Open es un libro categoría “Best Seller” y una lectura obligada para los amantes del deporte y las letras. Una biografía en donde Agassi, a través de 475 páginas, hace un repaso por su juventud, irrupción, apogeo y despedida, contando situaciones en su mayoría desconocidas para el mundo al momento de su publicación.

Entre ellas estaban por ejemplo la verdad del caso de doping que lo tuvo investigado por la ATP en 1997, su odio hacia el tenis y el complejo paso que tuvo por la academia de Nick Bolletieri. Un punto que sin dudas retoma focos con el fallecimiento del icónico entrenador.

Durante largos tramos de la publicación, el ex número uno del mundo se refiere a una relación que tuvo momentos de conflicto y caos, pero que terminó siendo clave en su irrupción al circuito y en la conquista de su primer Grand Slam. Pero la historia entre ambos personajes legendarios del tenis moderno comenzó mucho antes de la celebración sobre el césped del All England Lawn Tennis Club en 1992.

Las vidas de Andre Agassi y Nick Bollettieri se cruzaron por primera vez cuando el futuro campeón de 8 Grand Slam tenía 13 años. Su padre vio un reportaje televisivo sobre una academia que generaba talentos en Bradenton y no lo dudó por un segundo: el chico estrella de Nevada iba a pasar tres meses (terminaron siendo años) entrenando sin parar en un enorme recinto ubicado en la costa oeste de Florida.

Para Agassi, la estadía en las instalaciones de la academia no fue fácil y en Open dejó registro de aquello de forma muy directa. “A la gente le gusta decir que la Academia Bollettieri es como un campamento militar, pero en realidad es como un campo de prisioneros glorificado...Allí domina una especie de ley de la selva. Es como Karate Kid pero con raquetas, como una especie de El señor de las moscas, pero con drives”, fue la descripción con la que presentó el recinto en el escrito.

(Colaimages/Alamy)

Instancia en la que también hizo eco de las complejas situaciones que le tocó vivir, principalmente ligadas a la presión a la que estaban expuestos los jóvenes dentro de las inmediaciones y de las extenuantes rutinas a las que son sometidos los prospectos. “Practicamos el saque, practicamos la subida a red, practicamos el revés, practicamos el drive, y de tarde en tarde jugamos algún partido para establecer el orden jerárquico, del más fuerte al más débil. A veces parece que seamos gladiadores preparándonos en el Coliseo... También recibimos clases de resistencia mental, de pensamiento positivo y de visualización. Nos enseñan a cerrar los ojos y a imaginarnos ganando en Wimbledon, sosteniendo ese trofeo de oro entre las manos. Después realizamos ejercicios aeróbicos, o entrenamientos con pesas, o salimos a la pista de arenilla de conchas, donde corremos hasta caer rendidos”, relataba.

Por eso la relación entre ambos estuvo al límite durante mucho tiempo. Agassi intentó fugas, se reveló ante Bollettieri y tiñó el pelo en forma de protesta. El entrenador por su parte aplicó castigos, horas extras de entrenamiento y charlas frente a todos los estudiantes, pero nunca lo dejó ir. Sabía que el chico problemático era también uno de los grandes talentos del país.

Y pese a estar enfrentados en muchas ocasiones, aquella historia que comenzó en 1983 se mantuvo vigente hasta casi 10 años después, en gran parte porque en un determinado momento Bollettieri le concedió varias libertades a su pupilo rebelde, pero estrella. “Nuestra tregua inesperada ha acabado por convertirse en una relación sorprendentemente armoniosa. Nick respeta la manera en que le planté cara, y yo lo respeto a él por haber cumplido su palabra. Trabajamos duro por conseguir una meta común, por conquistar el mundo del tenis. No espero gran cosa de Nick en el campo del afecto. En él busco cooperación; no información. Él, por su parte, busca en mí victorias que merezcan titulares que, a su vez, contribuyan a la buena marcha de su academia”, rememoraba Agassi sobre la relación de ambos en 1986.

El vínculo de Agassi con su técnico de juventud duró hasta 1993, cuando el ex número del mundo (en ese entonces 22 del ranking) se enteró por el periódico que el estratega se iba a tomar un descanso del circuito. “Estoy tomándome mi primer café de la mañana y hojeando el USA Today cuando un titular llama mi atención. Porque en él aparece mi nombre. Bollettieri rompe su relación con Agassi. Nick revela al periódico que ha roto conmigo. Desea pasar más tiempo con su familia. Después de diez años, así es como me lo hace saber...Minutos después, llega a casa un sobre de FedEx con una carta de Nick. En ella no me cuenta más de lo que ya he leído en el periódico. La leo diez o doce veces antes de guardarla en una caja de zapatos. Me acerco al espejo. No me siento tan mal. No siento nada. Abotargado. Como si la cortisona se hubiera esparcido desde la muñeca por todo mi ser”, confiesa al mundo en Open.

Juntos lograron llegar al número tres del mundo, ganar dos Masters 1000 y transformar el apellido Agassi en un referente planetario, tanto de tenis como de moda. Además, consiguieron el primer (y esquivo) Grand Slam de “El Kid de Las Vegas”.

Pese al sorpresivo fin de la sociedad, para Agassi nunca dejó de estar presente la figura de Nick. Entrenó durante muchos tramos de su carrera en sus pistas e incluso cuando en 1999 ganó Roland Garros y logró conquistar los cuatro Grand Slam, lo tuvo presente en sus primeros flechazos de pensamientos. “Estoy desbordado por la alegría, siento un agradecimiento inmenso hacia Brad (Gilbert) hacia Gil (Reyes), hacia París… Incluso hacia Brooke (Shields) y hacia Nick (Bollettieri). Sin Nick, no estaría aquí”, lanza en su biografía.

De hecho esos pensamientos de agradecimiento estuvieron presentes a lo largo de las últimas décadas. La madurez y el tiempo arreglaron de manera total la relación entre ambos, siendo Agassi uno de los ex tenistas que más sentidas palabras le dedicó a su ex entrenador tras su fallecimiento. “Nuestro querido amigo, Nick Bollettieri, se graduó de nosotros anoche. Le dio a muchos la oportunidad de vivir su sueño. Nos mostró a todos cómo se puede vivir la vida al máximo... Gracias Nick”, escribió sin rencor el oriundo de Las Vegas.