Los 148 puntos que le encajó Oklamoha a Cleveland la noche del sábado dejaron groggy a Lebron James. La dura derrota a manos del equipo de Russell Wetsbrook y Carmelo Anthony (124-148) representó la más dura en cuanto a números sufrida por el todavía mejor jugador de baloncesto del mundo. Una caída que agudiza aún más la crisis que viene padeciendo el quinteto de los Cavaliers desde hace prácticamente un mes.

"Nunca en mi vida jugando a este deporte recibí 148 puntos, ni siquiera jugando videojuegos", confesó James apenas culminó el partido, intentando resumir su sensación de fastidio y frustración. Lo duro para James es que los golpes vienen acumulándose en el camarín de Cleveland en el último tiempo. Desde el 25 de diciembre, sufrieron 9 derrotas en 12 partidos. Ni siquiera la recuperación de Isaiah Thomas, la gran adquisición de los Cavaliers en el receso, le logró cambiar el rumbo a un equipo que registra tres visitas consecutivas a las finales de la NBA.

"¿Playoffs? Ni siquiera podemos empezar a pensar en eso, no en la forma en que estamos jugando en este momento", dijo James. "Podríamos remontarnos fácilmente en los playoffs si comenzaran el próximo fin de semana. Ni siquiera hemos comenzado a pensar en la postemporada", añadió.

La primera alarma para Cleveland fue a finales de octubre, cuando la temporada arrancaba. Sin Thomas, quien llegó de Boston lesionado, y sin Irving, traspasado a los Celtics, Cleveland vivía su peor arranque en 14 años en la NBA. Para colmo, las incorporaciones de Rose y Wade no daban el ancho. "Nuestra defensa es malísima. Jugué mejor hace 14 años de lo que lo he hecho hoy. Pero no me voy a volver loco ahora mismo, porque estamos en octubre y queda mucho", señalaba por entonces James, confiado en que la mala racha desaparecería rápido. La crisis se extendió hasta principio de noviembre, cuando sólo ganaron cinco de 12 compromisos.

Pues bien, tras algunos ajustes, el quinteto de Ohio recuperó el ritmo y rápidamente se puso cerca de la cima del Este. Además, los tiempos de recuperación de Thomas avanzaban de manera rápida, por lo que muchos en la ciudad confiaban en que una vez en la cancha junto a James, harían un binomio imparable.

Pero aquello está lejos de ocurrir. Las derrotas se suceden casi todas las noches y la química entre las dos superestrellas está lejos de establecerse. De aquella mágica noche ante los Trail Blazers, cuando actuaron juntos por primera vez, el equipo jugó ocho partidos. Y sólo ganó dos, ambos ante Orlando Magic, uno de los peores equipos del Este. El resto sólo fueron derrotas, varias de ellas con amplias diferencias. Claro que ninguna como la del sábado. Los 148 puntos de Oklahoma quedarán ahí grabados en el camarín de los Cavaliers, pero sobre todo en la cabeza de Lebron, que por ahora no sabe cómo salir de la crisis.