Luciano Cabral pone a Independiente a sus pies. Las actuaciones del volante chileno ya cautivan a la exigente hinchada de los Diablos Rojos. Se le destaca la facilidad que tiene para dejar a los delanteros en posición de gol. Precisamente, la función que se le encomienda en la escuadra de Julio Vaccari.

La consideración alcanza su nivel máximo. Lo constata un posteo en la cuenta oficial del club de Avellaneda: la imagen muestra al seleccionado nacional junto a Ricardo Bochini, el máximo ídolo de la historia del club. El texto que completa el posteo es decidor: “Los buenos con los buenos”.

Una campaña en alza

Cabral, formado en la inagotable cantera de Argentinos Juniors, recuperó su mejor nivel en Coquimbo Unido, que lo acogió después de que enfrentara el peor capítulo de su vida: estuvo encarcelado durante cuatro años y medio por un homicidio.

El paso por los piratas cautivó primero al León, de México, donde lo dirigió Eduardo Berizzo. En diciembre, se produjo el salto al equipo transandino, que lo fichó en una operación que involucró la compra del 70 por ciento de sus derechos económicos y la cesión de Brian Martínez.

En siete encuentros, Cabral ya ha ofrecido la mejor parte de su repertorio de habilitaciones. Algunas, propias de la genialidad que marca la diferencia en sus actuaciones. Suma dos goles.

La leyenda

Bochini, en tanto, es una leyenda viva en el club transandino, en el que disputó 715 partidos y anotó 108 goles. El Bocha fue campeón en cuatro oportunidades a nivel local y en cuatro ocasiones de la Copa Libertadores. Además, obtuvo dos veces la Copa Intercontinental y en tres celebró la Copa Interamericana. El estadio del club lleva su nombre.

El mediocampista fue parte del plantel que, en 1986, levantó la Copa del Mundo, de la mano de Carlos Bilardo en la dirección técnica y con Diego Maradona como gran figura. El Diez, de hecho, reconoció muchas veces la idolatría que sentía por su figura, que lo llevó a seguir a los Diablos Rojos.