El 25 de noviembre de 2020, el mundo se paralizó. La muerte de Diego Maradona produjo un estado de shock generalizado. Había fallecido el mejor futbolista de la historia, una condición que le confirió la FIFA, aunque, en una salomónica decisión. la repartió con Pelé. El Diez se recuperaba de una cirugía cerebral y residía en una hacienda en las afueras de Buenos Aires, donde tenía a una extensa corte de colaboradores a cargo de su cuidado.
Tres de los profesionales que debían abocarse a su recuperación están ahora en serios problemas. El neurocirujano Leopoldo Luque, la psiquiatra Agustina Cosachov y el psicólogo Carlos Ángel Díaz ya conocen la fecha en que serán enjuciados por la muerte del zurdo.
Posible homicidio
El tercer Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) de San Isidro fijó para el 11 de marzo de 2025 la apertura del juicio oral. La corte atendió la solicitud de aplazamiento formulada por la defensa de tres de los acusados. Las responsabilidades podrían ampliarse, incluso, a otros profesionales y colaboradores que pudieron incidir en un final distinto para la historia del campeón mundial en México 1986.
En 2022, dos años después del fallecimiento de Maradona, la justicia argentina formalizó la investigación por el posible homicidio. La presunción es que quienes deberían protegerle le condenaron a un estado de indefensión y, prácticamente, le abandonaron a su suerte. Por esas conductas, ahora arriesgan penas de prisión que pueden llegar a los 25 años.
Restos de drogas
El parte médico consignó que el Pelusa había fallecido por un “edema agudo de pulmón secundario a una insuficiencia cardíaca crónica reagudizada”. Agregó como causa que padecía “una miocardiopatía dilatada” y “áreas de isquemia miocárdica” en el corazón.
Los médicos forenses detectaron un probable “cuadro cirrótico” en el hígado, “rotura de septos alveolares” y “un foco con edema intraalveolar” en los pulmones, y una “necrosis tubular aguda” en el riñón. Sin embargo, añadieron resultados negativos para alcohol y estupefacientes, una conclusión que generó controversia, considerando el estado en que Maradona se presentó en sus últimas apariciones públicas y sus conocidos antecedentes de adicción.
Sin embargo, otras pericias demostraron que en el organismo de Maradona había restos de venlafaxina, quetiapina, levetiracetam y naltrexona, fármacos que podrían producir arritmias y que se suministraron a un paciente que padecía una cardiopatía crónica.