Así de duro. Así de cierto. La Libertadores continuará sin la presencia de dos de los cuatro representantes chilenos. Tempranamente la Universidad de Concepción, en una actuación que limitó lo vergonzoso, y Wanderers, que rozó lo digno, ya quedaron fuera. No alcanzaron a llegar siquiera a la fase de grupos, que es donde comienza en serio el certamen. La etapa anterior, un pobre relleno justificado más por lo comercial que por lo futbolístico, tuvo otra vez un triste protagonismo del fútbol nacional.
Como tantas otras veces, los nuestros se quedaron en la antesala. Wanderers y la UdeC no hicieron más que ratificar el pobre momento que vive el fútbol chileno a nivel internacional. Triste, frustrante, lapidario. Ni siquiera estuvieron cerca de clasificar entre los 32 mejores.
Los torneos cortos y la facilidad para obtener cupos explican sólo una parte del problema y su diagnóstico. La otra tiene que ver con dirigentes que no tienen ninguna conciencia de dónde van a competir y refuerzan los planteles gastando dos pesos cincuenta. Así, imposible.
En el fútbol sudamericano nos estamos quedando cada vez más atrás, incluso en términos de remuneraciones y contratos. El campeonato chileno, señalado como el peor junto a Venezuela, también es de los que menos paga y, por tanto, su opción de reclutar buenos refuerzos extranjeros es escasa o nula. Detrás de Brasil y Argentina, aparece Colombia y luego equipos de Perú, Ecuador e incluso Paraguay.
El mercado nacional y sus contratos atraen muy poco y de ahí que en las canchas del país uno observe a argentinos, uruguayos y paraguayos de cuarta categoría. ¿Por qué no ponen chicos de las divisiones inferiores? ¿Porque no dejan comisión?
En fin, la Copa Libertadores ha comenzado de la misma lamentable forma que hace más de una década. Derrotas, goleadas en contra y sólo frustraciones.
Por eso, el inicio de Colo Colo y la U, que siempre invitan a la ilusión, debe ser distinto. El martes, el Cacique deberá luchar contra Atlético Nacional, pero también con estos fantasmas que habitan en los estadios chilenos en los últimos años. El momento genera dudas, pero mayor optimismo que en otras oportunidades. Lo mismo la U, con un plantel lleno de figuras. Ambos representan lo más grande del fútbol chileno, pero hace rato que eso no alcanza. De ellos depende que la historia empiece a cambiar. Es necesario. Casi urgente.