Arturo Vidal sorprende. “Si Claudio es el capitán, bienvenido sea”, dice el volante del Inter de Milán. El gesto parece dar por cerrado el capítulo más negro de la Generación Dorada. Después de la eliminación del Mundial de Rusia, la esposa de Bravo, Carla Pardo, aludió al Rey como uno de los responsables de la indisciplina en la Selección. Fue el inicio de una disputa que tuvo al actual guardameta del Betis fuera de la Roja y, más tarde, cuando volvió, despojado del distintivo que había llevado en los procesos que llevaron a Chile a los mundiales de Sudáfrica y Brasil y al bicampeonato continental en 2015 y 2016.
El mediocampista resalta la importancia del colectivo. “Lo mismo si es Alexis”, añade, en relación al hipotético portador de la cinta. Pero aún así su nueva actitud en relación a Bravo saca aplausos entre quienes han defendido a la Selección. “Es una señal de madurez, absolutamente. Cuando lo vi, dije ‘qué bueno’. Por la Selección y por Arturo, que está mostrando madurez en su vida. Lo vi y lo dijo sin resentimiento. Se notó autenticidad en sus palabras, que no es político. Tiene carácter, pero en esta ocasión ha demostrado la madurez que ha alcanzado”, dice, por ejemplo, Jorge Aravena, quien capitaneó a la Selección en los ochenta.
Puro beneficio
El Mortero observa beneficios que trascienden la mera relación entre ambos referentes. “Les hará bien a todos. Cuando hay tranquilidad y uno de los líderes invita a eso es mucho más fácil trabajar. Lo que ha hecho Arturo es invitar a todos a sumarse y a entregar el máximo”, sostiene. Y, en sentido contrario, repasa el perjuicio que provocaba la división. “Era una situación bien compleja entre ambos porque ponía a los demás a elegir a quien apoyaban. Estas declaraciones invitan a jugar por una sola idea: la camiseta del país”, valora.
Mario Soto, finalista en la Copa América de 1979 y mundialista en España 1982, también le asigna importancia a las palabras del ex mediocampista del Barcelona y advierte en ellas una evolución. “Arturo es un muchacho bueno. Como todos, comete errores. Si hay disculpas, tenemos que aceptarlas. El jugador es de colaborar, de ayudar al compañero. Eso no quita que exista algún conflicto. Nos debemos unos a otros. Eso es lo que está reflejando Vidal. Si está aceptando la capitanía de Bravo es bueno, porque representa qué es el jugador de fútbol”, sostiene.
El ex zaguero central traslada la importancia de la armonía al campo de juego. “Cuando estuvo afuera Bravo, uno lo sentía, porque uno siempre quiere que estén los mejores. No fue bueno para Chile. Ni siquiera para el mismo Arturo. Ellos saben que si están ambos, Chile tiene más posibilidades de éxito”, dice el emblema de Cobreloa.
No les cree
A Sergio Navarro, capitán de la Selección que logró el tercer lugar en el Mundial de 1962, la señal de cercanía no le convence. Incluso se muestra contrario a aceptar el eventual respaldo de Vidal a la capitanía de Bravo. “Ninguno de los dos tiene moral para decir que fueron líderes del equipo. El capitán es el que protege a sus compañeros. Yo sé muchas cosas que pasaron en la época del 62, ninguna de gravedad, que pudieron ser motivo de un quiebre si hablaba. Pero hasta hoy no he dicho nunca nada. No valía la pena destruir la unidad de un equipo que se mantiene hasta hoy porque había confianza. Si pasaba algo, yo hablaba con los involucrados y todo quedaba ahí”, ejemplifica.
“No sé cómo estarán las relaciones de Bravo con Vidal. La cosa fue más o menos seria y creo que la amistad se quebró. No creo que haya remedio a ese quiebre. Siempre habrá un pero. Para algunos fue una traición. Hay distintos nombres para eso y eso no se perdona. Y, al revés, hay mucho cuidado de andar cerca de esa persona que cuenta las cosas. Como no los conozco, no podría decir si se arreglaron o no”, insiste.
El exdefensor es incluso más concluyente. “Ninguno de los dos no puede ser capitán. Ambos están marcados por esos inconvenientes. La Selección es algo muy grande y lo toman muy al descuido. Es la representación de nuestro país. Hay que respetarla un poco más. Hay que premiarlos cuando hacen las cosas bien, pero cuando meten las patas, hay que castigarlos también”, finaliza.