Hernán Leal (al costado derecho en la foto) tiene sentimientos encontrados. Por un lado, celebra el haberse convertido en el primer chileno en conquistar el Kanchenjunga, la tercera cima más alta del mundo (8.586 msnm); por otro, sufre con la desaparición de Rodrigo Vivanco (al costado izquierdo en la foto), su colega montañista que desapareció el mismo día en que Leal hizo cumbre: el miércoles 15 de mayo pasado.
Leal fue uno de los últimos que lo vieron antes de que atacara la cumbre del Kanchenjunga. Estaba sin oxígeno ni sherpas. Tampoco contaba con radio. Solo se hizo acompañar de un GPS para enfrentar un desnivel de casi 1.200 metros desde el Campamento 4. "En mi descenso, como a los ocho mil metros, me encuentro con Rodrigo Vivanco. Le cuento que había hecho cumbre, me abraza y me dice: 'Voy a sacarme la foto y vuelvo'. Y una de las cosas que más me sorprendió es que me pidió agua", señala Leal.
Vivanco escalaba la cumbre ya de noche, con temperaturas que bordeaban los 40 grados bajo cero: "Le quedaban muchas horas para la cumbre, ya que la cima es la parte más complicada".
El escalador aseguró que la forma en que Vivanco ascendió el Kanchenjunga es "bastante extrema". "Se había enganchado a la cuerda, era la única seguridad que tenía. No tenía cómo comunicarse con el resto de los equipos. Supimos de él por los otros testigos que lo vieron subiendo, y por las luces de su lámpara cerca de la cumbre", relata el montañista, quien también ha coronado el monte Everest.
Un descanso fatal
Leal descartó que su desaparición se provocara por culpa de un fenómeno meteorológico. Por el contrario, conjetura que Vivanco fue víctima de su propio cansancio: "Por los datos del GPS, su familia cree que hizo cumbre, descendió y luego se detuvo a descansar. Y ese descanso le pasó la cuenta".
"En la montaña debes moverte para generar calor. Creemos que quedó muy cerca de la cumbre, sujeto a su cuerda fija. Y ojalá sea así, para poder encontrar su cuerpo la próxima temporada", finaliza Leal, que ahora evalúa subir el K2.