La camiseta, los árbitros y la presión: los factores que marcarán la carrera sin frenos de Colo Colo por alcanzar a Cobresal en el liderato
El Cacique recortó una distancia de siete puntos y ahora está a solo dos del líder Cobresal. ¿Cuántas veces los albos remontaron para lograr el título? Históricos analizan la estrecha batalla que se está dando por la corona del Torneo Nacional.
El domingo, Colo Colo venció a Audax Italiano. Sufriendo y defendiendo el 1-0, que había convertido Erick Wiemberg en los 3′, y con un hombre menos, por la expulsión de Bruno Gutiérrez, que obligó a Gustavo Quinteros a reordenar las piezas y a quienes siguieron en la cancha, a redoblar esfuerzos. Los floridanos, incluso, desperdiciaron un penal: Brayan Cortés se lo atajó a Gonzalo Sosa. Finalmente, el Cacique se abrazó y celebró como si se tratara de un título. Los jugadores se fueron a la cabecera en que se ubicaba la Garra Blanca y acompañaron a los hinchas en la entonación del himno del club y de un par de cánticos. El “campeón hay uno solo” retumbó en el Bicentenario de La Florida.
El sábado, O’Higgins había colaborado decisivamente para que la esperanza de obtener el título, que en un momento pareció muerta, volviera a Macul. Los celestes igualaron sin goles ante Cobresal. La victoria alba en el recinto audino los puso a un punto de distancia, con seis por disputarse. El Cacique tiene que recibir a Unión Española (aún no se sabe donde, por las condiciones en que está la cancha del Monumental debido a su uso para espectáculos artísticos) y visitar al descendido Curicó Unido. Los mineros recibirán a la U y visitarán a Unión. Huachipato, el tercero en discusión, viajará a Chillán para medirse con Ñublense y luego esperará a Audax, en el estadio CAP.
De atrás pica el indio
“De atrás pica el indio” es una expresión acuñada históricamente por los fanáticos del cuadro popular. Su origen se refiere a los partidos que los albos solían revertir sobre la hora, en base a su capacidad y a su jerarquía. La aplicación también puede resultar más amplia y aludir a las ocasiones en que el Cacique fue capaz de remontar distancias en la tabla de posiciones para, finalmente, celebrar con la copa en las manos. Precisamente el escenario que puede darse si los dirigidos por Gustavo Huerta enredan unidades y el equipo de Gustavo Quinteros las suma todas. Por cierto, hay un margen para eventual definición en un partido extra con los mineros o los acereros. También podría producirse una final entre nortinos y sureños y hasta un triple empate.
El panorama era impensado hace un tiempo, cuando Colo Colo, que nunca ha sido puntero en el transcurso de este certamen, llegó a estar a siete puntos del líder, que era Huachipato, entre la séptima y la décima fechas. Los resultados acompañaron al equipo de Macul y la diferencia fue menguando. Ahora, casi ni existe.
La historia recuerda casos similares. El que más se parece es el de 1944. A tres fechas del final, los albos estaban debajo de Audax Italiano. En la última jornada, vencieron precisamente al equipo de la calle Lira para abrazar su quinta corona.
En 1960 llegó igualado con Santiago Wanderers a la vigésimo tercera jornada. Hasta ahí, los porteños habían sido líderes. En las tres fechas finales el Cacique cimentó la ventaja de tres puntos con la que terminó el torneo.
En 1986 igualó a Palestino en la trigésimo primera jornada y alcanzó a estar líder en la siguiente. En las últimas dos, terminaron igualados. El equipo de Arturo Salah, quien tuvo que sortear una dura oposición de los hinchas en el inicio de su gestión, se impuso en el partido de definición, en el Estadio Nacional, con los recordados goles de Jaime Vera y Hugo Rubio.
Tres años después, tuvo que esperar hasta la 26ª jornada para separarse de la UC, a la que había alcanzado en la 21ª fecha. Ese torneo está marcado por el polémico 2-2 que protagonizaron albos y cruzados. El equipo de Macul caía por 2-0 en el estadio Nacional. En Las Condes aún reclaman una mano de Rubén Martínez en la jugada que significó el 2-2.
¿Cuánto pesa tener a los albos detrás?
En Macul se jactan históricamente que la jerarquía (o la camiseta, en términos estrictamente futboleros) pesa en esta instancia. Que, precisamente, esta es la parte de los torneos que Colo Colo más disfruta disputar y que sabe mejor que nadie cómo resolverlos. Entre sus rivales, en cambio, suelen sostener que hay factores adicionales que influyen decisivamente en los finales felices que celebran en Pedreros. La discusión es eterna y, por cierto, llena de subjetividad. Se puede garantizar de antemano que no producirá acuerdos.
“El ambiente empieza a sentir el peso de tener a Colo Colo encima”, sentencia Jorge Contreras, quien jugó en Colo Colo, pero defendió a la UC en la recordada definición de la temporada 1989. “Por conocer a Gustavo Huerta, es un tema muy importante, de trabajo, para que no piensen en el rival, sino en lo que han hecho. La presión es importante, pero no solo por tener a Colo Colo al acecho. El asunto clave es lo mental. De volver a mostrar el rendimiento que los llevó a estar tanto tiempo punteros”, explica, en relación al escenario actual.
El Coke termina recapitulando y situándose en esa jornada de 1989, en Ñuñoa. “Nos sucedieron algunas cosas que hacían que no lográramos alcanzar a Colo Colo. Hubo partidos polémicos. El empate a dos en el Nacional, con una mano clara de Martínez, cuando les queda la pelota servida para hacer el gol, por ejemplo. Y nos sentimos perjudicados”, rememora. El efecto se siente. “Pierdes la regularidad. Por eso afecta. Se dice siempre que los ayudan, pero es un tema de preparación de los árbitros. No sé si se equivocan por la camiseta o porque no esté bien preparados”, puntualiza.
Gastón Castro, histórico juez chileno y ex presidente de la Comisión de Árbitros descarta de plano la voluntad como factor para explicar los errores referiles. “No debería pesar cobrarle a Colo Colo. El árbitro que piensa que es Colo Colo, la U o la Católica al momento de ver la falta, como árbitro, está muerto. No sirve para estos partidos. El árbitro no mira las camisetas, sino la falta. La evaluación tiene que ser a la falta”, enfatiza.
Sin embargo, admite que, de una u otra forma, los involucrados intentan traspasarle la presión al juez. “En mi época, decían que estaban preocupados del árbitro. Eso es presión. Todos quieren sacar su ventaja: que el agua en el campo de juego, que viento norte, que la temperatura. Lo importante es que los árbitros entran a dirigir en igualdad de condiciones. Que muestren equidad, ecuanimidad y objetivos. Esos son los principios que deben regir su labor”, sostiene.
En ese contexto, coincide con Contreras en que la preparación es crucial. “Lo más importante es que el árbitro, el cuerpo arbitral, tomen conciencia de que es una final con fallo fotográfico. Que haya mayor atención, planificación, conocimiento y experiencia. Es un acontecimiento grande. El árbitro juega. Es el tercer equipo. Tiene que entrar con una máxima concentración. Que la definición del Campeonato no pase por el arbitraje es su gran victoria”, apunta.
Como en los que definen los puntos, la jerarquía es esencial. “Resulta motivante dirigir en un estadio lleno, con todo lo que significa el ambiente, el nerviosismo. Forma parte de la labor. El fútbol no es las monjas inglesas contra las francesas. Tiene que existir ese nervio, la guata apretada. Estar ad-hoc con el ambiente. Por eso existe un proceso para llegar a dirigir este tipo de partidos, para llegar con temple, con madera. Y por eso, también, se dice que las semifinales son más complicadas, porque caen dos”, apunta.
Finalmente, vuelve a relativizar la importancia de tener a un equipo grande en la discusión más atractiva de todas. “Que sea Colo Colo, la U o la UC… los árbitros no están mirando camisetas, sino la conducta. Tiene que haber preparación para el partido. Uno tiene que analizarlo, prepararlo. Y decidir bien. Sea el equipo que sea”, concluye.
Comenta
Por favor, inicia sesión en La Tercera para acceder a los comentarios.