No hay mucho más que se pueda escribir sobre Kristel Köbrich y todo lo que ha hecho por la natación chilena. Hay algo claro: es, por paliza, tanto en hombres como mujeres, la mejor exponente que ha tenido el deporte en el país. Ayer le agregó más letras a su rica historia.
A simple vista, su carrera pareció tomarle poco esfuerzo. Fue inalcanzable para todas sus rivales en la final de los 400 libre, los que ganó con varios metros de ventaja.
Fue una carrera estratégica. Empezó adelante, aunque guardando fuerzas. Ninguna de sus oponentes, eso sí, apretó demasiado.
Ayer, en Cochabamba, la Alemana fue demasiado superior a sus contendoras en la final. Superó, además, lo hecho en las series clasificatorias. Ganó con un crono de 4:19.58, sacándole más de seis segundos a su más cercana perseguidora. En natación, eso es una eternidad. Y en términos de distancia, son varios metros de diferencia. La brasileña Gabrielle Goncalves (plata, 4:25.70) y la colombiana María Paula Álvarez (bronce, 4:25.88) completaron el podio de la prueba. Su marca, eso sí, está lejos de su récord de Chile (4:11.32) impuesto en 2012 en Indianápolis.
"Estoy muy contenta por el oro, no me gustó mucho la prueba, no quedé muy contenta con la marca. Ahora a recuperarse e ir por los 800", dijo en radio ADN.
Con su oro de ayer, la Cobra chilena sumó su séptima presea de ese color cuando se trata de Juegos Sudamericanos. Su historial comenzó al ganar los 800 y 1.500 en Buenos Aires 2006, luego venció en los 1.500 en Medellín 2010, en Santiago 2014 ganó también en los 1.500 y además en los 10 kilómetros de aguas abiertas. A todo eso le suma sus cuatro medallas en Juegos Panamericanos (un oro, una plata y dos bronces).
Hoy vienen los 800, donde el Team Chile espera otra medallada dorada.