La despedida más íntima de Johnny Herrera: “Aprendí a pelear de chico y nunca perdí”
22 años después, con 39, el arquero angolino deja el fútbol convertido en mito. Aquí su despedida más íntima, las emociones de la persona que hay tras el jugador.
Johnny Herrera (39) dijo adiós esta semana al fútbol profesional. Con 13 torneos en su palmarés (ocho torneos nacionales, tres Copa Chile, una Supercopa y una Sudamericana), el angolino cuelga los guantes 22 años después de debutar con el club de sus amores:Universidad de Chile.
¿Cuántas veces escribieron mal su nombre?
No sé cuántas veces. Yo era el weón que no lo corregía. El nombre es feo, pero le agradezco a mi mamá que lo escribió bien.
¿Quién le inculcó el gusto por el fútbol?
En el colegio, el profe García de Educación física. Siempre me defendió por lo desordenado que era, pero era seleccionado de todos los deportes. A los 10 años me agarró el profe Oscar Zambrano, en mi primera escuela de fútbol, quien me consiguió la prueba para venir a la U en Santiago.
¿Se vino solo?
Me vine solo a los 13. Con un bolsito de mimbre, como me decía Claudio Lobos, que fue el primer PF que tuve en cadetes.
¿Cuántas veces casi se devuelve a su casa?
El primer año... si no te digo que fueron todos los días te estaría mintiendo. Era el menor de mi familia, regalón de mi mamá…Pero llegaba la hora de entrenar y se me quitaban las ganas. Mi mamá me pregunta todos los días ‘¿te voy a buscar?, ¿te voy a buscar?’. Me las aguanté nomás.
¿Llegó a llorar de tanto extrañar?
Sí, un par de veces. Tenía 13 años…ahora tengo un sobrino de 13 años y es más mamón que yo. Siempre le voy a agradecer a mi vieja que me dio la oportunidad de venir.
¿De quién era hincha en la infancia?
De Malleco Unido. Iba a la barra que se llamaba Los de Acá. Veíamos a Los de Abajo. Tenía simpatía por la U por mi hermano.
Siempre se ha dicho que le gustaba la UC
Sí, pero es mito. Me fui a probar a la Católica porque me iban a echar de la U. El segundo año que estuve en la U me fui a vivir a una pensión en Providencia, con tres compañeros. Estábamos cerca del colegio Carmela Carvajal, que es de puras mujeres. Pasábamos haciendo la cimarra, faltamos casi tres meses a clases, y la asistencia social nos quería echar cuando nos pillaron.
¿Por qué decide ser arquero?
Por mi biotipo... era de los mejores para el puesto. A los 12 años más o menos empecé a jugar al arco. Era gordito, pero no guatón. Haciendo atletismo en el colegio era el que más saltaba y caía parado. Tenía condiciones innatas para el puesto.
¿Samurái o Superboy?
Samurái, lejos.
¿Le molestaba que le dijeran Superboy?
Sí, porque era la herencia que traía de Vargas. Yo no quería saber nada con él porque no tuve buena experiencia cuando peleamos el puesto. Incluso en una entrevista me preguntan ‘¿algún superhéroe?’ Y yo respondí ‘Batman, por lejos’.
¿Fue pelotero?
Sí, en la mejor época. En la del 96′ me agarraba la cabeza con Vargas eso sí. El Mono Burgos atajando todo en River Plate y Vargas se comía un gol con un bote.
¿Estudió educación física por imposición?
Tenía que estudiar algo por imposición de mi madre. Uno cuando empieza a jugar fútbol no sabe lo que te depara. Siempre supe que esta carrera se iba a acabar y uno después tenía que seguir trabajando.
¿Profesor de educación física o futuro DT?
Deseché la parte pedagógica. Perdí la poca paciencia que me quedaba en el fútbol. Yo creo que seré un mejor preparador de arqueros que arquero por el conocimiento. También por cómo me integraba en los planteles siento que puedo tener pasta de técnico.
Siempre fue de los últimos en salir del camarín...¿Era vanidoso?
Más o menos, pero lo normal. Fabián Pastene, que aún es el utilero de la U, en esa época del Caracol me cerraba el camarín y decía que iba a almorzar, volvía y yo seguía ahí. Era porque me gustaba entrenar un poco más, me demoraba más en la ducha.
En 2005 jugó con hombreras. ¿Eso no fue por vanidad?
No, era porque había cachado que se podían evitar goles con el roce de los hombros. No me pasó nunca eso sí (risas). Pero también estaba de moda Chilavert con sus camisetas, el Mono Burgos, que para mí fueron los arqueros referentes. También me ponía la polera dentro del pantalón por ellos.
¿Por qué no se manejó con representantes?
Cuando fui a Corinthians fui con representante y no tuve una buena experiencia. Y después preferí manejarme solo. Nunca me faltó nada, pero creo que es un mal necesario.
¿Los representantes se tomaron el fútbol?
Lo tienen recontratomado. Hay una mafia. Yo me saco el sombrero por el Pato Galaz. Se puso los pantalones. Quizás no va a durar mucho en el fútbol por la mafia que hay.
En 2012 estaba listo en River Plate. ¿Qué le dijo Yuraszeck para retenerlo?
El que más me decepcionó esa vez fue Sampaoli. Antes de eso me decía que como estaba atajando me iba a ir en cualquier momento. Y después cuando me llegaron todas las ofertas me decía ‘no te podés ir, no me podés dejar sin arquero’. Pepe Yuraszeck me dijo que no tenía cláusula de salida, que no negociaría con nadie. Me mejoraron el contrato y me quede feliz en el amor de mi vida.
¿Su gran deuda quedó en el extranjero?
No. En Corinthians viví cosas feas. A mí me saca el presidente del club porque tenía una inversión parada de cinco palos verdes. Ahí me desilusionó mucho el fútbol. Me ofrecieron a Flamengo, Palmeiras. Se me presentaron varias oportunidades de salir: tengo los mails en mi computador de Racing, de Colón, de River Plate, del Celta. De México me llamaron no sé cuántas veces. Morelia me ofreció tres años de contrato. No quise irme nomás’.
¿Su día más feliz como futbolista?
El día más emocionante fue cuando atajé todos los penales y le ganamos el título a O’Higgins. Me iba tricampeón, algo que el club nunca había logrado, con Herrera atajando todos los penales. Al final no me fui...
¿Y el más triste?
Cuando perdemos la final con Católica (2005). Me voy después de ese partido sin poder ser campeón.
¿Se agarró a combos con algún compañero de equipo?
Nunca. Siempre primó la compostura. Sí invité a pelear a un par.
¿A quiénes?
Da lo mismo, hay uno que todavía está en el club. Me pude contener. Nunca se me apagó la tele.
¿Era tan bueno para el carrete como se decía?
Lo pasaba bien con mis amigos. Salía a darme una vuelta piola, pero nunca me volví loco. Tuve la mala suerte que me pillaron en Maitencillo para un 18 de septiembre. Nunca me tomé todo. De ahí en adelante me empezaron a tildar de carretero.
¿No eran los San Jueves de Johnny?
Los viernes chico decía el Negro Pinto (jajaja). A veces le daba los jueves, pero piola. En ese los jueves que tú me hablas yo no estaba. Eran los miércoles o jueves de Urracas, pero yo no estaba en ese grupo.
¿Desde cuándo le gusta la televisión?
Cuando me invitaron a participar en el programa Qatar. Fui bien evaluado. Me gustó porque uno a veces ve fútbol y escucha a cada comentarista que uno se agarra las mechas. Yo daba mi opinión, no decía que tenía mis informantes. Siempre era o no era.
Algo impensado por lo mal que se llevaba con los periodistas hace unos años…
Es que era netamente por cosas que inventaban, por cosas que no eran verdades. Siempre fue mi forma de encarar para que digan quiénes les filtraban.
¿Consiguió más de lo que esperaba como futbolista?
Absolutamente. El otro día en Everton un compañero me preguntaba si estaba agradecido por lo que había logrado en el fútbol. Yo le decía que Dios me puso avatares en la vida como el accidente, el fallecimiento de mi hermano, la muerte de mi mamá, pese a que en otras circunstancias, pero cosas duras. Si me pongo a pensar las cosas que me dio la vida, tengo que ir a Angol de rodillas ida y vuelta no sé cuántas veces para agradecer.
¿Se va como un buen o mal capitán?
Creo que fui un buen capitán porque tuve buenas escuelas. En las Olimpiadas estuve con Zamorano. Yo era el tercer arquero y Zamorano gestionó los premios para todos iguales. Yo cuando recibí el premio pregunté si estaba seguro porque me estaban pagando mucha plata. Y Zamorano me dijo ‘somos un plantel, todos queremos jugar, cobramos todos lo mismo’. En la U igual. Musrri y Fuentes siempre repartían para todos iguales, pese a que el lote de argentinos de ese momento quería hacer diferencias.
¿Sus polémicas no afectaban negativamente a sus compañeros?
No, porque el único que se perjudicó con haberme agarrado tantas veces fui yo. Créeme que si le hubiese sobado el lomo a Navarrete o Goldberg hubiese estado tres años más en la U. En Everton si le decía todo que sí al presidente, o a Camilo Rozas, que era el gerente del club, que nunca ha ganado nada, me quedaba seguro. Ahora falleció el utilero que estuvo rogando que le subieran el sueldo 50 lucas durante los últimos tres o cuatro años. Llevaba 20 años trabajando y ganaba lo mismo que hace 15. Son injusticias que uno no tolera.
¿Si hubiese sido su jefe, se despedía por las polémicas que protagonizó?
No, porque jamás hubiese hecho las cosas que ellos hicieron. Por ejemplo, yo nunca hubiese llevado a dos técnicos a la U al mismo tiempo ¿Cuándo en un club dos personas han dirigido al mismo tiempo? Eran decisiones que tomaban que yo estaba seguro que estos weones de los directores eran amigos de Mosa. No le encontraba otra explicación.
¿Se sentía un incomprendido en la U?
Más o menos. Sí tenía directores que me entendían. Mi relación con la Carola Coppo, con Andrés Weintraub, gente que sentía que me escuchaban. Los otros gallos me miraban como un futbolista sin opinión. Ese es el error que cometen muchas veces. Cuando había que opinar lo hacía, no era nada malo.
¿Se arrepiente de alguna pelea?
Con Valdivia. Porque me tiraron como seis o siete fechas y no pegué ni un combo. Podría haber pegado, por último...Pero creo que lo más correcto hubiese sido no hacerlo.
Y la pelea con Felipe Flores
¿Cuándo pelee con él? Ah, el Chipamogli. Ahí me contuve porque tenía la experiencia de Valdivia. Aparte es de esos pintamonos que tienen que aparecer por algo, ganarse a su barra de alguna manera.
¿El mejor futbolista con el que compartió en la Selección?
Empate entre Sánchez y Vidal. Sánchez por condiciones. Nunca en mi vida vi un jugador tan bueno para la pelota. Y Vidal por la garra, corazón y sangre.
¿Y el mejor de la U?
Marcelo Salas en su mejor momento. Pero la calidad de Aránguiz y Díaz era notable. Marcos González defendiendo, Edu Vargas.
¿El mejor técnico?
En cancha Sampaoli. En lo más general me llenó mucho el Negro Pinto, César Vaccia por cómo era el trato persona jugador.
¿El peor técnico?
Tuve hartos malos, chantas pero con personalidad. Para mí lejos, el entrenador que por lejos no tuvo la personalidad para dirigir a la U fue Caputto.
¿Paredes fue su peor pesadilla?
Es que estuve en la época mala, pero también estuve en la época buena de cuando los goleamos 5-0 y 4-0. En esa época que no nos ganaron como en tres años. Yo creo que disfruté tanto. Después le dije cara de cuico y quizás de tanto burlarme se me dio vuelta cuestión y no me tocó ganarle en mucho tiempo a Colo Colo.
¿La mayor pena de su vida?
El fallecimiento de mi hermano. Él era como mi papá, porque mi mamá se separó muy joven. Cuando falleció mi hermano se me cayó el mundo. Siempre decía que por qué él y no yo, para que cachí' más o menos lo que dolió.
¿La muerte de su madre?
Está un poco más asimilada. Yo con mi mamá hablaba todos los días. Yo valoré mucho todo lo que hizo ella conmigo.. Ella me crió sola. El primer año ella me lo pagó todo. A nosotros no nos sobraban las lucas. Se sacó cresta y media para sacarme adelante y lo logró. Le agradeceré toda la vida eso. Pero tengo el dejo de tranquilidad que los últimos 15 o 20 años los vivió de vacaciones. Por ese lado, yo contribuí a que fuera muy feliz en la última parte de su vida.
¿Cómo lleva su rol de papá?
Aprendiendo. No es fácil. Bruno es bien mamón. A veces es un poco difícil, pero creo que lo llevo bien. Cuando nos quedamos solos, porque mi señora tiene turno y trabaja, se porta rebién. Es mi cable a tierra. Ahora cambiaron todas mis prioridades en mi vida y están todas dirigidas a él.
¿El atropello sigue siendo la gran carga de su vida?
Sí, seguro. Es una pena que voy a llevar siempre en mi vida. Es algo con loque se aprende a vivir, pero no se olvida. No se lo deseo a nadie. Fue una etapa muy dura todo lo que pasó. Estaba en el minuto equivocado, en el lugar equivocado….todo el mundo me dijo que le pudo pasar a cualquiera, pero lamentablemente me pasó a mí. Lo tengo que llevar, es una pena muy grande…
¿Forjó su personalidad?
Yo la personalidad la traía, pero eso fue un cable a tierra. Yo andaba en cualquier lado. Fue un cable a tierra... todos somos todos mortales, no tenemos comprada la vida y el mundo.
¿Cómo le afectaba cuando le cantaban ‘asesino, borracho y maricón’?
No lo tomaba en cuenta porque antes del accidente igual me gritaban. Cuando ocurrió el accidente fue solo otra excusa para que gritaran cosas ofensivas.
En el partido con Colo Colo exhiben incluso un lienzo en el que lo están degollando…
Sí, eso fue súper violento. Ese partido también me llegó un piedrazo en la cabeza y seguí jugando. Eso fue lo más violento que me tocó, pero lo tomé como todos los insultos que tuve en la vida. Siempre fue de gritos, nunca de manera frontal.
¿Le provocaba que le dijeran homosexual?
Eso me daba lo mismo. Es como el típico chaqueteo de Chile. Hablas de corrido y ya te catalogan de cualquier cosa. Es parte de la idiosincrasia del chileno.
¿Nunca peleó en la calle?
Si, en la calle me agarré más. En las discoteques un par de veces, pero más por defender a amigos. Una vez un tipo tiró un vaso a mi auto fuera de una discoteque. Pero el tipo era un estropajo, andaba con un polerón de Católica. Habían perdido recién, habían salido segundos de nuevo. Te juro que lo entendí…
¿Se bajó a pelear?
No, no lo quise hacer porque el tipo estaba en los mocos. Sí otras veces pelee defendiendo a amigos. Buenas mochas. Aprendí a pelear de chico y sinceramente nunca perdí porque sabía hacerlo. Una vez me llegó una cachetada pero no quise pelear porque ya estaba Bruno. Había que madurar, no podía seguir peleando siempre.
¿Es de derecha?
No, soy solo de los que hace bien las cosas, pero ninguna posibilidad de unirme. Por ejemplo, antes bancaba a muerte a Giorgio Jackson porque era bullanguero, tenía buenas ideas. Después me enteré de las donaciones que hacía y se me cayó. Era como la típica de nosotros en el plantel: ‘oye, cabros, me pasan una camiseta para fundación mi hijo’.
Póngase un epitafio…
Aquí yace Johnny Herrera, el que dejaba todo en la cancha, más por la U que es el equipo de su vida.
¿Se va en paz del fútbol?
Sí. El miércoles hablé con Cristian Aubert por harto rato. Es una gran persona, tiene una calidad tremenda. Esa conversación me hizo sacar la espina que tenía en mi corazón por la forma en la que me estaba retirando y no haciéndolo en la U. Me abrió las puertas del club para todo lo que quisiera. Ahora tengo que esperar que el club se limpie nomás....
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