La rudeza es una de las características del rugby. Por eso tiene un reglamento tan detallado y altas exigencias de seguridad médica, al menos en los países con algún grado de desarrollo.
Pese a ello, lamenta muertes como la que se produjo ayer en Burdeos, donde Nicolas Chauvin (19 años) falleció debido a las lesiones sufridas el domingo último en el partido entre su club, Stade Français de París, y el local Bordeaux Bègles, por la competencia juvenil de la liga francesa.
Cuando apenas se jugaba el quinto minuto, el tercera línea recibió un doble tackle (en la foto, captura de pantalla). Cayó inconsciente y de inmediato el árbitro detuvo el juego (que nunca se reiniciaría). Los médicos, en cancha, lograron que recuperara el pulso tras 20 minutos de asistencia. Fue enviado de urgencia al principal hospital de la ciudad, donde fue operado y mantenido en la unidad de pacientes críticos. Ayer, el forward murió debido a las complicaciones por una fractura cervical; la más severa, hipoxia (ausencia de oxigenación) con daño irreversible a nivel cerebral.
No se trata de un caso aislado. En agosto, el centro Louis Fajfrowski (21 años) murió al sufrir un ataque cardíaco en el vestuario, al que fue enviado, consciente pero bamboleante, luego de sufrir un durísimo tackle en un amistoso de Aurillac (2ª División) ante Rodez (3ª División).