Energía es lo que le sobra. Desde pequeña, dicen. A eso, agrega técnica fina, sentido táctico y una estatura que resalta en una selección baja como la chilena. Lo que hace brillar sobremanera a la delantera María José Urrutia, sin embargo, es su capacidad para superar obstáculos. No hace atletismo, sin embargo, solo pasa por sobre las pruebas que la vida le pone.
Cote cambió de equipo hace un par de años, cuando dejó Universidad Católica para integrarse a Palestino, sin decaer en su rendimiento. Ha sufrido más de una lesión y hasta ha enfrentado una suspensión por un medicamento que le administraron para superar un resfrío. También cambio de carrera: estudiaba Ingeniería Comercial, pero se percató de que ese no era su mundo. Siguió al instinto y pasó a Educación Física. De todo le ha pasado y sigue ahí, destacando.
La prueba más importante, hace más de cuatro años, cuando fue madre de Sofía. A partir de ese instable, redobla esfuerzos, corre de casa a guarderías y jardines infantiles; de ahí, a clases, y luego, los entrenamientos. Los fines de semana, partidos y, muchas veces viajes. Siempre reservando tiempos para la pequeña Sofía.
Su talento y resiliencia, no obstante, son reconocidos en el medio. Así, el seleccionador José Letelier la integró a la Roja que logró el subcampeonato de la Copa América, en abril, y la consecuente clasificación al Mundial de Francia 2019. Parecía no estar en su mejor momento, pero en el campo demostró que no existen los obstáculos. Como dijo un tenista: nada es imposible, nada.