La sola mención de Gary Medel y Yerry Mina sugiere a dos jugadores de gran carácter. Uno más impulsivo, el Pitbull. Otro, derechamente burlesco, el cafetalero. El choque de ambas fuerzas supone, necesariamente, que saltarán chispas. Más aún considerando que entre el símbolo de la selección chilena y el central del combinado colombiano, quien ahora actúa en la Fiorentina, de Italia, ya hay antecedentes de serias fricciones.
Hay que remontarse cuatro años para encontrar esos desencuentros que, perfectamente, podrían reflotar este mares en el estadio Monumental, como si se tratara de cuentas pendientes entre ambos. Esa vez, en el marco de la Copa América que organizó Brasil en 2019, el oriundo de Conchalí le mostró los dientes a su rival, dando cuenta de un carácter indómito que le ha valido el reconocimiento de los hinchas chilenos. Más aún si reflota en defensa de los intereses de la Roja.
Provocación y respuesta
En ese torneo continental, Mina, quien entonces defendía al Everton, de Inglaterra, se hizo conocido por su particular forma de celebrar los goles, que incluía un baile que, naturalmente, sacaba de quicio a sus rivales. Sin embargo, en el choque ante Chile, por el paso a las semifinales, al cafetalero efectivamente bailó, pero con la fea.
En la definición por penales, al defensa le correspondió ejecutar el cuarto lanzamiento. Luego de plantarse frente a Gabriel Arias, acertó, lo que dio paso a su peculiar forma de festejo, que incluyó un baile y la exhibición de sus canilleras, con imágenes de sus familiares, a las cámaras. Todo un exceso para una instancia en la que se suele cumplir el trámite, idealmente con acierto, y volver a reunirse con los compañeros, salvo, naturalmente, que se trate del último y decisivo disparo.
Medel, en su estilo, no se guardó nada. Mina se llevó como recuerdo un completo repertorio de chilenismos, a los que se sumaron los que aportaron otros jugadores nacionales, como Erick Pulgar y Eduardo Vargas. El antofagastino es otro de los que se reencontrará con Mina en la cancha del estadio Monumental y que, probablemente, no perderá la ocasión de pasarle la cuenta. El ariete del Atlético Mineiro, en cambio, no fue considerado por Berizzo, precisamente por el inestable momento que atraviesa en la escuadra de Belo Horizonte.
Ataque y defensa
Chile consiguió avanzar a la ronda de los cuatro mejores en el torneo, lo que, en la cancha, les permitió a los jugadores más iracundos de la Roja tomarse revancha de las provocaciones del defensor colombiano. Medel, por ejemplo, no escondió su molestia, aunque frente a los medios de comunicación fue bastante más mesurado que en su reacción inicial en el campo de juego. “Molesta un poquito cómo celebró. Está dentro del fútbol que se pueda festejar como sea, pero hay que estar metido en esto y no entrar en su juego”, planteó.
Inesperadamente, quizás, Mina encontró un defensor en el camarín chileno. Arturo Vidal, quien le había tenido como compañero en el Barcelona, reconoció que su acción había generado molestia en las filas chilenas. Sin embargo, el Rey, otro que suele reaccionar con vehemencia frente a los adversarios, esta vez puso paños fríos. “No creo que lo haya hecho con mala intención. Lo conozco, estuvimos un par de semanas en Barcelona y es una linda persona, muy alegre”, sentenció, descartando dobles intenciones de parte del oriundo de Guachené.
En todas partes
En atención a lo expuesto por Vidal, fuera del campo de juego Mina puede ser una persona entrañable. Dentro de ella, sin embargo, no es precisamente querible. De hecho, en Argentina le tienen en la lista negra, precisamente por su afán provocador.
Dos años después del desplante frente a Chile, otra vez en Brasil, el zaguero tuvo la osadía de provocar a Argentina y volvió a fallar. Enfrente suyo tuvo a otro provocador por excelencia: Emiliano Martínez. El Dibu tiró a la parrilla toda su personalidad y, en términos futbolísticos, ‘canchereó' a Mina. “Mirá que te como, hermano”, “Boludo, a vos te conozco” y “Mirá que si me la cruzás te la atajo”, fueron las frases que pasaron a la posteridad después de que, efectivamente, el Dibu le contuviera el lanzamiento a Mina.
Sin embargo, el enemigo más insigne que cosechó Mina fue el siempre impasible Lionel Messi. “Bailá ahora”, le gritó la Pulga, en una reacción ajena al sello de su personalidad. Al zaguero, sin embargo, no le ofendió la actitud de La Pulga, quien había sido su compañero en el equipo catalán. “Lo que pasó con él es algo que puede suceder en cualquier momento, es el fútbol; la vida da muchas vueltas, da revanchas, estoy tranquilo porque Leo es una gran persona y le agradezco por el apoyo que me brindó allá, siempre lo respetaré”, enfatizó.
En mayo, Mina sumó otro enemigo ilustre: Josep Guardiola. Pep le acusó directamente de arañar a su gran figura: el noruego Erling Haaland.