Frank Kudelka parece entregado. Sostiene que sus gritos rebotan en una especie de muralla imaginaria. Que sus dirigidos le miran, pero parecen no escucharlo. La U cae por 2-0 ante Palestino y, sorpresivamente, se despide en semifinales de la Copa Chile. A la espalda del argentino, en un palco, parte de la cúpula de Azul Azul mira sin encontrar explicaciones a lo que sucede. Por primera vez, cuestionan las decisiones de un entrenador que parece perdido. Seis delanteros, incluyendo al defensor Rafael Vaz, buscaron desesperadamente la igualdad.

La molestia de Kudelka es evidente. Se lo hizo saber el martes al plantel, al que le recriminó el rendimiento que los dejó fuera del torneo que da un cupo a la Libertadores.

Kudelka cree ya tener claro el diagnóstico. Se lo ha dicho a sus más cercanos, a parte de la gerencia y a los directores que se le han preguntado. Y su explicación, contada quizás como argumento exculpador, en el fondo lo deja en mal lugar como líder del grupo: los jugadores no siguen sus instrucciones. "Kudelka está molesto. No tan solo por la actitud del equipo, que ya es algo para reprochar; dice que los jugadores no lo escuchan, que no le hacen caso", asegura uno que ha recibido el lamento del DT.

En los jugadores más experimentados existe un cierto recelo por el manejo del técnico frente a la prensa. No cae bien que los critique públicamente por su accionar, pese a que también lo hace de manera interna. La diferencia con Guillermo Hoyos, el estratega antecesor que los defendió hasta en los peores momentos, comienza a pasarle la cuenta.

Lo cierto es que el transandino no piensa en renunciar al desafío que asumió a mitad de año. Hasta el momento, tampoco le interesan los clubes argentinos que lo sondean para ficharlo en la próxima apertura de mercado. Cree en su proyecto, pero quiere y exige respaldo. Y ese respaldo se basa en sentirse con el poder para realizar una limpieza de camarín que le permita darle un nuevo giro a la institución. Ya avisó que busca un jugador por línea, con un liderazgo capaz de levantar a un equipo que lleva varias temporadas sin ser protagonista: "Me quiero quedar a cumplir mi cargo para defender mi idea de trabajo. Me gustaría quedarme mucho tiempo. No me quiero ir. Mi idea es tener un equipo comprometido con el lema de 'la institución por arriba de todos nosotros', porque sólo así se logra un sentido de pertenencia y nadie tiene que estar exento de eso", dijo hace poco a la prensa.

Ayer, en la reunión de directorio en el Centro Deportivo Azul, Kudelka no dio explicaciones ante el directorio. Sí lo hicieron Ronald Fuentes, gerente deportivo, y Sabino Aguad, asesor deportivo, quienes respondieron las dudas de los máximos accionistas de la institución: "El ánimo no era de los mejores, estamos todos medios golpeados", dice un miembro de la mesa.

El panorama cambió en la U. Kudelka vive el momento más tenso desde que llegó. Ya fracasó en uno de los objetivos: la Copa Chile. Hoy se le exigirá sumar en las cinco fechas restantes para asegurar un cupo en la Copa Libertadores. Su permanencia no está en análisis: "No podemos echar a un técnico a los seis meses. Hay que darle tiempo para trabajar, que arme su plantel y una buena pretemporada. Aparte sería un costo tremendo para la U", cierra un director. Aunque excusarse en que el plantel no le hace caso, no parece la mejor de las defensas ante la jefatura.

Una de las interrogantes resueltas fue la situación de Yeferson Soteldo. El venezolano protagonizó un acto de indisciplina la semana pasada y omo sanción, Kudelka lo dejó fuera de la citación para el partido ante Everton. Todo un símbolo de un plantel que no escucha.