Con un par de horas de diferencia, Marcelo Salas y Martín Lasarte plantean sus reparos al nivel del Campeonato Nacional. El Matador es más directo. Alude derechamente a la falta de renovación en el contexto local y a la vigencia de figuras que hace rato sobrepasaron la barrera de los 35 años. Sin eufemismos, ejemplifica con nombres como Esteban Paredes, Luis Jiménez y hasta Humberto Suazo para manifestar su preocupación por la escasez de figuras nuevas que incluso sirvan como recambio para la Selección. “En un fútbol más competitivo, de más alto nivel, no podrías hacerlo. Esto te hace pensar que no está tan bien el fútbol chileno, que el nivel no es tan alto; se ve en los torneos, se aprecia una irregularidad en los equipos grandes”, dice a la revista Tribuna Andes. El seleccionador, en tanto, justifica la ausencia de Leonardo Gil en la diferencia de nivel entre la competencia local y las que disputan los elementos que vienen desde el extranjero. “No me gusta hablar de los que no están. Tenemos un montón de jugadores del medio local analizados semana a semana. Entiendo que es un momento delicado, creo que es para jugadores con otro recorrido, que juegan en otras ligas con otros requerimientos. A excepción de Argentina o Brasil, el ritmo sudamericano no es lo mismo”, establece.
Ambos juicios, necesariamente, generan una conclusión preocupante: la devaluación del Campeonato Nacional. Más todavía si la evaluación proviene de dos personajes que, desde sus posiciones, podrían intentar disimular la decadencia. En ambas declaraciones hay elementos que hace rato generan inquietud, pero sobre los que se ha trabajado escasamente. O, al menos, sobre los que se ven pocas consecuencias reales de una eventual preocupación.
Carlos Ramos, presidente del Colegio de Entrenadores, asiente frente a las razones de ambos. “Los dos concuerdan y inician el comentario en el mismo punto. Estoy de acuerdo con que el nivel de nuestros torneos no de alta exigencia. La prueba está en las actuaciones a nivel de clubes a nivel internacional. Cuesta mucho pasar las primeras etapas. Y también estoy de acuerdo con Marcelo. La no aparición de jugadores está relacionada con la carencia de una estructura. Primero, el trabajo que se hace en divisiones inferiores no es el adecuado y quedó reflejado en la pandemia, donde quedó al descubierto la precariedad que hay en esas categorías. Hay excepciones, pero son los menos. Es un tema”, reconoce.
Una discusión antigua
A César Vaccia, bicampeón como técnico de Universidad de Chile y quien dirigió a la Roja en 2002, no le sorprenden ni el tenor de los reproches ni las razones de fondo. “No es algo nuevo que el torneo no ha sido tan competitivo. Eso es así. Normalmente están los mismos de siempre disputando el campeonato, sin tener grandes planteles, salvo accidentes como los de la U o Colo Colo el año pasado. Eso es un hecho y se ve después en la parte internacional, cuando hay que ir a copas. Se ve una diferencia enorme con equipos, incluso con los colombianos o los paraguayos, que ya nos superan”, sostiene.
En relación a la carencia de figuras jóvenes que apuren la renovación de las caras antiguas que expone el ex delantero de River Plate, la Lazio y la Juventus, el ex estratega azul también muestra su postura. “En relación al recambio, no tenemos mucho donde elegir. Quizás el tema es un poco el piso. No aparecen otros Medel, Vidal, Alexis o Valdivia, que son excepcionales y aparecen cada 100 años. Volvimos a nuestra realidad. La de ellos fue una generación espontánea”, lamenta. “Nos hemos quedado con los mismos jugadores, sin culpar a los que están, pero el fútbol chileno les ha fallado, porque no fue capaz de acoplarles jugadores de gran calidad, para seguir en la primera línea. Si a Bravo, Aránguiz, Vidal les agregábamos otros jugadores, hubiésemos ido al Mundial anterior. Pero la diferencia es enorme. Los jóvenes, van, no, juegan cinco minutos”, añade Ramos.
Sin embargo, en relación a las justificaciones del seleccionador, Vaccia prefiere ser cauto. “No veo que el espíritu de Lasarte sea menospreciar. Él piensa que lo más competitivo está en el extranjero, porque el jugador que se fue ya saltó la valla local. Por eso pone su prioridad ahí. Ahora, uno, como entrenador, siempre tiene una mirada en el plano local. Si me preguntas por Gil, es un muy buen jugador, que debe estar dando vueltas en la mente de Lasarte, seguramente. Tiene buen ritmo, buena pegada. A mí me gusta. Le da una alternativa diferente, pero hay que estar ahí. Pero no soy el seleccionador como para decir si lo habría llamado o no”, matiza.
Razones de fondo
Jorge Garcés, quien comandó a Santiago Wanderers para que obtuviera el título en 2001 y también se puso el buzo nacional, repara en otras razones, “Hace tiempo que está pasando eso. Hace años. Entran las sociedades anónimas y se maneja mucho el tema a través de empresarios. Se transformó en un negocio. Aparecen chicos con ciertas condiciones, juegan tres o cuatro partidos, ya están para ser transferidos. Y se van. Eso atenta, naturalmente, contra el nivel de la competencia interna”, enfatiza.
Sin embargo, el estratega va mucho más allá. “Pasan cosas raras en las nóminas, como que aparecen chicos que han jugado 20 minutos en los clubes y van convocados. Y que hay otros que uno cree con más méritos y no están. Da qué pensar. Yo lo sé. La gente de fútbol sabe lo que pasa, pero estoy cansado de decirlo. Pasan cosas que son extrañas. El fútbol chileno está bajo. Eso lo sabemos, está clarísimo. El hecho de que esté jugando Esteban (Paredes), (Jean) Beausejour o Matías (Fernández) no es comparable al tema, porque el que puede, puede nomás. No es reprochable desde ese punto de vista. Tienen las condiciones. Los que he nombrado solo merecen palabras de reconocimiento y admiración. Es por algo, no es un regalo”, sentencia. “Chile se ha convertido en un país reciclador de jugadores. Acá se revalorizan jugadores y después los venden. Llegan argentinos de 20 o 22 años que no tuvieron oportunidades en su país. Y eso es un tema, otra arista. Es un tema de empresarios. Por eso no se dan el tiempo de invertir en inferiores. Invertir ocho años no es negocio. Les sale más barato”, complementa Ramos.
Garcés comparte el juicio de Salas en el sentido de la falta de renovación. “Tiene razón Marcelo, pero qué se hace. Ese es el punto. Lo único que se exige es la sumatoria de minutos de un Sub 20, pero para renovar al fútbol chileno tienen que empezar a limitar la llegada de extranjeros. Hay extranjeros que están en la banca. Hay clubes que tienen seis o siete inscritos”, expone. Y vuelve sobre la teoría inicial. “Es negocio. Si pueden acertar con uno u otro, mejor para ellos. Si los dueños son extranjeros, qué les puede interesar invertir en formación. Se ha perdido la identidad de los clubes también. Acá cualquiera con cierta cantidad dinero es dueño de un club y hace lo que se les ocurre. A La Calera le cambiaron el escudo y ahora le pusieron una camiseta folclórica. Pero debe haber un respeto, por lo menos. ¿Cuál es el objetivo de poner colores que no identifican en absoluto a la institución? A Rangers le pasó lo mismo Hoy Chile está al nivel de la segunda división argentina”, enjuicia.
En ese contexto, Garcés valida las observaciones de Salas. “Es chileno, compró su club en Tercera, lo maneja como un tema familiar y se ha dedicado a engrandecerlo. Tiene todo el derecho a opinar cómo lo hace. Además, es Marcelo Salas”, establece.