La burbuja multicolor: el Tour de Francia parte con la mente en el Coronavirus

El 19 de julio el mundo debería haber conocido al nuevo campeón del Tour de Francia, pero no fue así, el Coronavirus quiso otra cosa. El mal, protagonista de la temporada no estará ajeno a la retrasada edición de la prueba, que parte este sábado, pues ya en la semana hubo casos positivos y el paso de la caravana por el país rompe con la medidas sanitarias.

Es que cancelar el Tour nunca estuvo en los planes de ASO, los organizadores, los mismos que mantienen firme el Dakar para enero próximo. Suponen los empresarios franceses que suprimir la carrera un año llevaría a la quiebra no solo a la prueba, sino que a los 22 equipos inscritos. La Grande Boucle es la mayor generadora de recursos en el ciclismo internacional. Se estima que la competencia genera cada años 130 millones de euros.

Por eso la carrera tenía que hacerse y para poder realizarla hubo que pensar en un protocolo sanitario. Lo único que les faltaba a los ciclistas eran más test de sangre, pero se harán. El ejemplo fueron las “burbujas”. Pero en este caso el asunto es muy distinto a tener a todos los protagonistas de un evento en una ciudad aislados, como los equipos de la Champions League en Lisboa, o incluso dentro de un resort, como pasó con la MLS y la NBA, en Orlando. Aquí el desafío es el pasar, entrar y salir de cientos de actores de la carrera -pedaleros, técnicos, jueces, televisión- de decenas de ciudades y pequeños pueblos en buena parte del país.

Pero lo consiguieron. Al menos, en el papel. El Tour de Francia rodará por las carreteras galas (sin salir del país por primera vez desde la centésima vuelta, en 2013) dentro de una burbuja. Los exámenes de PCR se harán cada dos días y la advertencia de que se expulsará de la prueba a cualquier equipo que presente dos casos positivos en el mismo grupo en siete días.

Inevitablemente, la Grande Bouclé será un evento con público, uno de los pocos en Europa con esta situación. En la ruta, poco se podrá hacer, pero los organizadores pusieron zonas de control en las llegadas y salidas, donde el uso de mascarillas será obligatorio y el aforo máximo será de cinco mil personas.

La versión 2020 de la prueba trae grandes novedades. Tal vez si no subir Alpe d’Huez o Tourmalet sean la más evidentes, pero dibujar su recorrido atravesando cinco cadenas montañosas intenta levantar la adrenalina de los seguidores, aunque serán los velocistas los llamados a brillar, pues buena parte de la ruta será de media montaña y no serán recurrentes las llegadas en bajada.

Los recorridos no serán largos, solo una etapa contempla superar los 200 kilómetros y la única contrarreloj será individual y de solo 36 kilómetros en ascenso.

En la ruta, la lucha por los 500 mil euros destinados al ganador de la prueba estará dura. No son pocos los pedaleros con opciones (ver infografía) una lista en la que los sudamericanos tienen un lugar privilegiado. No por nada el actual campeón lo es, el colombiano Egan Bernal.

Se prevé que el monarca 2020 probablemente vista los colores de Ineos, el equipo de Bernal, y Jumbo, donde Primoz Roglic será el hombre a seguir. El Covid-19 u otras circunstancias sacaron del visor a grandes aspirantes, como Vincenzo Nibali, Simon Yates, Geraint Thomas o Chris Froome que prefirieron -ellos o sus equipos- ir a dar su mejor versión en el Giro de Italia; o el lesionado Steven Kruijswijk.

La única duda con Bernal es la lesión que lo sacó hace unos días del Dauphiné, que hicieron correr los rumores de un sobreentrenamiento. Roglic también se retiró en esa prueba, pero por una caída. Su palmarés reciente con podios en el Giro y la Vuelta a España y su cuarto lugar en Francia el año pasado lo suben a lo más alto en el podio de los favoritos.

Thibaut Pinot es una ganador de etapas en esta competencia y es uno de los nombres a mirar si es que este “Tour del Coronavirus” se convierte en inesperado. Lo mismo el colombiano Nairo Quintana, en una edición con bastantes ascensos como para revivir a los escarabajos.