Las calles de San Francisco se tiñen de azul, dorado y blanco. Autos con el logo de los Golden State pasean por la ciudad, gigantografías con los rostros de Curry y Durant se lucen en distintos barrios y fanáticos se pasean con la camiseta por el centro financiero Union Square, el barrio gay de Castro y los múltiples parques de la ciudad. En California y los alrededores de Oakland hay un ambiente especial. Los Warriors jugarán su cuarta final de NBA consecutiva y contra el mismo rival, los Cleveland Cavaliers, equipo comandado por el gigante LeBron James.
"Estos años representan la gloria máxima de los Warriors. Dos anillos de campeón, cuatro finales consecutivas, súper estrellas como: Durant, Curry, Green, Iguodala o Thompson. Es un sueño para todo fanático. Ojalá estos jugadores sumen otro triunfo", se entusiasma Erick Martínez, hincha de Golden State que reside en Santa Cruz, ciudad que queda a dos horas de Oakland y donde son locales los Santa Cruz Warriors, que juega en la Liga de Desarrollo de la NBA y el cual está afiliado a los actuales campeones de la competencia mayor. Tanto, que abrirá su gimnasio al público para transmitir las finales.
El equipo llega a la gran final luego de vencer estrechamente a los Houston Rockets. La serie llegó al séptimo partido y los Warriors pasaron a tener la ventaja recién en el tercer cuarto. En esta ocasión, no llegaron a playoffs como los primeros de la temporada regular del Oeste (las tres pasadas sí), sin embargo, su mejor versión ha salido a relucir en esta instancia final del campeonato con los cuatros fantásticos (Curry, Durant, Green y Thompson), que están iluminados.
Igualmente, pese a los contratiempos, el quinteto californiano marcha hacia el establecimiento de la primera dinastía luego de los Bulls, en los ya lejanos 90.
"Por la zona, acá se venden mucho las camisetas de los Warriors, pero lo que representa de LeBron hace que un equipo de Ohio, muy lejano a California, tenga arraigo solo por esta leyenda mundial del deporte", cuenta John Reisig, vendedor de una tienda deportiva en Capitola, California.
Es que lo de James es impresionante para cualquier seguidor del deporte. Disputará su octava final de NBA consecutiva y la novena en su carrera (solo cuatro jugadores en la historia tienen esta marca y jugaron en los 50 y 60 para los Celtics). Decir que gracias a LeBron los Cavas llegaron a la final, no es exagerado. Treinta y cuatro puntos, 9,2 rebotes y 8,8 asistencias, promedia King James en estos playoffs. Una marca estratosférica.
Al igual que los Warriors, los de Cleveland también sufrieron para llegar a la final y se adjudicaron el séptimo partido remontando una llave que parecía imposible ante los Celtics. Los Cavs han sido irregulares; fueron cuartos en la temporada regular del Este, se han despotenciado y jugadores importantes se han lesionado. Pese a esto, James persiste y se ha echado el equipo al hombro para que esté en la final.
Los bares en las cercanías de Oakland se preparan para el magno evento. Las pizarras en las afueras anuncian la transmisión del partido y diversas promociones, que incluyen cerveza y comida típica estadounidense. Nadie quiere perderse la final soñada, que ya asoma con tintes de clásico. "Para nosotros es el mejor escenario posible en cuanto a lo económico. El equipo de nuestro estado jugará la final contra el equipo de LeBron, uno de los mejores de la historia", dice Walter Smith, mesero del Woods Pizza en Santa Cruz.
Las expectativas son altísimas para uno de los deportes estrella en Estados Unidos, tanto en lo deportivo, como en lo económico. Más de 22 millones de espectadores registra la NBA por temporada. Las entradas están agotadas hace meses y la única opción es la reventa legal, donde los boletos más económicos bordean los 250 mil pesos.
La historia se repite por cuarto año consecutivo, algo único e histórico que jamás ha pasado en las grandes ligas estadounidenses (NFL, NHL, MLB). Estos enfrentamientos registran dos anillos para los Warriors y uno para los Cavs. Los de Oakland son amplios favoritos y cuentan con el factor de la localía. Sin embargo, LeBron tiene la varita capaz de invertir cualquier predicción. Hoy, a las 21.00, se dará inicio a la esperada serie en Oakland. Ya es un clásico.