Andrés Iniesta deja el Barcelona. Japón será su próxima estación. Por eso, para el seleccionado español es tiempo de recuentos. Como el que realizó en el programa El Hormiguero. "Intenté vivir cada momento como el último. Saborearlo al máximo. Fue muy emotivo. Son muchos años, haciéndolo con una pasión tremenda. Tenía la sensación de melancolía pero a la vez una sensación de orgullo, del trabajo bien hecho", dijo. "Era una exigencia física y mental muy grande. Mi cuerpo ya me decía que me había exprimido al máximo. Más que me duele a mí el sentir que no puedo seguir un año o dos más, no le duele a nadie, pero creo que es la decisión más honesta. Todo tiene un principio y todo tiene un final. Lo he madurado mucho y es una decisión que, aunque me duele, ser dueño de tus decisiones es lo bueno... Espero no haberme equivocado en la decisión de ir a Japón. No me da vértigo ir. Me apetece", sostuvo.
Sin embargo, no es ese recuento la parte más emotiva de la entrevista. En otro segmento, Iniesta revela que sufrió depresión. La gatilló la muerte de un colega: Dani Jarque, capitán del Espanyol, en 2009, producto de un infarto agudo al miocardio, en Florencia.
"Vas sintiendo que no eres tú, que no disfrutas de las cosas. Que las personas que te rodean son simples personas. No tienes sentimientos ni pasión. Te vas vaciando por dentro y hay un momento que te das cuenta que no puedes más. Tuve la capacidad de ver que necesitaba a alguien para salir de esa situación. Lo importante es que en ese periodo nunca perdí la ilusión", confesó Iniesta.
Un año después, Iniesta conducía a España a la consecución del título mundial en Sudáfrica.