La batalla final

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Rusia 2018 corona a su rey. Francia, con cartel de favorito, puede conseguir su segundo trofeo tras 20 años. Croacia, desafiando a la tradición, puede ser el noveno campeón. Desde 2002 que el título no se define en tiempo regular.



Parece que fue ayer cuando empezaba el Mundial, con aquella sobria, pero contundente ceremonia de apertura engalanada por Robbie Williams y la soprano Aida Garifullina más el partido entre Rusia y Arabia Saudita en el Estadio Luzhniki de Moscú. En el mismo escenario, 31 días después, la fiesta se termina. La celebración está reservada solo para uno: Francia o Croacia. El bicampeonato o la primera vez.

Multiculturalidad contra nacionalismo; oficio contra empuje; verticalidad y velocidad contra fuerza y corazón. El partido entre galos y balcánicos evoca recuerdos de la semifinal entre ambas selecciones en el Mundial de 1998, que ganaron Les Bleus por 2-1, con doblete de Lilian Thuram, los únicos tantos del exzaguero con su selección. Esa edición marca el techo de los elencos en la cita: el primer lugar de los franceses y el tercero de los croatas. Aquella fue la primera de las cinco ocasiones en las cuales se enfrentaron, la única en Mundiales hasta la definición de hoy. Los croatas no tienen victorias, pero la generación liderada por Modric, Rakitic y Mandzukic pretende cambiar esa suerte para erigirse como el noveno campeón del mundo distinto, primero desde España en 2010.

Didier Deschamps, quien aspira a convertirse en el tercer monarca como jugador y entrenador (tras Mario Zagallo y Franz Beckenbauer), condujo con eficacia a un conjunto galo que ha ganado cinco de sus seis partidos, y en las fases eliminatorias sacó del camino consecutivamente a Argentina, Uruguay y Bélgica. "He intentado transmitirle a los jugadores que están probablemente ante el partido más bonito de sus vidas", declaró ayer el DT, en rueda de prensa.

Al igual que los franceses, el cuadro de Zlatko Dalic arriba invicto a la gran final, aunque con el desgaste adicional de haber disputado tres prórrogas (un partido más). Los antecedentes indican que puede repetirse esta situación, porque la última vez que una final se decidió en el tiempo regular fue en Corea-Japón 2002, con el triunfo de Brasil 2-0 sobre Alemania. En los anteriores tres Mundiales el campeón se definió por penales (2006) o en el alargue (2010 y 2014). El último gol en el tiempo regular de una final fue el cabezazo del italiano Marco Materazzi a Francia, en Alemania 2006.

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"Las estadísticas están para romperlas. No importa quién sea nuestro rival. Nuestro objetivo es dar lo mejor de nosotros, el mundo entero estará mirando a Croacia. Vinimos aquí para disfrutar del partido y ganarlo. Algunos de mis jugadores han jugado finales de la Champions League, pero este es el partido más importante de sus carreras", mencionó Dalic.

Se termina la Copa del Mundo más paradójica de la que se tenga recuerdo, una que destrozó cientos de apuestas y que demostró que el peso de la camiseta ya no alcanza para ganar. Se termina la Copa del Mundo del balón detenido, del VAR y los grandes arqueros. Se termina la Copa del Mundo que puso a Rusia en una dimensión distinta. "Dijimos que queríamos que este fuese el mejor Mundial de la historia y lo está siendo. Este Mundial ha cambiado a Rusia, que se ha convertido en un país real del fútbol", dijo el timonel de la FIFA, Gianni Infantino.

Francia o Croacia. Uno será el mejor del mundo, por lo menos hasta 2022.

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