Por más que fuera un amistoso, el partido entre Chile y Paraguay en el Estadio Monumental se transformó en una prueba de fuego para el proceso de Eduardo Berizzo. El DT necesitaba con urgencia encontrar su primera victoria luego de 10 meses al mando de la Selección, periodo en el que acumulaba un magro saldo de cuatro derrotas, tres empates y apenas dos goles. Y la encontró con sufrido 3-2, con una gran actuación de Alexis Sánchez, quien sorpresivamente no estuvo como titular, por molestias físicas.

El comienzo fue complicado para el elenco chileno, ya que el cuadro paraguayo presionó bien arriba la salida. A los 4′, Gabriel Ávalos tuvo el gol con un cabezazo desviado, mientras que en la jugada siguiente Claudio Bravo se equivocó en la salida y casi se produce el primero de la Albirroja. El propio arquero bloqueó el remate de Julio César Enciso para evitar el tanto. Precisamente, la velocidad de este jugador fue una dificultad cada vez que aprovechó la espalda de Guillermo Soto.

Recién, a los 18′, Ben Brereton protagonizó la primera aproximación de la Selección, con un remate rasante, que controló Anthony Silva en dos tiempos. Un par de minutos después, un nuevo desborde del nacido en Inglaterra terminó con un remate elevado dentro del área.

Con el correr del partido, los dirigidos de Berizzo adelantaron las líneas y se metieron con más propiedad en el campo rival. Así fue como a los 25′, un tiro libre perfecto de Marcelino Núñez encontró destapado a Paulo Díaz, quien con un impecable cabezazo abrió la cuenta y despertó de la pasividad a los cerca 35 mil espectadores que llegaron al recinto de Macul.

Dos minutos de terror

El gol no le hizo bien a Chile. Por el contrario, Paraguay recuperó el protagonismo; se fue en busca del empate y lo encontró rápidamente. Un pelotazo encontró mal parado a Díaz y Ávalos le ganó la espalda. La jugada derivó en un remate de Matías Rojas que Bravo contuvo a medias, y el mismo jugador aprovechó el rebote para poner el empate, a los 33′.

Lo peor llegaría dos minutos después. Un desborde del propio Rojas, quien se sacó con extrema facilidad a Gabriel Suazo, encontró sin marca en el área a Ávalos. El exatacante de Deportes Concepción se ayudó de la débil resistencia de Bravo para establecer el 1-2.

Tras la conquista, el público comenzó a pedir a Alexis Sánchez. Rubio, su reemplazante, prácticamente no tocó la pelota, y la única fórmula de ataque que mostró la Roja fue a través del balón detenido o de los pelotazos a Ben Brereton. Además, Vidal y Medel estuvieron lejos de su nivel. No así Méndez, que fue uno de los más rescatables.

El cambio maravilla

Haciendo caso al clamor popular, Berizzo mandó a la cancha a Alexis por Rubio. Sin embargo, apenas pudo jugar seis minutos al lado de Brereton, ya que este último se lesionó, siendo reemplazado por el debutante Alexander Aravena, quien mostró ganas y personalidad en su debut.

La Selección buscó el empate y arrinconó a la Albirroja. A los 56′, Suazo le metió un gran pase a Alexis, quien se sacó al arquero Silva, pero su remate se estrelló caprichosamente en el vertical. Luego, en el minuto 60, Soto estuvo cerca, pero su disparó salió desviado.

Cuando las fuerzas flaqueaban, llegó un centro alto y exigido contra la línea de Aravena, le permitió al recién ingresado Diego Valdés madrugar a Rojas y habilitar al Niño Maravilla, quien definió magistralmente en el área para poner el empate.

Los minutos finales estuvieron llenos de emoción: un expulsado por cada lado (Díaz y Sosa, por encararse) y con Paraguay apostando a la contra. Bravo voló de gran manera para evitar el gol de Cubas, a los 87′, mientras que a los 90′, Silva le contuvo su disparo a Aravena.

Pero la búsqueda tuvo su premio y una avivada de Alexis en un córner le permite anotar el 3-2. Sirvió rápidamente un tiro de esquina desde la izquierda y tal como ocurrió en Asunción volvió a sorprender a Silva, quien terminó empujando hacia su propio arco el disparo del delantero del Marsella.

Nuevamente, el tocopillano fue el alma de la fiesta y Berizzo pasó de caminar por la cornisa a respirar un poco más tranquilo. Sin embargo, Chile todavía tiene mucho que mejorar para aspirar a algo más.

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