Llevó de la mano a Toronto Raptors a su primer título y la Liga premió su esfuerzo al elegirlo como el Jugador Más Valioso de la definición. Kawhi Leonard, MVP de las finales de la NBA.
Aunque llegó a disgusto al equipo candiense desde San Antonio Spurs, desde donde tampoco salió de buena manera al pelearse con el entrenador, Gregg Popovic, el californiano quedará para siempre en el corazón de los hinchas del Norte. Quizás hasta recuerden más el punto que le dio el título de conferencia ante Milwaukee.
Leonard apareció con todo en los playoffs de la competencia para liderar a los Raptors a la victoria por 4-2 en la confrontación final. No estar en buena parte de la fase regular fue, según él, clave para este rendimiento. "La forma en la que establecimos mi calendario fue buena. Si no hubiera descansado durante la temporada ahora no estaría jugando así", dijo. De todas maneras tuvo números positivos en la temporada. De hecho, es el tercer mayor anotados en una postemporada, con 732, en una lista que aún lidera Michael Jordan, quien en 1982 anotó 759 unidades.
Leonard fue MVP de la final de 2014 también, una figura que crea su leyenda desde el silencio. Callado como ninguno, el jugador no tiene redes sociales y poco le importa. Tampoco comparte mucho con los compañeros y rara vez se le ve en las celebraciones de las victorias con el plantel. Ya con un contrato millonario firmado con los Spurs, Leonard iba a los entrenamiento en un auto de clase media, que solo cambió por un coche de lujo por la presión de su familia.
Tal vez una personalidad forjada por una vida dura, en que aún siendo un adolescente perdió a su padre, asesinado en su lugar de trabajo. Y del básquetbol casi queda fuera, pues no pudo llegar a las pruebas en su colegio, por lo que tuvo que inscribirse en el equipo de fútbol americano.
Pero Leonard finalmente llegó al baloncesto y a la NBA a cumplir el deseo que señaló el año que llegó a la Liga: "Vengo a ganar partidos", dijo. Y lo cumple.