumando. Ha ayudado mucho para poder entrenar. Estamos concentradas (viviendo en el CAR de Curauma), no muy distinto a la vida de siempre, remamos, comemos, dormimos. Y con el head coach aquí, comprometido al ciento por ciento”.
Los deportistas nacionales, por tanto, más que mirar el calendario vacío decidieron llenarlo. Tal vez poco a poco, sin mayor proyección a largo plazo. Adaptarse fue la clave. “Esa es la palabra”, asegura Marco Grimalt, voleibolista de playa que también ansía, vía ranking mundial, anotarse en Japón.
“Entrenar en pandemia ha sido una adaptación que hemos tenido que hacer junto a Esteban y al equipo de trabajo. Todas las semanas cambian las condiciones, este año se congeló, pero al mismo tiempo se nos abrió esta ventana para poder prepararnos con una mejor base física y poder pensar en los objetivos ya en el 2021″, explica Grimalt. “Estamos calmando toda esta incertidumbre con el proceso de adaptación a las rutinas de entrenamiento que hemos elaborado en la parte física, técnica y mental”, agrega.
Es que el factor sicológico es clave y Bárbara Riveros lo ha tenido en cuenta para dar un paso hacia atrás y poder mirar la realidad del planeta con una visión más general. “A nivel mundial hemos tenido una crisis de la pandemia, pero también una crisis mental, como deportista profesional, si no corremos, no tenemos empleo. Pero ahí está el gran reto de poder focalizarnos en lo que tenemos, en el día a día, dejarle el resto a que la vida vaya tomando su curso de a poco y podamos seguir avanzando. Así tendremos una enseñanza de todo este período critico. Momentos duros he tenido a todo nivel, pero ahí está la sabiduría interna para manejar la ansiedad. Son cosas que me han enseñado a retroceder y valorar lo que tenemos ahora”.
“Fue muy difícil todo ese tiempo que no pudimos entrenar, no lo pasamos bien”, dice el luchador Yasmani Acosta desde Serbia, donde estuvo compitiendo esta semana. Pocos han tenido esta suerte.
Muchos deportistas han recurrido ahora a sicólogos deportivos y otros, han intensificado su trabajo con los que ya tenían. Marco Grimalt cuenta su secreto. “La parte mental la estamos trabajando con Emilio Saavedra, que trabaja el coaching deportivo, y nos lo planteamos así: ¿qué deportista queremos llegar a ser? Queremos ser los número uno. Y todo lo que hacemos es para llegar a eso, entonces planteamos pequeños objetivos diarios que van en miras del objetivo general, que detalles chicos marquen grandes diferencias”.
En el caso de las remeras Abraham, comenzaron este año a trabajar con un sicólogo deportivo. “Coincidió con todo esto de la pandemia. Ha sido bueno, siempre es bueno poder complementar entrenamiento con la parte mental, es fundamental estar súper bien en todo sentido, no solo la parte física, hay que estar en un equilibrio”, dice Melita, quien sabe ya que la fecha del clasificatorio olímpico quedó para mayo, en Lucerna.
Aunque por un lado los rebrotes preocupan, por otro, las vacunas son las que más abren esperanzas. Así, muchas disciplinas ya tienen un calendario más o menos definido para su 2021, aunque muchas veces no son más que la misma lista de eventos de este año, aplazados 52 semanas. Así, armar una planificación para llenar ese calendario vacío se hace complicado.
Así lo explica Kristel Köbrich desde su casa en Córdoba de la que no salió por meses. “Cada deporte es distinto. Hay deportistas que han podido salir, otros han podido competir y otros han podido entrenar en otros lugares. Yo he sido muy cautelosa, me he mantenido en Córdoba, y eso no ha quitado el enfoque con los entrenamientos. Estoy tratando de armar algo, un calendario con A, B o C alternativas, parece un calendario fantasma, porque nada se sabe. Vamos a tratar de competir en marzo, abril o mayo y tener un roce que nos sirva para encontrar el nivel que buscamos para los Juegos Olímpicos”, dice la nadadora.
Los que saben que irán, los que conocen la fecha de su posible clasificación y los que aún siguen en el aire sueñan hace tiempo con Tokio 2020 y lo sueñan diferente a lo ya vivido. “Claramente van a ser unos Juegos distintos, por el público, los aforos que van a tener los recintos, no como estamos acostumbrados o como nos hubiera gustado vivir el megaevento deportivo más importante cada cuatro años, pero vamos a tener que acostumbrarnos sí o sí”. dice Francisca Crovetto, que ya estuvo en Londres 2012 y Río 2016.
Serán diferentes “por dónde se vean. Todos los deportistas hemos transitado por esta pandemia y todos hemos sido afectados de cierta manera, algunos más, otros menos, otros mucho, pero cada uno tiene su historia, tiene su tema en qué trabajar y eso de por sí va a hacer diferente los Juegos, pero eso no significa nada más que eso, siguen siendo unos Juegos Olímpicos mágicos cada cuatro años y nada le bajará ese título”, dice Köbrich.
“Hay que seguir trabajando con miras a Tokio, independientemente de si va a ocurrir o no, allí está la motivación interna y comprender por qué hacemos este trabajo, por qué entrenamos cada jornada. Poder mantenerte honesta y con pasión a tu deporte, o a tu trabajo finalmente, es la forma cómo salir adelante”. La reflexión final de Bárbara Riveros refleja cómo la incertidumbre de meses de pandemia se transforma en camino a futuro. Los frutos podrían conocerse en Tokio.