En el fútbol, el rendimiento no solamente está asociados a las virtudes físicas y técnicas de un equipo o de un jugador en particular. Durante toda su existencia, también ha estado vinculado a la búsqueda de alguna ayuda externa que permita acercarse al cumplimiento de las metas. Tengan ellas características de fe, esoterismo o de algún cambio de rutina para espantar los malos designios. La cábala que no le resultó a Universidad Católica en el sorteo de la Copa Libertadores va en el último sentido. Los cruzados, en todo caso, no son el único ejemplo.

A la sede de la Conmebol, donde se realizó el sorteo de los grupos de la Copa Libertadores, los estudiantiles enviaron a su presidente, Juan Tagle, y al gerente general, Juan Pablo Pareja. En San Carlos de Apoquindo se quedó, esta vez, el gerente deportivo José María Buljubasich, quien había asistido en las dos últimas versiones de la ceremonia que se desarrolla en la localidad paraguaya de Luque. En declaraciones a Radio Agricultura, Tagle había explicado la razón por la que Tati se quedaría en casa: la mala suerte. O la condición de 'mufa', como suele decirse en la intimidad del fútbol. "Vamos a cambiar a los viajeros. Ojalá que esta vez no quedemos en un grupo tan complicado", expresó entre risas el timonel

Sorteos desfavorables

Las pruebas estaban a la vista. En 2017 tuvieron que enfrentarse a San Lorenzo, Atlético Paranaense y Flamengo, en un auténtico grupo de la muerte en el que, literalmente, murieron: finalizaron en el cuarto puesto de la tabla del grupo D.

El año pasado, otra vez con Buljubasich en la ceremonia del bolillero, la suerte no varió. Los cruzados tuvieron que medirse con Libertad, Gremio y Rosario Central. Terminaron en el tercer puesto de ese grupo y tuvieron que conformarse con disputar la segunda fase de la Copa Sudamericana.

La cábala a la que apelaron en el club de Las Condes, en todo caso, estuvo lejos de resultar. Los cruzados tendrán que lidiar otra vez con Gremio. El otro rival definido es el colombiano América de Cali. Lo más probable es que la serie la cierre Internacional de Porto Alegre, semifinalista del último certamen continental y que ya anunció a Eduardo Coudet como su nuevo entrenador. Es decir, hay poco margen para alegrarse.

Tagle, en todo caso, manifestó su optimismo después del sorteo y dijo que el objetivo es, al menos, sortear la fase de grupos. "Eso sí, sin descuidar el torneo local", estableció.

Grutas y tradiciones

Los cruzados, en todo caso, no son el único ejemplo de esa búsqueda de ayudas sobrenaturales. En octubre de este año, se conoció la instalación de una virgen en el Centro Deportivo Azul, de propiedad de Universidad de Chile. La razón estaba a la vista: los estudiantiles corrían peligro de descenso y buscaban en la fe un aliciente para dejar atrás el mal momento deportivo. También hubo imágenes de funcionarios con mensajes de aliento hacia los jugadores, que pretendían reflejar respaldo y cohesión institucional en la búsqueda de la permanencia en la primera categoría del fútbol nacional.

La U, que en 1990 había realizado un sahumerio para escapar del descenso, no ha sido el único equipo que recurrió a ayudas. También lo hicieron Colo Colo en la época de Pablo Guede, quien ordenó la plantación de ruda en la cancha del Monumental para espantar las malas vibras. El camarín albo fue rociado con vinagre, otro elemento que se ocupa con la misma finalidad. Un año antes, en Cobreloa realizaron ritos similares, aunque igual terminaron descendiendo.

Más insólita es la razón que tuvo Raymond Domenech para excluir de la lista de Francia que disputó el Mundial de Alemania a jugadores como Ludovic Giuly o Robert Pires: no citaría a jugadores cuyo signo zodiacal fuera cáncer, escorpión o libra. La única excepción, a regañadientes, fue David Trezeguet, quien solo pudo disputar dos partidos: uno por la fase de grupo y la final.