La madrugada del 5 de enero jamás será olvidada por José Matías Aguilera (20). A eso de las seis de la mañana una fiesta masiva en Ritoque llegaba a su fin. Unas últimas canciones y la música y las luces se apagaban para dar paso al sol. Y, de repente, la tragedia. Una pelea, donde aparentemente nada tenía que ver el volante de Colo Colo, desencadenó en una balacera que dejó varios heridos. Él, entre ellos. Una de las balas traspasó su muslo izquierdo, su pierna más hábil. Perdiendo sangre camino al hospital, llevado por sus amigos, era su futuro en el fútbol el que pasaba por su mente. Una y otra vez.
Un mes y medio después, el oriundo de Combarbalá (Coquimbo) se repone en San Marcos de Arica, equipo de la Primera B al que fue cedido tras no ser considerado por Mario Salas una vez concluida la pretemporada.
¿Cómo va?
Bien, le estamos metiendo fuerte. Sigo recuperándome de mi lesión, pero ya estoy mejor y entreno con el grupo.
¿Sale de la cabeza el balazo?
Fue un momento trágico. El rebote de una bala. Se pusieron a pelear en la disco y me llegó el rebote de una bala. Estuve mal por estar en el momento y lugar no indicado. Pero fue mala suerte, no por estar metido en problemas.
¿El susto de su vida?
Sí, camino al hospital me miraba la pierna y pensaba que no iba a poder seguir jugando. Cuando llegué y me vio la doctora, me calmé un poco. De todos los afectados por la balacera, yo era el de la herida menos compleja. Los otros tenían la bala adentro; yo solo un hoyo. La saqué barata.
¿Consecuencias?
Estuve en cama una semana y media. Me operaron en Meds, me pusieron puntos y acero quirúrgico. Luego de eso estuve en terapia dos días en Colo Colo, y el fin de semana siguiente tuve que viajar a Arica. Así que me vine con los puntos y todo.
¿Ya está recuperado?
Se podría decir que sí, solo me quedó un poco de dolor en la pierna. Hablé con los kinesiólogos y dicen que con el tiempo se irá pasando.
El mismo día del incidente era la Noche Alba.
Sí, iba a ir. De hecho había pedido entradas, como público.
Dice que fue mala suerte. ¿Solo?
Obvio que hay que tener más cuidado con la hora y los lugares donde uno anda.
Mosa dijo que como club lo iban a apoyar. ¿Lo hicieron?
Sí, me apoyaron en todo momento. Con la operación en Meds y la recuperación.
¿Por qué escogió Arica?
Porque quiero seguir sumando experiencias.
Pasa de Puerto Montt a Arica. ¿Se adapta bien al clima?
Fue un cambio radical. Allá llovía todos los días, aquí nunca. Ya me acostumbro. Las parkas las cambié por poleras sin mangas.
¿No le ofrecieron quedarse en Colo Colo?
Me dijeron que siguiera, pero en las juveniles. Yo no quise, preferí salir. En el fútbol profesional hay otro roce y me sirve para sumar experiencia.
¿Habló con Mario Salas?
No, nada.
Antes de los préstamos hasta jugó en el primer equipo. ¿Qué cambió?
Venía jugando y haciendo las cosas bien, pero a mitad de año me llegó la oferta de Puerto Montt, donde podía sumar más minutos. Además en Colo Colo llegaban refuerzos. Ahí sí hablé con Mario Salas y me dijo que la decisión era mía.
¿Era difícil pelearle el puesto a Mouche, Costa, Bolados?
No tan difícil, eso depende de uno nomás.
¿Está San Marcos de Arica para llegar a Primera?
Sí, nos estamos preparando para eso. Estar siempre arriba.
¿Los compañeros que lograron el ascenso a Primera B no ven mal que llegue con el equipo ya ascendido?
Yo llegué y me integré bien al grupo, porque soy alegre, siempre tirando la talla. Nos estamos conociendo y agarrando más confianza.
¿Qué le puede aportar a esos jóvenes de su misma edad que no han compartido con Paredes, Valdivia o Valdés?
Que sigan entrenando igual que uno, nomás. Igual he pasado hartas cosas. Les digo que se tienen que cuidar harto.
¿Por qué no jugó la liguilla de ascenso con Puerto Montt?
Por temas de contrato. Solo duraba hasta diciembre. Me hubiese gustado seguir y jugarla, pero terminé allá y regresé a Colo Colo.