Termina el partido frente a Suecia y Joachim Löw empuña su mano (una mano multipropósito, por cierto) y sonríe con el triunfo. Acto seguido, camina serio al camarín tratando de digerir lo que pasó. Quizás entiende que tuvo que exigirse más de la cuenta para ganarle a un equipo que nunca le quiso discutir la posesión.
Ya en el primer encuentro México le dio a Löw una lección tan dolorosa como útil. El inexistente cambio de ritmo de ese debut desembocó en un equipo lento y predecible. Apegarse a la disciplina táctica terminó por costarle el partido. Y si México, que tiene volumen de ataque, se metió bien atrás, qué más se podía esperar de una selección como Suecia. Muy limitada técnicamente, pero con un compromiso defensivo difícil de voltear. La evolución del fútbol ha permitido el emparejamiento de fuerzas. La globalización de los métodos de entrenamiento y la profesionalización ha reducido las tradicionales diferencias entre grandes y pequeños. Y en eso los suecos no se han quedado atrás.
Es ahí donde deben aparecer los nombres propios para darle el sello distintivo a través del talento individual. Es decir, lo que no se puede copiar. Se entrena, pero no se imita.
Alemania ocupa el popular 4-2-3-1 tan en boga en los últimos años, pero a diferencia del Mundial anterior, esta vez está utiliza un ataque distinto. Los que llegan a centrar o dar el pase final van por dentro. Ya no son punteros netos. Draxler, Kroos, Müller y Reus atacan por pasillos interiores para llegar al 9. Distraen por fuera y penetran por dentro. Es un equipo cerebral, frío y constante. Aún así pareciera no alcanzarle, porque tuvo que despeinarse para ganar. Abandonó la rigurosidad táctica para meter a Suecia en su arco.
Asi apareció Toni Kroos sobre el final. Anotó un golazo gracias a la torpeza de Durmaz en la falta sobre Timmo Werner. Pero pocos notaron que, en el gol sueco, el volante del Real Madrid cometió un doble error. Primero en la pérdida del balón y segundo en el cierre sobre Toivonen (que fue quien marcó).
El alemán lo asumió y no se dejó abatir por esto. Gran cosa, considerando que varias figuras de este Mundial han "desaparecido" en momentos difíciles. Quizás es ahí donde esta mentalidad germana sale a relucir en todo su esplendor. Tremendo Kroos, que de Toni tiene poco.