Jugadores de Udinese explican la disputa por el polémico penal que involucró a Alexis Sánchez

Lorenzo Lucca
Jaka Bijol increpa a Lorenzo Lucca antes de lanzar el penal.

El zaguero esloveno salió a aclarar el incidente del lanzamiento que, finalmente, dio la victoria de Udinese en Lecce. Cerca de la media hora, el árbitro Kevin Bonacina hizo un cuestionado cobro. Lorenzo Lucca tomó el balón y se robó el disparo, pese al reclamo de sus compañeros.



Udinese ganó con escándalo en Lecce. No solo por el polémico penal que cobró el juez Kevin Bonacina para el triunfo final de los friulanos, sino también por la sonora disputa entre Alexis Sánchez y sus compañeros para arrebatar el disparo a Lorenzo Lucca.

Cerca de la media hora, inmediatamente después de hecho el cobro, Lucca tomó el balón en sus manos para rematar el lanzamiento. Nada le importaron al espigado atacante los reclamos de sus compañeros.

Una bochornosa disputa en la que el resto del equipo rodea al eventual ejecutante para quitárselo. Desde el zaguero francés Oumar Solet hasta su compatriota el capitán Florian Thauvin.

Todo, mientras Jesper Karlström y el tocopillano, con palabras explícitas, intentaban disuadirlo, cuando el defensor esloveno Jaska Bijol tomaba del brazo a Lucca para convencerlo.

Lo cierto es que, entre los posibles lanzadores, estaba el mismo Thauvin, que lanzó los dos penales anteriores del Udinese esta temporada en la liga (ambos fallados) y el mismo Sánchez, otro especialista.

Lucca no cedió. Después de un par de minutos de tensión, sus compañeros tuvieron que renunciar y se marcharon. Lo más increíble continuó después de la conquista, ya que ninguno de sus compañeros fue a festejar con el goleador, quien festejó solo.

Polémico cambio

Cuando todo eso ocurría, Thauvin volvió a hacer el gesto de sustitución hacia el banco de suplentes, tanto que fue tranquilizado por el chileno, quien volvió a mostrar su liderazgo y prominencia en el plantel.

Entonces, el técnico Kosta Runjaic decidió cortar de plano la polémica. Su posición quedó claramente entendida cuando, momentos más tarde del gol, cinco minutos después, sin ningún motivo físico o táctico aparente, sacó al atacante de la cancha para que lo sustituyera el español Iker Bravo.

Al salir del terreno de juego, el técnico y el delantero de 24 años intercambiaron un frío saludo, imagen que dejó al descubierto el problema que causó el egoísmo del máximo artillero del equipo.

Tras el partido, el zaguero esloveno Jaka Bijol, el mismo que tomó al delantero del brazo, salió a aclarar el tema: “estos episodios no deben suceder, pero Lucca es un delantero, quiere marcar. Pedimos disculpas a los aficionados por esta polémica”.

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