El 2018 fue el año más bajo de la selección alemana en mucho tiempo, quizás en su historia. Un elenco acostumbrado a codearse con el éxito y las copas se cayó y bien feo, teniendo en el Mundial de Rusia la expresión más notoria de la crisis que lo atosigó. Eliminados en la fase de grupos del Mundial y descendidos a la B de la Liga de las Naciones, en 2019 afrontan una obligada transición hacia una nueva era. Otros jugadores, pero el mismo técnico. En otras palabras, la misma idea base con otros interpretes.
Cada vez quedan menos resabios de los campeones del mundo en 2014. El propio entrenador Joachim Löw decidió prescindir de tres referentes (Jerome Boateng, Mats Hummels y Thomas Müller) buscando dar un golpe de efecto. Aunque sí el estratega mantiene en el arco a Manuel Neuer, a quien llevó al Mundial sin minutos previos porque salía de una operación. Pero es el golero titular de Löw, medida que deja en un lugar relegado a Marc-André ter Stegen, el 1 del Barcelona, de gran presente.
La refundación de la Mannschaft tiene como base a jugadores jóvenes pero con trayectoria en el seleccionado. A saber: Joshua Kimmich (24), Julian Brandt (22), Timo Werner (23) y Leroy Sané (23). Estos cuatro fueron titulares en el amistoso de este miércoles contra Serbia, el primer ensayo de la nueva cara, en el Volkswagen Arena de Wolfsburgo. Fue un empate 1-1. En el mismo encuentro, partieron en la banca Toni Kroos (29) y Marco Reus (29). Son varios los nuevos jugadores que introdujo Löw. Por ejemplo, en los laterales jugaron dos del Leipzig: Lukas Klostermann (22) y Marcel Halstenberg (27). En el medio, apostó por la presencia de Kai Havertz (19), talentoso volante del Bayer Leverkusen.
Sin Mesut Özil, el desafío es tener a un generador de juego, el nexo con el delantero central. Al mismo tiempo, se hace imperioso tener a un centrodelantero potente. Ya no está Miroslav Klose y pasó la época de gloria de Mario Gómez. En teoría, Timo Werner es el encargado de asumir ese rol. Si hasta Thomas Müller, sin ser 9, ha jugado en esa posición.
Antes del partido ante Serbia, la gente se manifestó, agradeciendo a los exonerados Hummels, Müller y Boateng, con un gran mosaico y la palabra Gracias (Danke, en alemán).
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Si hay algo que mantiene la selección alemana es el gusto por la posesión de balón. Ante Serbia completó el 67% de tenencia durante el juego, con 771 pases, más del doble que sus rivales. Totalizaron 21 remates totales, nueve a portería, pero solo anotaron una vez. El ejemplo de la necesidad de un artillero de fuste.
Ante los balcánicos tuvieron que remar desde atrás, porque Luka Jovic, ariete de gran presente en el Eintracht Frankfurt, abrió la cuenta en los 12'. Luego de un primer tiempo malo, en el que se fueron incluso con pifias del público, los alemanes mejoraron en el complemento. Luego de que Sané y Gündogan fallaran ocasiones de cara a portería, fue Leon Goretzka quien igualó en los 69'.
Las eliminatorias para la Eurocopa serán el desafío mayor para la nueva era de una de las potencias del orbe. Están obligados a cambiar el pálido rostro que han dejado en el último tiempo. Se estrenan este domingo, nada menos que contra Holanda.