Minuto ocho en el Estadio Nacional. Envío largo de Osvaldo González, pivoteo de Joaquín Larrivey, arremetida de Simón Contreras y definición de Ángelo Henríquez desde la izquierda. Todos los montillos celebran en Ñuñoa: en la cancha, Walter se abraza con sus compañeros en el último partido de su carrera; en las gradas, Santino, el hijo menor del ídolo azul, se toca el corazón y se besa el escudo de la U que lleva en el pecho.

Más allá de números, estadísticas y peleas por el descenso, el apellido Montillo significa amor por Universidad de Chile. Amor a la institución, a la camiseta, a la hinchada. Amor del bueno, ese que que trasciende al jugador y contagia a sus cercanos, a la familia. Una relación que nació el domingo 23 de diciembre de 2007 y que finaliza 13 años después, con el Chuncho al fin lejos del descenso y a la espera del resultado que confirme su clasificación a Copa Libertadores (Palestino no debe ganar a Coquimbo).

Ese fue el regalo final de Montillo al club que más quiso durante su carrera. El oriundo de Lanús prometió que volvería a Chile para alejar a la U de cualquier peligro y así lo hizo. Prometió que se retiraría en el Nacional, ataviado de azul, y así lo hizo. Como un pequeño souvenir, un recuerdito de su último partido, asistió a Larrivey a los 25′ tras sendos errores Gustavo Mencia y Simón González. El delantero argentino, amigo y cómplice del ahora exjugador sobre distintos pastos, lo homenajeó removiéndose su camiseta y dejando a la vista la del 10 que traía debajo. Montillo, que antes del pitazo lloraba de emoción, ahora reía.

La U dependía de sí misma para asegurar la permanencia y alejar cualquier posibilidad de disputar un partido de definición. Un triunfo y no tendría que mirar de reojo el Unión La Calera - Curicó que se jugaba simultáneamente. El 2-0 parecía una buena cuenta de ahorro para los de Rafael Dudamel, pero a los 45′+3′ una mano de Matías Rodríguez dentro del área agregó suspenso: Eduard Bello marcó de penal y el primer tiempo finalizó con el marcador apretado.

El equipo nortino manejó las mejores ocasiones y dominó la pelota, pero el cuadro laico tuvo la pegada necesaria en situaciones como estas. Tras un inteligente saque de banda, Larrivey pivoteó para Espinoza y el mediocampista marcó con un remate ajustado. 3-1, el partido estaba acabado. Ahora solo se trataba del último minuto de Montillo, el cual llegó a los 88′. Pero hace rato que el jugador lloraba sobre la cancha. Su historia como futbolista se acabó: ahora solo queda su leyenda.

FICHA DEL PARTIDO:

U. de Chile: De Paul; Rodríguez, González, Casanova, Beausejour; Moya (90′+1′, Galani), Espinoza, Montillo (88′, Barros); Contreras, Larrivey, Henríquez (90′+4′, Cortés). DT: R. Dudamel.

D. Antofagasta: González; Soza (81′, Soza), S. González (81′, Rojas), G. Mencia, Cordero; Cuadra (81′, Sarria), Bello, Cuadra, Collao (62′, F. Flores), J. Flores; Muñoz (63′, Souper), Figueroa. DT: H. Tapia.

Goles: 1-0, 8′, Contreras aprovecha un pivote de Larrivey y asiste a Henríquez, que define con zurda; 2-0, 25′, doble error de Mencia y González, lo aprovecha Montillo y asiste a Larrivey, que define cruzado; 2-1, 45′+5′, Bello convierte de penal tras mano de Rodríguez; 3-1, 53′, remate ajustado de media distancia de Espinoza tras pivoteo de Larrivey.

Árbitro: César Deischler. Amonestó a Collao, Flores (DA); Moya, Espinoza, Henríquez.