La batalla se hace mundial
La final de la Copa Libertadores entre Boca Juniors y River Plate, un Superclásico inédito, acapara la atención internacional. La Conmebol programa las finales para los sábados 10 y 24 de noviembre, pero no anuncia a los millonarios por la revisión del reclamo de Gremio.
Cuando Darío Benedetto anotó el empate 2-2 de Boca Juniors ante Palmeiras, en la noche del miércoles en Sao Paulo, que terminó por sentenciar la serie a favor de los argentinos, el amante más furibundo del fútbol se frotó las manos por una sencilla y poderosa razón: se venía la final contra River Plate. La Copa Libertadores 2018 se definirá en el clásico más relevante de Sudamérica, algo inédito en el certamen, justo cuando el título se jugará por última vez en duelos de ida y vuelta. Por cierto, en 2019 la final única será en Santiago.
El Superclásico, en cualquier lugar, es un partido que tiene un peso específico particular, exclusivo. Pero este tiene una relevancia histórica, trascendental. En la propia Argentina venden el cotejo como el clásico más importante de todos los tiempos, que inevitablemente marcará al que sea el monarca y al que pierda. Hasta en Europa ha salpicado la repercusión que alcanzó la definición de la Libertadores, cosa que no sucede generalmente. Es como si la Champions la definieran el Barcelona y el Real Madrid.
El choque entre bosteros y millonarios ya tiene actividad fuera de la cancha, porque ha presentado una serie de desafíos desde lo organizativo. Tanto así que la Conmebol cambió la programación de las finales. Inicialmente estaban agendadas para los días 7 y 28 de noviembre, pero la vuelta coincidía con la cumbre de líderes del G20 en Buenos Aires, que impide la realización de espectáculos masivos por seguridad. En ese sentido, los duelos serán en dos sábados, el 10 y el 24 de este mes, a las 16 horas (con la fecha FIFA de por medio).
Lo llamativo en la programación de la Conmebol es que no mencionan a River, considerando que el Superclásico está supeditado a un fallo de la unidad disciplinaria del ente rector por el reclamo de Gremio en contra de los de Núñez (ver secundario).
El punto es que los clubes no están de acuerdo con que la final sea en sábado. Por ejemplo, el partido del día 24 coincide con el Shabat, lo que afectaría la asistencia de la comunidad judía. El timonel xeneize, Daniel Angelici, dijo: "Boca no está de acuerdo con jugar un sábado, somos muy respetuosos de la comunidad judía. Fuimos el primer club en poner un puesto kosher".
Cada clásico tiene su propia historia. River y Boca han disputado 28 enfrentamientos a nivel internacional: 24 por la Libertadores, dos en la Sudamericana 2014 y otros dos en la Supercopa 1994. Este frente a frente lo lideran los auriazules, aunque en los dos disputados en 2018 se impusieron los riverplatenses. Pero ninguno de los más de 200 partidos que han jugado tiene el valor de semejante final, cuyo premio será un trofeo más en las vitrinas, la clasificación al Mundial de Clubes y, sobre todo, dar la vuelta en la cara del archirrival.
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