Pese a la cuarentena, el teletrabajo y que la gran mayoría de los deportistas no están entrenando con normalidad, la Comisión Nacional de Control de Dopaje (CNCD) no deja de trabajar. Y una de las decisiones que debió tomar esta semana fue la de apelar o no a la sanción impuesta por la ITF a Nicolás Jarry, suspendido por 11 meses tras admitir la violación de una regla antidopaje después de dar un resultado analítico adverso. El jugador no está conforme con el castigo, pero lo aceptó. Y no va a recurrir. El otro órgano chileno que podía apelar era el CNCD, Pero tampoco lo hará. Caso cerrado.
Los encargados de perseguir a los tramposos en el deporte nacional discutieron el fallo del nieto de Jaime Fillol, que presentó un resultado analítico adverso por ligandrol (agente anabolizante) y estanozolol (modulador hormonal), dos sustancias prohibidas por la Agencia Mundial Antidopaje (WADA, por sus siglas en inglés). Y al ver que se daba por probable la tesis de Jarry, que establecía contaminación en sus suplementos multivitamínicos, decidieron no apelar a la sanción.
El artículo 12.2.1 del programa antidopaje de la ITF, establece que la CNCD y la WADA son los órganos que pueden apelar a la sanción ante el TAS, buscando una pena más alta, sin embargo, el desarrollo de la investigación por parte de ITF les dejó conformes, pues estableció que su infracción fue por negligencia, no por querer sacar ventaja deportiva.
Once meses les parece suficiente castigo para Nico, que deberá ahora esperar hasta el 15 de noviembre para volver al circuito mundial.