Ken Bensinger (44 años) reconoce que suena poco humilde cuando habla de Tarjeta Roja, su libro de más de 400 páginas en el que se resumen casi ocho años de investigación sobre el FIFA Gate. Según él, "la exposición más completa que jamás ha existido" del escándalo por el que decenas de exdirigentes y ejecutivos están hoy en Estados Unidos, enjuiciados, condenados o colaborando como delatores compensados. Entre ellos, Sergio Jadue. Bensinger vive en Los Angeles. Hoy trabaja en un texto que pretende detallar las redes mundiales de Amazon. Las buenas y malas, dice. Un proyecto que no le impide seguir muy pendiente del devenir de un asunto que aún le apasiona y por el que ha sido premiado en Inglaterra, como autor del Mejor Libro de Fútbol de 2019 (que otorga The Telegraph). A través de Twitter, @kenbensinger se ha transformado en una especie de voz oficial del caso, al menos para Chile.

Era lo más lógico que se aplazara, por las apelaciones de Napout y Marin. Para darte contexto, estoy viendo la lista de informantes de la Fiscalía, hay 17 además de Jadue que están en la misma condición. Será así hasta que Jadue deje de ser útil.

¿En qué va realmente el caso, el trabajo de la Fiscalía y la situación de personajes como Sergio Jadue?

Es costumbre de la Justicia aquí dar poca información. No han soltado mucho sobre el caso, aparte de que sigue en pie. Lo que sí se sabe es que dos de los condenados en diciembre de 2017, el paraguayo Juan Angel Napout y el brasileño José Maria Marin, están apelando el veredicto. Ambos cumplen penas de nueve y cuatro años, respectivamente, en cárceles en Pensilvania y Florida. En noviembre tendrán una audiencia ante la Corte de Apelaciones. Y es muy importante el resultado de esta. La Corte de Apelaciones no los puede liberar, pero sí ordenar otro juicio. Entonces todo lo demás está congelado a la espera de que se resuelva esto primero.

¿Y qué novedades hay respecto a la situación de Jadue en su condición de colaborador de la Fiscalía?

Ha habido chismes de diferentes acusaciones nuevas, de condenas para los demás. Yo escuché hace poco que se formularían cargos contra nuevos entes o individuos, pero no hemos visto nada de eso, porque yo creo que se está esperando el resultado de las apelaciones. Lo mismo aplica a los condenados que están colaborando con la Fiscalía, como Jadue, el argentino Alejandro Burzaco y varios más. Si hay otro juicio a Napout y Marin, lo más seguro es que estos hombres deberán atestiguar, por orden de los fiscales.

En resumen, Jadue sigue esperando, en un escenario bastante cómodo para él...

Quiero aclarar que Jadue es uno de muchos colaboradores y todos están en la misma situación. Jadue recibe el mismo tratamiento que Burzaco, Jeffrey Webb (ex presidente de Concacaf) o Luis Bedoya (ex presidente de la Federación de Colombia), por nombrar algunos. Sería erróneo decir algo diferente. Lo que pasa es que la Fiscalía prefiere tenerlos cerca y disponibles a todos los colaboradores para sacarles más información y hacerlos atestiguar. Será así hasta que les den la pena y, a cambio de la colaboración, el fiscal enviará una carta a la jueza en la que dirá: "Su señoría, en este caso Jadue ha ayudado en la investigación, ha aportado información y por lo tanto estamos pidiendo una reducción en su pena". Lo que pasa es que todos están colaborando y no quieren hacer nada que ponga en peligro ese beneficio que recibirán.

Es decir que Jadue sigue siendo útil como delator...

Una vez que la jueza entregue la pena, ya la Fiscalía no tiene más palancas con los individuos que hoy están en Estados Unidos. Se van a la cárcel y no hay nada más que se les puede ofrecer a cambio de su colaboración. Si yo fuera Sergio Jadue, una vez recibida mi pena, diría que no quiero saber nada más de la Fiscalía, que no los voy a ayudar más, que no voy a hablar con nadie y no voy a decir nada. Los fiscales saben que es así y por eso demoran que cumpla una sentencia en la cárcel. Será así hasta que realmente ya no sea de utilidad su testimonio.

¿Qué perfil tienen la jueza y los fiscales que llevan el caso en Estados Unidos?

La jueza se llama Pamela Chen. Es asiática, fue fiscal federal, es joven, no tiene muchos años como jueza. Ella es muy profesional, muy seria. No es mano dura, tiene la imagen y reputación de ser muy justa, escuchar a todas las partes y no dejarse llevar por las emociones.

¿Y los fiscales?

Es que desde que partió la investigación en 2010, por lo menos 13 fiscales han llevado el caso. Actualmente son tres los que están a cargo: Samuel Nitze, Kristin Mace y Keith Edelman. Todos recurren en algún momento a Jadue o alguno de los otros colaboradores que están retenidos en USA. No tienen dedicación exclusiva, también llevan sus propios casos.

¿Ha tenido la posibilidad de hablar con Sergio Jadue en todo este tiempo?

Jamás me he cruzado con él. Es difícil encontrarse a los colaboradores en los pasillos de los tribunales.

¿Y con su abogado?

Su nombre es William M. Brodsky. He tenido diálogos con él. No le gusta hablar mucho con los periodistas, a diferencia de otros abogados.

¿Y qué va a pasar? ¿Irá Jadue a la cárcel o no?

Es imposible aventurarse sobre el futuro de Jadue, sobre cuántos años irá a la cárcel. No podemos saber qué tipo de pena va a recibir. Lo que sí puedo decir es que difícilmente Jadue recibirá la pena más grande, pero tampoco tendrá la más baja. En términos de su relevancia dentro del caso, se ubica en el centro, en ese espectro. Por ejemplo, Burzaco ha colaborado más, testificó en el juicio contra Napout y Marin, lo que es muy importante, pero también cometió más crímenes que Jadue.

Le repito lo que dije hace un rato. Parece muy cómodo esto para Jadue. Vive bien, en un barrio acomodado, puede trabajar, ganar dinero. Parece una tomadura de pelo...

Jadue ya está condenado. Ya se presentó ante la jueza y aceptó su culpa. El único tema con él es cuál será su pena. No lo pueden dejar ir así nomás, tiene que llegar ante el juez y recibir su sentencia. En un momento el fiscal le dirá esto: "Ya no eres útil, es tiempo de que vayamos donde la jueza para que dicte la sentencia". Ahora, obviamente, si yo puedo elegir entre estar en la cárcel o la playa de Miami, prefiero la playa de Miami. Es igual con todos los colaboradores. Todos tienen libertades restringidas, ninguno cuenta con su pasaporte, no pueden salir del país ni moverse libremente dentro de Estados Unidos. Es decir, si a Sergio Jadue le dan ganas de ir a Las Vegas, no puede. Necesita un permiso explícito del FBI y de la Fiscalía. Tiene embargados varios bienes, que son garantías por su libertad.

¿Y qué le espera, entonces?

La cárcel espera a Jadue, eso es inevitable. La idea de que el tiempo que pase en Miami le reduce el tiempo en la cárcel no es cierta. Es independiente una cosa de la otra. Por decirlo de alguna manera, hoy Jadue está en el limbo.

Si la condena es de un año, dos, tres o más... ¿La va a cumplir pese a los años que lleva en Estados Unidos?

Exacto... tiene que cumplir esa condena y luego de que pase ese año o dos, lo van a echar del país. Él no es ciudadano de Estados Unidos y la ley aquí dice que si un extranjero comete un delito, no tiene derecho a entrar en el país por 10 años. Entonces, una vez que cumpla su pena, lo echarán del país y cancelarán su visa.

¿Qué ha significado para usted investigar y escribir el libro Tarjeta Roja?

El libro fue fruto de una larga investigación y he seguido cubriendo el caso, porque me interesa, porque de cierta manera siento que es una parte importante de mi carrera periodística. Para mí es una lástima que mi libro no haya llegado a todos los lugares donde debió haber llegado. Según tengo entendido, editorial Planeta optó por no publicarlo en Chile, ni Argentina, ni Paraguay, ni Uruguay, que son los países más impactados por esta investigación. Curiosamente sí decidieron publicar el libro en México, Colombia, Perú, creo que hasta en Ecuador. También está en Portugal, Japón, Bélgica, Estados Unidos, España, Inglaterra, ahora en Polonia. Y los países más involucrados, no.

¿Por qué?

No tengo idea, intenté por varios meses convencer a los editores de Planeta, pero nunca me dieron una respuesta. No me han sabido explicar. En Brasil, Globo Libros me compró los derechos, pero decidió no publicarlo, porque Globo está implicado en el caso, es parte del escándalo y no quieren que el libro salga al público. Curiosamente me pagaron por publicar el libro en Brasil, pero nunca lo hicieron.

¿Es una censura por lo que usted cuenta en el libro?

En el caso de Brasil estoy ciento por ciento seguro. Me puedes citar en letras mayúsculas, que en Brasil Goblo Libros decidió censurar mi obra. Prefirieron pagarme el dinero y no publicar, en lugar de dejar salir la verdad. Esto realmente es una censura al periodismo. Respecto a los otros países, no sé si es una censura, pero sí es un misterio.