El partido entre Colo Colo y Universitario fue concebido como un partido amistoso. A los albos les serviría para llegar en las mejores condiciones posibles al choque frente Juniors, por los octavos de final de la Copa Libertadores. Finalmente, no se cumplió ninguno de los propósitos. El duelo terminó marcado por una situación grave: la muerte de un hincha de Colo Colo en las inmediaciones del estadio Monumental.

En el interior del recinto partieron los problemas. Enfrentamientos en el sector en que se ubicaban los seguidores del equipo crema desembocaron en la intervención de los guardias de seguridad a cargo del control del evento. Los jugadores del equipo peruano también se involucraron. Y ahí sucedió una situación que, inicialmente, pasó inadvertida, pero que puede tener consecuencias.

Detenido

En la refriega fue detenido el argentino Diego Dorregaray. Lo acusaron de agredir a tres vigilantes privados, lo que derivó en la intervención de Carabineros, quienes le trasladaron a la 46a Comisaría de Macul, donde debía esperar la decisión respecto de un eventual control de detención.

Guillermo Paiva, en discusión con hinchas (Foto: Javier Salvo/Photosport)

El club peruano lamentó la situación. “Consideramos que la vida de una persona está por encima de cualquier circunstancia. En tal sentido, manifestamos que nuestra delegación actuó para proteger a nuestros hinchas en peligro”. Los incaicos apuntaron a la barra alba. “Lamentamos y rechazamos profundamente los hechos violentos provocados por la hinchada del equipo local”, expresó la entidad. “Como es de conocimiento público, el encuentro fue suspendido por falta de garantías dentro del recinto deportivo, luego que la tribuna destinada a nuestra hinchada y donde se encontraban familias, fuera atacada cobardemente con bombardas”, planteó, a través de un comunicado.

Pizarro condena

El ministro del Deporte, Jaime Pizarro, condenó la situación. “Es lamentable porque en un contexto de un juego amistoso, de una actividad en la que asiste familia, en la que hay muchos niños, obviamente uno espera que se dé con un desarrollo muy grato, pero el partido se vio no solamente afectado, sino que además interrumpido, y con esta sensación de lo inconfortable que es esta situación”, declaró la máxima autoridad del deporte chileno, excapitán del Cacique y padre de Vicente Pizarro, jugador albo.

Lo primero es condenar que esto no puede suceder, menos en este contexto en que además uno hace la proyección que ahora se vivió esta fiesta, y que viene competencia internacional muy pronto, y que uno debe estar permanentemente ajustando”, puntualizó.

“Creo que eso hay que revisar. Hoy, poder seguir avanzando con indicaciones a proyectos de ley que busquen continuar desarrollando este espacio de seguridad, de tranquilidad en los recintos, que me parece muy necesaria”, advirtió respecto de los intentos por controlar la violencia en los estadios. Vanos, hasta ahora, por cierto.

Pizarro lamentó todo, incluso, desde una perspectiva personal. “Para mí era un partido especial, en realidad por disfrutar de un espacio que es muy grato, de venir a ver un equipo que tiene historia y tradición. Es una situación absolutamente lamentable”, sentenció.

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