El 16 de marzo de 2020 se cerraron las puertas del Hotel Río Serrano, en Torres del Paine. El reducto que año a año recibe a miles de turistas fue prácticamente desalojado. La orden del gobierno fue clara: evitar todo tipo de aglomeraciones o eventos con aforos fuera de las normativas.
“En Torres del Paine se trabaja por temporada. Antes de la pandemia eran ocho meses abierto y solo cuatro cerrados. Pero con la pandemia se cerró todo. Fue complicado. Empezamos a pensar alguna forma de levantar el negocio”, cuenta Sebastián Arancibia, uno de los hijos del dueño del Hotel Río Serrano.
El golpe económico fue fuerte. Más de 18 meses con el hotel cerrado para sus visitantes, que en su mayoría eran extranjeros. Frente al problema, los cuatro hermanos (Sebastián, Rocío, Camila y Belén) se unieron para levantar el negocio de su padre, Jaime Arancibia, quien compró el terreno en la década de los 90.
“Nosotros tenemos experiencia hotelera, en organizar destinos, el tema de la logística. Todos estudiamos turismo. Pero en eventos deportivos desconocíamos cómo funcionaba la cosa. Entre todos los hermanos la formamos y nos lanzamos con esta carrera”.
Fue así como nació la carrera Patagonian World Marathon, organizada por The Massif, la empresa familiar de los Arancibia. Cuenta con cuatro categorías (10K, 21K, 42K y 50K) y hay inscrito más de 800 competidores, en la competición que se realizará el próximo 9 de octubre. Se llevará adelante con todos los cuidados y conservación de la naturaleza, seguridad y gestión de riesgos, así como el desarrollo de la comunidad local. El Parque es la Octava Maravilla del Mundo Moderno, un destino de naturaleza de clase mundial y el compromiso es realizar una maratón que esté a la altura del paisaje en el que se desarrollará.
“En un principio pensamos hacer la carrera con 500 personas, pero en dos semanas esos cupos se llenaron. Fue impresionante. Ahí nos dimos cuenta que la gente quería hacer algo, quería moverse. El público del hotel es siempre en casi su 90% extranjero, pero para esta carrera serán puros chilenos por el tema de las fronteras”, agrega Sebastián Arancibia.
La carrera llega como una inyección económica para toda la zona. “Este evento nos favorece a todos. Vienen acompañantes, irán a pasear. Incluso hay gente que viene por más de diez días. La acogida de la gente fue súper positiva, la gente quiere hacer deporte, conocer y venir a Torres del Paine”.
Los Arancibia ya esperan la competencia. Avisan, de entrada, que será la primera edición de muchas actividades que contemplan en el futuro: “La idea es seguir haciéndola todos los años y también sumando más eventos. Eventos de todo tipo. Ojalá que Torres del Paine se abra más y que las temporadas sean más extensas para que la gente venga a conocer esta maravilla”, cierra.