La Bota con menos lustre

Finalmente Harry Kane se quedó con la Bota de Oro de Rusia 2018. El delantero inglés convirtió seis goles para conseguirlo, aunque no de la manera más glamorosa que se recuerde, ni mucho menos la más emocionante.

Tres de sus anotaciones fueron desde los 12 pasos: dos contra Panamá y uno frente a Colombia. El capitán, además, anotó un doblete de cabeza ante Túnez en el estreno inglés, y hasta de rebote frente a los centroamericanos.

Mientras avanzaba el campeonato su influencia en el ataque de los Tres Leones disminuyó notablemente. Frente a los cafeteros en octavos de final registró su última gran actuación: de allí en más no volvió a convertir ni gravitar. La falta de un volante creativo en el esquema de Gareth Southgate contribuyó a su sequía, ya que el delantero del Tottenham, que de acuerdo al Observatorio Internaciona de Fútbol (CIES) es el jugador más caro del mundo, debía replegarse en busca del balón, perdiendo presencia en el área. La sociedad con Dele Alli, que tan bien funciona en la Premier League, quedó al debe en Rusia.

No obstante, los ingleses no fueron los únicos afectados. Ningún delantero neto brilló en un Mundial en el que predominó la estrategia y escasearon los espacios. Romelu Lukaku y Cristiano Ronaldo quedaron segundos en la tabla de goleo, ambos con cuatro dianas, pero todas convertidas en la fase de grupos. Los únicos arietes que gravitaron en la ronda final fueron Antoine Griezmann y Mario Mandzukic, aunque el primero jugando en una ubicación mucho más retasada.

De los últimos diez mundiales, es decir, en 40 años, solo un jugador ha sobrepasado los seis goles: Ronaldo en Japón y Corea 2002. El Fenómeno se coronó campeón del certamen con ocho conquistas -dos en la final-, y ha sido la excepción a la regla desde que Mario Kempes registrara seis anotaciones en Argentina '78.

Inglaterra vuelve a cobijar la Bota de Oro desde que Gary Lineker la obtuviera en México '86, también con seis conquistas.