Uno de los movimientos más potentes del mercado de pases fue el fichaje de Antoine Griezmann (28) por el Barcelona, tras depositar los 120 millones de su rescisión de contrato con el Atlético de Madrid. Generaba una alta expectativa ver un trío conformado por el francés, Messi y Luis Suárez. No obstante, el campeón del mundo todavía no arranca en Can Barça.

Esta historia partió antes. En 2018 estaba el camino allanado para que Griezmann fiche en Barcelona, pero comunicó su permanencia en el Atlético con un video, parte de un documental producido por la empresa de Gerard Piqué (Kosmos). Por esto, cuando concreta su paso al Barça, la controversia estaba latente.

En la primera parte de la temporada no ha brillado. ¿Las razones? Son múltiples. Una de ellas es que se tiene que adaptar a la banda izquierda (en el Atlético partía a menudo de ahí, pero con libertad absoluta de movimientos) y no ser eje de ataque (adecuarse a una función más táctica), lo que ha implicado que tenga poco gol. Hasta la fecha suma cinco tantos en 17 partidos. Tiene menos tantos que Messi (10) y Suárez (10).

Tras el partido clasificatorio para la Eurocopa ante Moldavia, abordó su momento. Admitió que se siente más cómodo cuando juega en el centro del ataque. "El Barcelona es un escenario nuevo para mí, en referencia a la posición en el campo, pero me adapto. Estoy aprendiendo. Ya sabía cuando llegué que iba a ser duro, pero va muy bien", concluyó.

Pero otro factor relevante es la escasa conexión con Messi. Griezmann aún no puede fraguar con el argentino, la figura omnipresente. El ex Real Sociedad vive, de momento, un karma que han sufrido varios delanteros que han convivido con Messi y que no pueden resaltar con luz propia: Ibrahimovic, David Villa, Alexis, Bojan, Munir, Paco Alcácer y Malcom. Hasta Coutinho, quien se tuvo que ir al Bayern Múnich. En la selección argentina también se ha dado este fenómeno, con Paulo Dybala. Las excepciones son Neymar y Suárez, un par que llegó a generar migas con Messi más allá de la cancha.

"No es fácil integrarse en un club como el Barça, porque hay jugadores que tienen una experiencia común y el Barça tiene una manera de jugar particular. Necesita tiempo de adaptación para sentirse al máximo", contó Clement Lenglet.

Visita al exclub

Ante el Dortmund, por la Champions, Griezmann no fue titular, pero la lesión de Dembélé le permitió entrar e incluso hizo un gol. Celebró abrazándose con Messi, una dupla que el barcelonismo espera que explote. Mañana será una jornada especial para el galo, porque jugará contra su ex club, en Madrid. ¿Cómo será el recibimiento? El Metropolitano, que ya lo silbó cuando defendía su camiseta, lo aguarda con ganas de pifias.