La Conmebol destaca a la mamá de Charles Aránguiz
El ente rector del fútbol sudamericano reconoce la influencia que ha ejercido en su hijo y su aporte para el fútbol aficionado.
La Conmebol destaca a la mamá de Charles Aránguiz. Reconoce a Mariana Sandoval por el aporte que ha realizado durante toda su vida al desarrollo del fútbol de Puente Alto, la comuna en la que el volante de la Selección y del Bayer Leverkusen dio sus primeros pasos. La aludida reacciona con evidente orgullo ante el llamado de La Tercera. "Estoy muy orgullosa. No han sido en vano estos 30 años en las canchas del barrio", dice para graficar la felicidad que le produce la mención.
No estaba enterada con antelación, pero tampoco se sorprende con el contenido del mensaje. "La verdad es que no. No dice ninguna mentira. Vivo en las canchas del barrio. Es un reconocimiento para la mujer. Llevo 31 años en el fútbol amateur, soy la presidenta de la asociación de Puente Alto. Me toca pelear con todos los hombres. Somos el pariente pobre del fútbol profesional, hay que pagar para jugar. Represento a 2.500 jugadores activos", resume respecto de un gol que ejerce hace dos años, pero también en relación a las tres décadas en las que ha cumplido diversos roles en la actividad.
También revela las dificultades que significa la tarea. "Independientemente de las bendiciones que ha recibido mi hijo, nunca he abandonado mi rol de dirigente. Es muy complicada la labor, porque el barrio está muy agresivo, cuesta mucho. Hay que trabajar mucho en la parte social. Entré a una casa que estaba desordenada y en estos dos años, fui reelecta la semana pasada con los 18 clubes presentes, 17 votos a favor. El respaldo es absoluto. Ha sido un trabajo arduo ordenar una casa llena de hombres, trabajar en proyectos con las autoridades de turno. Han sido años muy rápidos. La Casa del Jugador de Puente Alto es nuestro próximo objetivo", plantea.
Y también confidencia que la resistencia proviene desde su entorno más cercano. Sus hijos le piden que descanse, pero no piensa en hacerlo. "A Charles no le gusta. Y a Gilberto tampoco. Charles me dice que para qué paso rabias, pero igual no invade mucho mi terreno. Respetamos nuestros espacios. Yo trabajo por vocación. Hay que sentirlo, entenderlo. Me gusta hacerlo. Si me pagaran, no lo haría con tanta pasión", concluye.
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