Liverpool logró lo impensado. Revirtió la serie ante el Barcelona en Anfield y consiguió la clasificación a la final de la Champions, en un partido histórico.
Pero igual de impensado fue la forma en que llegó ese cuarto gol de la clasificación. Una avivada en un saque de esquina entre Alexander-Arnold y Origi que terminó con el delantero belga definiendo solo ante la mirada desesperada de Marc-Andréter Stegen.
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En tanto, el chileno Arturo Vidal jugó 74 minutos y salió sustituido por el brasileño Arthur, cuando caían por 3-0.