Sin Mundial de por medio, a menos que en el TAS se produzca un vuelco poco probable en el caso Byron Castillo, el objetivo de Eduardo Berizzo es buscar la renovación en la Roja. Lo planteó la ANFP y lo asumió el propio entrenador argentino, quien arribó al combinado nacional después de su paso por el combinado de Paraguay. Todos coincidían en que la Generación Dorada, con todos los méritos que luce a cuestas, se acerca irremediablemente a su fecha de vencimiento. El trance es ineludible y el discurso ha sido que hay que preparar un contingente que pueda suplirla. Sin embargo, en la práctica, el duelo frente a Marruecos, el primer gran apretón que ha tenido la Selección, al menos con la posibilidad de contar con todas sus figuras, vuelve a poner en entredicho el desarrollo de esa parte del plan.

La nómina del Toto dio una señal que parecía potente. Claudio Bravo pagó caro su falta de partidos en el Betis. Esa fue la razón que esgrimió el propio estratega para explicar su ausencia en la convocatoria, aunque desde mucho antes hay antecedentes que revelan que el vilucano no forma parte de la lista de prioridades del estratega.

En rigor, fue la única muestra en este sentido, pues el resto de los estandartes de la lista de jugadores que han constituido la base del combinado nacional en el último tiempo estuvieron en la cancha en Barcelona. En su caso, hay que valorar que Brayan Cortés, su sustituto, rindió a buen nivel, sobre todo en el primer tiempo, cuando evitó un par de caídas. En el segundo, no logró parar el penal de Sofiane Boufal y tampoco tuvo chances de parar el remate de distancia de Abdelhamid Sabri, a 12 minutos del final. Poco hubo para reprocharle al meta de Colo Colo.

Del resto, estuvieron todos. Gary Medel fue parte de la línea de tres defensores que dispuso el entrenador, Charles Aránguiz fue una de las sorpresas de la oncena inicial en la mitad del campo, donde también estuvo Arturo Vidal, y Alexis Sánchez acompañó a Ben Brereton en la ofensiva. El Niño Maravilla, de hecho, dio muestras de fastidio al término del primer lapso, un período en que Chile no lo pasó bien en el campo de juego y en que se generó contadas ocasiones ofensivas.

En espera

La lista de presencias de la vieja guardia de la Roja se hace más extensa si se considera que Erick Pulgar también fue considerado desde el comienzo, en una decisión que también cuesta entender. Más allá de las características del antofagastino, que también era posible encontrar en otras piezas presentes en la convocatoria del ex técnico de O’Higgins, hay un factor que llamaba la atención: en el Galatasaray no había tenido una gran participación hasta que partió al Flamengo, donde, en rigor, suma 92 minutos en el Brasleirao y otros 38 en la Copa Libertadores.

Por contrapartida, por ejemplo, resultó extraña la decisión de marginar a Marcelino Núñez, uno de los estandartes del grupo más joven que puja por hacerse un espacio en la plantilla estelar. El ex jugador de Universidad Católica, ahora figura en el Norwich City, de la Championship inglesa, apareció recién en el segundo tiempo, cuando le correspondió reemplazar al Príncipe. Lo mismo sucedió con Williams Alarcón. El volante de Unión La Calera tomó el relevo de un opaco Pulgar.

Sí estuvo desde el comienzo el ‘belga’ Nayel Mehssatou, pero su presencia, por la banda izquierda, otra apuesta, considerando que su especialidad es transitar por la otra franja, que ocupó Juan Delgado, resultó intrascendente. Lo sustituyó Gabriel Suazo, especialista en la tarea, en los 72′. En ese minuto, también, se produjo la salida de Paulo Díaz, a quien reemplazó el delantero Diego Valencia, quien empieza a sumar presencia en la Salernitana. El aporte del excruzado tampoco alcanza para destacarlo.

Las últimas modificaciones, los ingresos de Jean Meneses y Diego Valdés, no entran en la lógica, pues se trata de nombres que han formado parte de convocatorias anteriores, sin mayor brillo.

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