El mundo del maratón no podría entenderse sin Kenia, ni viceversa. La relación que tiene este deporte con la nación africana es tan estrecha que es casi imposible toparse con eventos de esta índole que no tengan representantes kenianos en sus listas de inscripciones. Y no solo participan, porque casi siempre ganan. Ejemplo de eso Santiago y la abrumadora supremacía keniata que ha tenido la carrera capitalina.
Solo hay que remontarse a la última edición del Maratón de Santiago para ver cómo los atletas de Kenia arrasaron en las distintas categorías. En 2019 (durante 2020 y 2021 la carrera no se llevó a cabo por la pandemia) el poder de la nación de la montaña luminosa fue abrumador.
En la categoría estelar masculina, la de los 42 kilómetros, Jacob Kibet Chulyo y Eliud Kiprop Tarus fueron los keniatas más rápidos sobre la capital. El primero se llevó la medalla dorada con un tiempo de 2 horas, 13 minutos y 15 segundos, mientras que el segundo completó el podio al finalizar con un crono de 2 horas, 18 minutos y 22 segundos. Timothy Kipngetich Kemboi, el otro participante del país africano, quedó cuarto.
En damas la historia tampoco fue distinta, ya que la ganadora del oro fue Galdys Yepkemoi (2:36:35), mientras que la plata se la colgó en el cuello Sofía Jebiwot (2:38:00). ¿El país de ambas? Kenia.
Si bajamos aún más en el tiempo y nos remontamos a 2018, la historia no es tan distinta, ya que allí se dio la tercera victoria de Luka Lobowan, el ganador absoluto de Santiago. Esto debido a que no solo tiene tres medallas de oro, sino que también posee el récord absoluto de la edición chilena, cuando en 2017 logró un tiempo de 2 horas, 9 minutos y 35 segundos.
Una relación tan especial con Santiago, que en su momento incluso lo llevó a decir que le gustaría representar al país en las Olimpiadas. “Es el único país en mi vida dónde he ganado tres veces. Tengo a Chile en mi corazón. Sueño con correr por Chile en el futuro”, comentó en su momento a La Tercera, pidiendo una nacionalidad por gracia.
Kenia, un país de maratonistas
La llamativa bandera de Kenia (negra, roja y verde, con un escudo Masái al medio) es un habitual en los podios de los maratones alrededor del mundo. Los atletas son un elemento de reconocimiento mundial para ellos, casi como acá es el vino o en Colombia el café. Y es que el impacto que tienen estos corredores en los torneos más importantes del globo es decidor.
Lawrence Cherono, fue campeón en Chicago y Boston. Brigid Kosgei consiguió ganar Chicago, Londres y Tokio, logrando incluso la marca mundial en 2019. Dos estrellas, pero que no se acercan al mayor representante que tienen en el mundo del maratón.
Eliud Kipchoge es el mayor ícono que tiene Kenia en estos momentos. Bicampeón olímpico en maratón (2016 y 2020) y ganador de nueve grandes maratones, son parte de sus logros. Una bestialidad.
Pero la formación de estas grandes figuras se explica por muchos factores. El primero es el famoso Valle del Rift, el lugar de donde procede la mayoría de los corredores kenianos y en donde las condiciones son muy favorables para conseguir súper atletas, principalmente por los 1.220 metros sobre el nivel de mal en el que se encuentra. Eso hace que cuando salgan a recorrer las ciudades del resto del mundo, lo hagan con menos fatiga y cansancio que el resto.
También es clave entender que en Kenia, el caminar es casi un estilo de vida. Allá es un habitual el trasladarse a pie sin importar la distancia. Ellos caminan, caminan y caminan. Fortalecen su cuerpo desde pequeños y entrenan sin problemas sobre la tierra dura del corazón africano.
Finalmente el impacto cultural que han tenidos los corredores en el país, hace que miles de jóvenes crezcan queriendo ser maratonistas. Asisten a los training camps y miran a las grandes estrellas realizar tramos largos en velocidades casi nunca vistas. Así, en este país, agrícola e independiente, se vive un círculo interminable que forja a los mejores corredores de distancias largas en el mundo. Santiago y un sin fin de otras ciudades alrededor del planeta lo han comprobado.